Por: Graciela Cruz Hernández
Esta bellísima biblioteca fue nombrada Monumento Histórico de México en el año 1981. Este majestuoso recinto emblema del barroco novohispano, comienza su historia en el año de 1646 cuando el obispo de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza, donó su biblioteca personal con un valioso y selecto número de 5000 volúmenes a los colegios tridentinos; esto lo hizo pensando en que tal donación serviría a la formación de su clero y de toda la sociedad poblana, pues estableció que le fuera permitida la entrada a toda persona que supiera leer.
Aunque la biblioteca era especialmente para la formación de seminaristas, ésta tenía un amplio margen de lectura, pues no se reducía a libros sobre el conocimiento de Dios y su Iglesia, propiamente escrita por gente de la Iglesia misma, sino que le dio cabida a otros autores, esto con el fin de que los lectores pudieran fortalecer sus argumentos en defensa de la fe.
En cuanto a la construcción de la Biblioteca Palafoxiana, fue por el año de 1773 que el entonces obispo de Puebla, Francisco Fabián y Fuero, estableció que la nave principal tuviera 43 metros de longitud, mandando edificar dos pisos de fina estantería de ayacahuite, coloyote y cedro; para que la población pudiera disponer de la colección del obispo Palafox, así como del acervo que se había ido incrementando gracias a las donaciones de los obispos Manuel Fernández de Santa Cruz y Francisco Pablo Vázquez, así como a la incorporación de las bibliotecas de los colegios jesuitas; de tal razón que en el presente la Biblioteca cuenta con 45059 volúmenes que datan de los siglos XV, XVI, XVII, XIX, XIX, curiosamente siendo la de menor cantidad la del XX, razón por la cual muchos la ven mayormente como un museo, pero cabe decir que con su debida solicitud y autorización, los investigadores pueden tener acceso al material bibliográfico.
La Biblioteca Palafoxiana fue una de las primeras bibliotecas del continente americano, y la primera en disponer la libertad de entrada y que afortunadamente ha sido muy bien preservada. Tanto en su estructura como en su colección de libros, folletería pliegos y valiosos manuscritos que resguardan la Historia de México.
La Biblioteca Palafoxiana, en el año 2005, por su variedad y riqueza bibliográfica le mereció el título de Memoria del Mundo por la UNESCO; y con ello recibió más responsabilidades y tareas a realizar para conservarse por mil años más al servicio de la ciencia y la cultura, gracias al obispo Juan de Palafox y Mendoza, no ha sido vano su desprendimiento y donación de tan invaluable tesoro.
El catálogo de la Biblioteca Palafoxiana, además de identificar, describir y controlar el material impreso y documental ha permitido conocer y valorar la riqueza de su acervo. Así, la Palafoxiana está constituida por tres colecciones: libros, manuscritos e impresos sueltos; distribuidos en 54 materias: Derecho Canónico, Teología, Patrística, Pontífices, Homilética, Liturgia, Hagiografía, Derecho Civil, Historia Civil, Medicina, Filosofía, Geografía, Literatura, Química, Industria, entre otros. Hay textos en varios idiomas: español, latín, francés, italiano, inglés, portugués, alemán, holandés, náhuatl, mixteco, griego, hebreo, árabe, entre otros.
Sobresalen los siguientes libros: Los Nueve Libros de la Historia, 1473, por Herodoto; Libro de las Crónicas o Crónica del Mundo, que imprimió Antón Koberger, ilustrado con dos mil figuras grabadas por Michael Wohgemoutt -maestro del inmenso Alberto Durero-, y por Guillermo Pleydenwuff. Así también, los ejemplares: La Biblia Políglota o Biblia Regia, de Benedicto Arias Montaño, entre 1569 y 1573, en ocho volúmenes, griego, latín, hebreo, caldeo, los cinco primeros tomos, el sexto, en griego; impresa por Cristóbal Plantino, en Amberes. De Humani Corporis, por Andrés Vesalio, impreso por Ioannes Oporini, en Basilea en 1543. El Vocabulario, de Alonso de Molina, que data de 1571, impreso por Antonio Espinosa; y Doctrina Christiana, del agustino Fray Juan de la Anunciación, impreso por Pedro Balli, en 1575.
La colección de los manuscritos, 5345, está conformada por testimonios únicos que remiten a las diferentes etapas de la vida de la Biblioteca Palafoxiana, documentos de la administración del gobierno eclesiástico y la práctica pastoral de los obispos de la Puebla de los Ángeles y otras diócesis de América y Europa. Escritos donde se plasmó la vida intelectual y religiosa del Real Seminario Palafoxiano, el primero en América.
La Biblioteca Palafoxiana es de suma importancia cultural e histórica al ser uno de los escasos acervos coloniales que aún conserva en perfectas condiciones documentos de un contexto previo al movimiento de Independencia de México.
Breve biografía del obispo Juan de Palafox y Mendoza
Nace el 24 de junio de 1600 en Fitero, Navarra, de don Jaime de Palafox, Márquez de Ariza, y de doña Ana de Casanate y Espés. Comienza sus estudios en 1610 en Tarazona, en el colegio de S. Gaudioso donde permanece 5 años. Luego sus estudios universitarios en Huesca, para en 1617 termina en Salamanca su bachillerato en Cánones. En 1624 lo nombran Abad de Cintra y Canónigo Tesorero de la Catedral de Tarazona.
En 1626 fue nombrado fiscal del Consejo de Guerra.
Recibe en 1629 las Órdenes Menores. Es ordenado sacerdote por don Francisco de Mendoza, obispo de Placencia y Gobernador del Arzobispado de Toledo; así como Fiscal del Consejo de Indias. Es comisionado como Consejero, por el rey Felipe IV, de su Majestad, doña María de Austria, en un viaje para contraer matrimonio con el Rey de Bohemia (Hungría). En el trayecto conoce a al Nuncio de su Santidad en España, el futuro papa Inocencio X, en el trayecto de Madrid a Barcelona.
Obtiene en 1633-1638 los grados académicos de licenciado y doctor. Es nombrado Consejero de Indias. Sigue imparable en su escritura y traducciones, publica el Sitio y socorro de Fuenterrabía y sucesos del año.
En 1639 lo nombran obispo de la diócesis de Puebla de los Ángeles, en la Nueva España. Arriba al puerto de Veracruz, Nueva España, el 24 de junio de 1640 después de tres meses de navegación. Es nombrado Virrey, Gobernador y Capitán General de la Nueva España, Presidente de la Real Audiencia y administrador de la Archidiócesis de México. Ningún hombre de la Nueva España sostuvo nunca todos los cargos.
Recibe en 1643 una Cédula Real de Felipe IV para la erección del seminario de San Pedro, conforme al Concilio de Trento.
El 5 de septiembre de 1646 firma ante el notario Valdivia la donación al seminario tridentino su propia biblioteca de cinco mil volúmenes.
En 1647 escribe las cartas pastorales: Suspiros de un pastor atribulado, De la paciencia en los trabajos y amor a los enemigos; y Memorial al Rey. Vuelve a Puebla de su destierro voluntario, el 10 de noviembre.
El 18 de abril de 1649 es consagrada la catedral de Puebla. El 10 de junio se embarca de regreso a España.
En 1650 el rey lo nombra miembro del Consejo Real de Aragón.
En 1652 escribe el Tratado de la Naturaleza del Indio.
En 1653 envía a sus feligreses de Puebla el tratado doctrinal: Conocimientos de la Divina Gracia.
El rey Felipe IV lo nombra en 1653 obispo de Osma.
Termina de escribir en 1659 su biografía Vida Interior. El 1 de octubre de 1659 muere santamente. Fue enterrado en la catedral de Osma. Sus restos ya no pudieron descansar en la Catedral de la ciudad de Puebla donde él mismo había mandado erigir su tumba.