Por: Gustavo Novaro García
Los que seguimos de manera analítica la trayectoria política de Andrés López, advertimos antes de la elección de julio de 2018, que si asumía el poder legitimado por las urnas, México entraría en una era de ataques a la democracia, de ideologización y de empobrecimiento. El accionar de López en apenas 18 meses de gobierno, una cuarta parte de su mandato, nos dio la razón, con una salvedad: el daño al país en un periodo tan breve, ha sido peor, inclusive, a nuestros escenarios más pesimistas.
López comenzó a influir incluso antes de su toma de posesión, de manera negativa. Lo más grave fue validar, a través de una consulta ilegítima e inconstitucional, la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Eso provocó que los inversionistas se empezaran a dar cuenta de que no quería el progreso del país, y el dinero no sólo no empezó a fluir, sino a retirarse poco a poco de nuestro territorio.
Ejemplificaremos su mal manejo de la administración pública con algunos casos concretos, para demostrar que las mentiras y la incapacidad han sido el sello de este gobierno.
Huachicol
El 27 de diciembre de 2018, López proclamó una estrategia para combatir el robo de combustible a Pemex, meses después proclamó la victoria, al emprender esta acción alcanzó el punto más alto de respaldo a su gestión, con más de un 80% de aprobación.
Pero si nos detenemos en los detalles, observamos que fue un desastre absoluto. Con tal de combatir el llamado huachicoleo, Pemex cerró los ductos que conducen el combustible, eso provocó severas afectaciones en la distribución de combustible, en por lo menos, la mitad del país, provocando pérdidas por decenas de miles de millones de pesos. Dentro de ese caos se adquirieron pipas de las que nunca se justificó su adquisición, y se tuvo que revertir la decisión de no adquirir gasolina en Estados Unidos; además el 18 de enero los pobladores de Tlahuelilpan, Hidalgo, se acercaron a una perforación ilegal, provocaron un estallido y murieron más de 130. En lugar de tratarlos como criminales en flagrancia que eran, el gobierno de López ¡Los indemnizó por robar!
En junio de 2020 los datos siguen confusos, pero es evidente que el robo a Pemex no se detuvo.
La fuga de Ovidio
En octubre de 2018, una noticia sacudió a México: López había aceptado liberar a Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo Guzmán, a cambio de que el cártel al que pertenece, no dañara a las familias de los miembros de las fuerzas del orden.
Con los meses se supo de fugas de personajes del cártel de Sinaloa, ya con procesos de extradición, se vio a López saludar de mano a la madre de El Chapo en su feudo de Badiraguato, y la violencia generada por el control del tráfico de drogas, por esa y otras pandillas criminales, acercó a México a los 50 mil difuntos. Más de los que cayeron en los sangrientos años de Calderón. Nunca se domó el crimen ni la inseguridad.
El Covid 19
En febrero de 2020 ya se sabía que una pandemia estaba afectando la salud de la población mundial, y de paso ocasionando severos daños a la economía. López en todo momento minimizó la situación. Semanas después de que se supiera la gravedad del asunto invitaba a la población a seguir saliendo, a abrazarse. No interrumpió sus giras ni sugirió medidas mínimas para mitigar al Covid, como el uso del cubrebocas.
El saldo al 31 de mayo era de casi 10 mil fallecidos, y 12 millones de mexicanos con ingresos nulos o reducidos, ante la falta de acciones concretas de apoyo por parte del gobierno federal, que dejó a su suerte a la población.
En resumen
Si a eso le agregamos el daño al profesionalismo de los servidores públicos, a los que les ha reducido ingresos y prestaciones; al despilfarro de dinero en proyectos inútiles; el cancelar reformas benéficas y necesarias; a las constantes acciones y declaraciones que degradan la figura presidencial, podemos declarar sin ambigüedad, que los perjuicios en estos 18 meses, en lo económico y lo social, tardarán años en ser revertidos.
El proyecto de López de dinamitar al país ha sido un éxito: más pobreza, menores oportunidades, polarizar a la opinión pública. No hay un rubro en el que México este mejor que el 1 de diciembre de 2018. Por ahora, la única ventana aparente para minimizar los daños parecen ser las elecciones federales de 2021, pero también lo hemos dicho, López no es alguien que acepte una derrota en comicios vigilados. Esta cuarta parte de mandato es ominosa, no solo por lo que ha sido, sino por lo que vendrá.