Por: Graciela Cruz Hernández
Grandes músicos, compositores y artistas nos ha dado nuestro maravilloso país México, y hoy le dedicaremos este espacio a uno de estos notables mexicanos que han dejado grabado su nombre en la historia musical.
Blas, nació en San Gabriel, Jalisco el 3 de febrero de 1910, sus padres fueron Luis Galindo Nieves y Adriana Dimas Casillas.
Inició sus estudios musicales desde temprana edad en el coro de los niños de la parroquia de su pueblo natal. Su capacidad musical lo llevó a organizar en 1928 la banda local de música.
En 1931 viajó a la ciudad de México para ingresar al Conservatorio Nacional de Música. Ahí tuvo como maestros a José Rolón, Candelario Huízar, Manuel Rodríguez Vizcarra y Carlos Chávez, en cuya clase de Creación Musical, Blas Galindo compuso en 1933 la Suite para violín y violoncello, que se interpretó con gran éxito en el Teatro Hidalgo.
Impartió cursos de música en la Escuela Normal Rural de El Mexe, en el estado de Hidalgo. En 1935 regresó a la ciudad de México y formó el Grupo de los Cuatro con José Moncayo, Salvador Contreras y Daniel Ayala, la agrupación organizaba conciertos donde interpretaba sus propias composiciones.
Blas Galindo dio vida a sus primeras obras para orquesta en 1940. Compuso también Los sones de mariachi para pequeña orquesta y mariachi, los temas de los sones: La Negra, El zopilote mojado y Los cuatro reales, (que a decir de Gabriel Zaid, se tocan como un símbolo musical de México, como si fueran otro himno nacional) creados para el programa de música mexicana del Museo de Arte Moderno de Nueva York, que dirigía Carlos Chávez.
En 1941 asistió al Festival Musical de Berkshires, Massachusets en Estados Unidos donde recibió una beca para estudiar en la ciudad de Lennox en ese mismo estado. A su regreso a México en 1942, Blas Galindo ingresó al Conservatorio Nacional de Música como profesor, después recibió el título de maestro de compositores con las más altas calificaciones y en 1945 sustituyó a José Rolón en la cátedra de armonía y composición. En 1946 obtuvo el primer premio en el concurso organizado por la Secretaría de Educación Pública, por su Cantata a la Patria, basada en el poema Suave Patria de López Velarde,
En 1947 Blas Galindo fue nombrado director del conservatorio, puesto que desempeñó hasta 1961.
También se desempeñó como docente y fue jefe del Departamento de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes en 1949.
En 1949 formó parte del jurado del Cuarto Concurso Pianístico Federico Chopin, celebrado en Polonia, cruzando de esa manera las fronteras nacionales.
En 1957 recibió el premio José Ángel Llamas del Segundo Festival Latinoamericano de Caracas, Venezuela. Visitó escuelas de música en varios países europeos como comisionado mexicano; presentó sus obras en Estados Unidos, en Latinoamérica, Asia y Europa, donde también dirigió conciertos y dictó conferencias.
Dirigió la Orquesta Sinfónica del Instituto Mexicano del Seguro Social entre 1961 y 1965.
Blas Galindo recibió innumerables premios y homenajes en el ámbito regional, estatal y mundial. Recibió el Premio Nacional de Artes en 1965, y en 1968 fue aceptado como miembro de la Academia de Artes.
En 1980 recibió una medalla y diploma en el homenaje que le ofrecieron la Sociedad de Compositores de Jalisco y el Departamento de Turismo por su brillante labor como compositor.
En 1983 le fue otorgado el Galardón Ocho Columnas y en agosto del mismo año el gobierno del estado de Jalisco lo hizo acreedor del Premio Jalisco, en un evento donde el maestro Galindo dirigió a la Orquesta Sinfónica de Guadalajara y tuvo como solista a la pianista mexicana María Teresa Rodríguez, además de estrenar su Obertura mexicana número 2, que contiene, entre otros temas de inspiración nacional, la popular canción Qué te ha dado esa mujer. La Unión Femenina de Periodistas y Escritoras le otorgó en 1984 la Medalla Miguel Hidalgo y Costilla, y el 9 de agosto de ese año fue designado socio fundador de la Britannica Society.
En 1990, cuando cumplió los 80 años, se le hizo un concierto-homenaje a cargo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la Universidad de Guadalajara.
Recibió la Medalla Wolfgang Amadeus Mozart en 1991 y en 1992 obtuvo el Premio Interamericano de Cultura de la Organización de Estados Americanos, entre muchos otros.
Las aportaciones de Blas Galindo a la música mexicana de concierto son enormes. Compuso obras corales, de cámara, sinfónicas y ballets. Fue gran defensor del folclore y en sus piezas se advierte la influencia de los ritmos indígenas; ello dotó a su trabajo de un inconfundible sabor nacionalista en el que la música académica se enriqueció con elementos populares. Ejemplos de ese sincretismo son Sones de mariachi (1940) y Titoco Tico (1971) para instrumentos indígenas de percusión.
Galindo se convirtió en una figura clave del nacionalismo mexicano al incorporar en sus composiciones de música sinfónica ritmos populares del más puro folclor indígena, eso le llevó a componer piezas de gran belleza como en Sones de mariachi, mientras que su célebre y ahora muy conocido Son de la negra constituye una muestra brillante de esta búsqueda de la identidad en el terreno musical.
Curiosamente Blas Galindo revelaba en una entrevista realizada en 1992 y que aparece en el libro Visiones sonoras: entrevistas con compositores, solistas y directores, que nunca se propuso hacer música nacionalista.
“Si tiene ese lenguaje es porque así soy. Recuerdo que cuando escribí el Segundo concierto para piano y orquesta me propuse que no tuviera ningún elemento del folclor. Cuando José Kahn, a quien se lo dediqué, lo tocó en Nueva York, el crítico del New York Times escribió ‘la obra es mexicana por sus ritmos y por sus giros melódicos”. Y es que aunque no se lo propusiera, era algo nato en él.
Xochiquetzal Ruiz, autora del libro Blas Galindo: biografía, antología de textos y catálogo, asegura que Galindo “no era un músico improvisado, sino un compositor muy preocupado por las estructuras, por mantener una escritura clara, por la orquestación. No oía un son y lo transcribía. Son pocas sus obras en las que hay citas de la música tradicional; en algunas ésta apenas se ve dibujada. En su amplio repertorio tiene muchas sin cita textual de la música tradicional, pero que conservan ese sabor y lenguaje que adoptó”.
Compositor incansable y fecundo con más de 150 obras que integran su legado, músico notable que lo mismo hizo piezas sinfónicas, corales de cámara, para solistas y ballet, que conciertos, cantatas, sonatas, suites, así como música de teatro y cine, entre las que destacan Sonata para violín y piano, Cinco preludios para piano y Nocturno para orquesta (1945), A la patria(1946),Sinfonía breve para cuerdas (1952), Independencia de México (1960), Segundo concierto para piano y Tercera sinfonía(1961), Concierto para violín (1962), Cuarteto de cuerdas (1970), Concierto para guitarra eléctrica y orquesta (1973),Concertino para flauta y cuerdas (1978) y Concierto para violoncelo y orquesta (1984), Popocatépetl (1990) y Sonata (1991), entre muchas otras.
Blas Galindo Dimas murió el 19 de abril de 1993 en la ciudad de México, pero su espíritu sigue vivo en sus composiciones, en su música y muy particularmente en sus sones, como el son de la negra, breve en cuanto a su letra pero lleno de fuerza y vigor que nos llena de un gran sentimiento de aprecio a nuestras raíces que son un Orgullo de Nuestra Identidad Nacional Mexicana.