Por: Graciela Cruz Hernández
El 2 de febrero de 1877 nació Candelario Rivas, y sus padres, fieles católicos que celebraban religiosamente esa fiesta de la Virgen de la Candelaria, siguiendo la costumbre de muchas veces poner al hijo recién nacido el nombre del santo del día, impusieron ese nombre a su hijo.
Candelario poseía un gran y natural talento y lo demostró a tierna edad, pues ya a la edad de diecisiete años, entró a formar parte del equipo de pintores que fueron contratados para elaborar los enormes lienzos que serían puestos en la Catedral de Zacatecas. Su primer gran éxito fue el mural «La Agonía en el Jardín». Ya desde entonces empezó a ser reconocida la calidad del trabajo de Candelario, considerándosele un artista completo.
Afortunadamente había quedado atrás la declaración de las Leyes de la Reforma y ya se había decretado la libertad de culto, aunando a esto, se estaba viviendo el tiempo porfiriano, donde se estaba trabajando por la prosperidad y el desarrollo del país, y el gobierno no se distraía en contra de la Iglesia, este respiro de paz, lo aprovechó muy bien la Iglesia para recuperarse y trabajar tanto en lo espiritual como en lo material, y dentro de este trabajo material, entró el talento de Candelario Rivas cuyo trabajo ya era conocido en la zona de Zacatecas.
En 1898, contrajo matrimonio con Herlinda de la Torre. Tuvieron cinco hijos, dos varones y tres mujeres.
En la Catedral de León en 1904, Candelario Rivas ya de 27 años, realizó algunos murales, y más adelante en Aguascalientes, en el templo de San Antonio, hizo otros murales también dignos de admiración. Después continuó plasmando su talento en los murales del templo del Carmen, en Querétaro.
Al comienzo de la Revolución, México entró en otra nueva etapa de inestabilidad, quedando detenidas a lo largo de la década las obras artísticas. El templo del Señor del Hospital en Salamanca, Guanajuato, tenía terminada ya su estructura, pero la terminación de la obra tuvo que ser suspendida por más de diez años a causa de la Revolución.
Se dice que en 1914, a Candelario, lo obligaron a pintar un retrato de la familia del revolucionario Pancho Villa.
Ya para 1920, Candelario Rivas fue contratado para la realización de la obra pictórica del templo del Señor del Hospital, para ese entonces Candelario Rivas, era más que conocido entre el clero del centro de México, y era reconocido como uno de los mejores pintores en materia religiosa, y fue así que en 1921 lo llamaron a realizar un trabajo que durante algunos años se mantuvo en secreto, la restauración de la imagen de la Virgen de Guadalupe, la original del Tepeyac que el 14 de noviembre de ese mismo año 1921 sufrió un atentado con dinamita, dañándola en unas pequeñas partes al estrellarse el cristal que la protegía. Candelario trabajó horas y horas en la Tilma de Juan Diego, con la milagrosa imagen de la Virgen de Guadalupe ante él, gran responsabilidad tenía ese privilegio de estar a milímetros de la original y única imagen de la Virgen, Nuestra Señora de Guadalupe.
Esto sucedía en mitad de las obras de decoración que se realizaban en el Templo del Señor del Hospital, en Salamanca, Guanajuato. Una vez realizado el secreto trabajo, Candelario instruyó a su hijo José, que heredó su talento, para pintar juntos una de las más fieles copias que de Nuestra Señora de Guadalupe que existen en México y que se encuentra en ese templo de Salamanca, Guanajuato, esa copia fiel fue pagada por doña Emeteria Valencia.
Poco duró el tiempo de tranquilidad en México pues empezó otro capítulo difícil para el clero y la Iglesia en México, con la persecución religiosa llamada Guerra Cristera.
Cuando la Guerra Cristera estaba por comenzar, Candelario Rivas recibió amenazas de muerte, él al ser un pintor eminentemente de escenas religiosas, era obvio que tenía contacto con los dirigentes de la Iglesia y esto, lo convertía en un blanco fácil de las nuevas leyes que condenaban todo y a todos los relacionados con la Iglesia Católica.
Candelario Rivas, sabiendo del peligro que corría, emigró junto con su familia en septiembre de 1923 a los Estados Unidos. Se estableció en la ciudad de los Ángeles, California.
En México había dejado su fama y todos sus bienes, así que tuvo que empezar de nuevo, y modestamente se ganó la vida. Generalmente, Candelario Rivas evitaba el arte comercial, pero sin embargo se dice que en 1939, aceptó una comisión de los estudios MGM, en Hollywood, para realizar en pintura el castillo de la bruja maliciosa de la película clásica «El Mago de Oz».
Candelario Rivas al parecer también fue un escultor talentoso, talló varios crucifijos grandes de madera para la comunidad Jesuita durante los años treinta. Reprodujo muchas obras religiosas para residencias privadas, Templos, Capillas, Seminarios, Monasterios y hasta para las famosas misiones californianas.
En la famosa misión Santa Clara, en Santa Clara California, existen dos grandes murales detrás del altar mayor California, que forman parte de su obra.
Su hijo mayor, José, se volvió un gran artista también de obras finas en el área de San Francisco California, y ganó varios premios por sus excelentes pinturas.
Candelario Rivas permaneció en Estados Unidos, hasta que llegó el momento de su muerte en el año de 1949.
El Creador dota de talentos especiales a sus criaturas y como ejemplo, podemos apreciar el magnífico trabajo de Candelario Rivas, que supo plasmar con gran detalle y belleza las escenas bíblicas, que indudablemente han sido de gran valor para ayudar a mantener viva la fe, en todos aquellos católicos que se han detenido a contemplar sus obras.