Por: Graciela Cruz Hernández
Nació el 4 de marzo de 1893 en la Ciudad de México. Fue hija de Joaquín Mendizábal y Tamborrel, egresado también de la Escuela Nacional de Ingeniería, él contó con una interesante trayectoria y por su destacada labor llegó a ocupar entre otros cargos el de segundo astrónomo en el Observatorio Nacional de Tacubaya.
Inspirada por la labor de su padre, Concepción quiso seguir la profesión de su progenitor y trabajaría arduamente hasta conquistar su objetivo.
En la Facultad de Ingeniería desde 1792 y hasta 1909 no existen registros de que ninguna mujer haya cursado estudios en Ingeniería. Para 1921 se tiene registro de tres mujeres estudiantes de Ingeniería, pero sin embargo, nueve años más tarde el 11 de febrero de 1930 la primera en recibir el título de Ingeniería Civil fue Concepción Mendizábal, quien sustentó su examen profesional con la tesis: Proyecto de una torre elevada de concreto armado para 300 m3 de agua, de 20 metros de alto con un mirador en la parte superior; desarrollando los principales detalles de la construcción.
Concepción Mendizábal como alumna, destacó por su capacidad e inteligencia para abordar los difíciles cursos de Ingeniería Civil, concluyéndolos sin fracaso alguno.
Concepción se inició en la carrera Ingeniero Topógrafo la cual terminó sin dificultad, y antes de preparar el examen profesional se inscribió en los cursos de Ingeniería Civil para obtener el título respectivo, que era uno de los más ambicionados en la Escuela Nacional de Ingeniería.
Su paso por la ENI no fue fácil pues al cursar el tercer año, tuvo que afrontar la penosa y larga enfermedad de su padre y luego su muerte.
La Revista Ingeniería consignó este hecho:
“La muerte del señor Mendizábal y Tamborrel ocurrió casi a fines del año escolar, y no obstante la rudeza de un golpe de esta magnitud, sobre todo para la constitución delicada de una mujer, después de la dolorosa ausencia de unos cuantos días de duelo, volvió la señorita Mendizábal a reanudar sus labores. Y ni el año ya tan avanzado, ni su pena tan intensa, ni las muchas dificultades que tenía que vencer para salir avante la hicieron flaquear lo más mínimo. Dicen que el dolor es un acicate que nos impele al triunfo y así debió ser para la señorita Mendizábal, pues ese año no sólo completó su curso regular de tercer año, sino que se examinó en varias materias del cuarto año habiendo pasado en total 10 asignaturas, algunas de ellas bastante pesadas”.
El 11 de febrero de 1930 fue examinada por un jurado compuesto por brillantes profesores e ingenieros y de ese examen, la Revista de Ingeniería publicó lo siguiente:
“Bien sabido es que en nuestro medio la intervención de la mujer en aquellos campos profesionales que parecen ser exclusivamente del dominio del hombre es una labor ardua y desesperante para ella; sin embargo, en nuestras facultades se han graduado algunas mujeres y no es una novedad el saber que existen doctores o abogados mujeres. Más la carrera de Ingeniero había quedado fuera de las aspiraciones de los anhelos femeniles. Lo rígido de las materias que constituyen su enseñanza, lo inapropiado para la mujer de abordar muchos de los trabajos que constituyen la actividad del ingeniero, etcétera; sin duda que hacen en gran parte inaccesible para la mujer esta difícil y noble profesión; por esto resalta la actitud, constancia y decidida voluntad de la Srta. Mendizábal en iniciar, continuar y lograr con éxito su carrera”.
Para poder titularse, Concepción Mendizábal tuvo que entregar una Memoria de las Prácticas que realizó como estudiante de la Escuela Nacional de Ingeniería. Antes de la reforma académica que se dio en la Universidad al conseguir su autonomía (1929), era requisito para la titulación entregar dichas memorias a la par del trabajo de tesis. En su caso particular hizo prácticas de materiales que realizó en el Laboratorio de Ensayes de Materiales de la Escuela y en el de la Comisión Nacional de Caminos. Estas Memorias se guardan en el Acervo Histórico del Palacio de Minería.
Concepción, destacó como Protosecretaria de la Sociedad Científica Antonio Alzate, de la que su padre fue uno de los fundadores. En 1934 fue coautora del índice general por autores y materias de los tomos 1 al 52 de las Memorias y Revista de la Sociedad Científica Antonio Alzate, junto con Rafael Aguilar y Santillán, socio fundador y secretario perpetuo de la sociedad.
Después de que se titulara Concepción como ingeniera, pasaron casi ocho años para que se recibiera otra mujer como ingeniera: Laura Cuevas Bulnes el 31 de enero de 1938.
Tras una larga vida Concepción Mendizábal murió a la edad de 92 años, el 23 de noviembre de 1985.
Fuentes:
https://www.ingenieria.unam.mx/paginas/gaceta/pdf/2012/gaceta5_2012.pdf