Por: Jerry Gortman
Cochupo:
Término coloquial mexicano que se usa para designar un acuerdo deshonesto, implícito o tácito, mediante el cual dos personas o más resultan beneficiadas de una acción al margen de la legalidad y/o de los intereses de la sociedad.
El martes 28 de julio se celebró la primera audiencia de Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicanos (PEMEX).
En esta se analizó la causa penal 211/2019, que hace referencia a Agronitrogenados.
Durante el proceso Lozoya fue sujeto a una nueva valoración de salud, en el Hospital Ángeles del Pedregal, donde se informó que presentó dolores en el esófago, por el síndrome de Barret, y anemia en tercer grado. Por ello, las autoridades determinaron que, debido a su estado de salud, no podía presentarse físicamente en la audiencia, por lo que su comparecencia la hizo virtualmente a través de WhatsApp.
Lo que no se explica uno es el hecho de que Lozoya no haya mostrado signos de enfermedad cuando estuvo preso en España y que, además, haya sacado fuerzas de flaqueza para que el “pobre anémico” pudiera cumplir con su extradición viajando desde el viejo continente hasta nuestro país, fuerzas que “casualmente” lo abandonaron inmediatamente después que llegó a tierras mexicanas.
En relación a la compra de la empresa Agronitrogenados, por parte de Petróleos Mexicanos, se le acusa de haberla adquirido a un sobreprecio de más de 260 millones de dólares.
Asimismo, la Fiscalía General de la República (FGR) calculó un daño patrimonial de 8 mil 96 millones de pesos en perjuicio de Petróleos Mexicanos (PEMEX), luego de que Lozoya, presuntamente, habría comprado la empresa Agronitrogenados, considerada una planta «chatarra» con 14 años sin operar, y a la que, además, le destinó otros 475 millones de dólares, para comprar activos y rehabilitarla.
El juez lo vinculó a proceso por operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Sin embargo, a pesar de haber sido vinculado a proceso, la Fiscalía General de la República (FGR) no solicitó la prisión preventiva, por lo que, aun después de haber salido del hospital, Lozoya no tocará la cárcel.
Cabe señalar que, a pesar de las imputaciones que se le hacían, los comentarios más generalizados entre los periodistas señalaban que “Ya está todo planchado”, “le están dando trato de seda”, u “obvio que no va a pelear con la Fiscalía”.
Al día siguiente, 29 de julio, se llevó a cabo la segunda audiencia donde Lozoya compareció ante un juez de control acusado de ser parte de la trama de supuestos sobornos que entregó la empresa Odebrecht a funcionarios mexicanos a cambio de recibir contratos de obra.
Al término de la comparecencia se determinó dar libertad condicional a Emilio Lozoya en cuanto a esta causa penal, sin que pueda ser privado de este derecho con motivo de la existencia de alguna otra causa del orden federal.
Además, la Fiscalía General de la República (FGR) solicitó al juez que se otorgara un plazo de seis meses para la investigación complementaria, accediendo el juez a dicha solicitud y determinando que el plazo termine el 31 de enero de 2021.
Con todos estos privilegios, no cabe duda que López estableció un “cochupo” con Lozoya, basta ver la diferencia de trato con otra acusada de corrupción, Rosario Robles, quien no ha recibido ningún beneficio o privilegio por parte del peje para defender su caso, mientras que Lozoya es objeto de toda clase de consideraciones.
Asimismo, como lo mencioné en mi artículo anterior, López pretende dosificar el caso Lozoya a fin de sacarle provecho político para las próximas elecciones intermedias del 2021, siendo prueba de ello la mencionada extensión del plazo, por seis meses, otorgado por el juez para la investigación complementaria del caso Odebrecht.
Es importante mencionar que, paralelamente a las comparecencias, en estas mismas fechas se dieron a conocer las pérdidas que ha sufrido PEMEX en los últimos seis meses, donde la empresa petrolera mexicana reportó que en el segundo trimestre del año, registró pérdidas por 44 mil millones de pesos, lo cual suma un detrimento neto de 606 mil millones de pesos tan sólo en el primer semestre del 2020.
No obstante, las desorbitantes pérdidas que, en tan solo un semestre, ha presentado PEMEX, López sigue obsesionado con inyectarle recursos a la petrolera paraestatal mexicana, lo cual, según análisis hecho por Moody’s Investor Services, afectará las finanzas del país, pudiendo costar hasta un 2% del PIB Nacional cada año.
La explicación de este barril sin fondo, en que se ha convertido PEMEX, la podemos encontrar en la equivocada estrategia que viene aplicando López para “rescatarla”, consistente en la aplicación de una fórmula contradictoria: incrementar la inyección de recursos públicos y restringir la participación de capital privado.
Con ello, se ahonda la deuda de PEMEX, ya que el gobierno tiene que invertir donde el sector privado podría hacerlo, con lo que, de permitirse la inversión privada, se propiciaría el ahorro de recursos y el gasto innecesario de dinero; sin embargo, al rechazar el capital privado en este sector, el gobierno de López sigue aumentando la deuda de la petrolera y, comprometiendo, al mismo tiempo, la situación financiera de nuestro país.
“Pemex está en una situación muy comprometida, es muy difícil que sea el motor de crecimiento del país”, señala Rodolfo de la Torre García, Director de Desarrollo Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
«Genera mucha preocupación que el gobierno contamine su reputación crediticia por un mal desempeño de Pemex, y tenga que absorber sus deudas» añade el especialista.
Sobre este mismo aspecto, relacionado con la obsesión de López de “rescatar” a PEMEX, resulta interesante mencionar un extracto del artículo denominado “La obsesión por salvar a Pemex” de Ramón Peña-Franco, escrito en agosto de 2019, que nos dice lo siguiente:
“Es en la política energética, en general, y en la de hidrocarburos, en particular, donde se plasma con más claridad la postura del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), caracterizada por sus ideas fijas, prejuicios y preconcepciones. La frase que se ha venido repitiendo, en palabras del presidente y del director general de Pemex, “salvar a Pemex para que sea la palanca de desarrollo” es quizá la más reveladora. Esto significa, según en sus propias palabras, ayudar a Pemex en los primeros tres años de gobierno para que sea la palanca de desarrollo en la segunda mitad; es decir, para que financie los programas sociales y proyectos insignia de su administración”.
También señala que “Este tipo de políticos suelen ser antisistema, afirman representar la voz del “pueblo” y libran una guerra contra lo que describen como una élite corrupta y conspiradora. Es la combinación perfecta para destruir todo lo construido con anterioridad y para retomar viejas ideas de modelos políticos y económicos, no solo anacrónicos, sino retrógrados”.
Lo anterior revela que es la vertiente nacionalista y estatista de este gobierno la que, junto con los radicales de distinto pelaje, se ha convertido en una especie de religión secular. Si observamos la realidad, si reconocemos los objetivos concretos a los que debe dirigirse Pemex, comprobaremos lo absurdo de estas amalgamas político-ideológicas con las que juegan varios de los funcionarios actuales de gran corazón y cabeza ligera”.
El problema de PEMEX se ha convertido en una bomba de tiempo que tarde o temprano va a estallarle al país, sin que López haga algo para desactivarla.