Por: Gustavo Novaro García
A los izquierdistas les encanta repartir el dinero ajeno, pero cuando se trata de acumular bienes y propiedades se transforman en plutócratas vergonzantes que intentan ocultar su riqueza.
Tomemos el caso del español Pablo Iglesias, fundador del movimiento Podemos, que ahora es vicepresidente del gobierno. Presumía de vivir feliz en el barrio madrileño de Puente de Vallecas, atacaba a la que llamó casta política, pero en cuanto pudo, junto con su pareja, a la que colocó como ministra, se compró un chalé en la sierra, por 600000 euros. Por cierto, el personal de seguridad se quejó constantemente del despotismo y prepotencia de la ministra de Igualdad.
Ya aquí en México, tenemos a la pareja conformada por la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval y el académico nacido en Estados Unidos, John Ackerman. La versión romática, creada por Elena Poniatowska, es que se conocieron en una de las asambleas que hizo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cuando estaba en su apogeo, ahora lo que queda de ese movimiento guerrillero se ha manifestado contra el régimen al que apoyan.
Ambos en su trayectoria se han caracterizado por alabar al socialismo, por pedir transparencia y rendición de cuentas y por ser cercanos al ala dura, bolivariana, que rodea y cada vez copta más a López.
Sin embargo, Ackerman ha sido consultor o becario de las fudaciones Rockefeller y Ford, de la Open Society de George Soros; del Banco Mundial y de la United States Agency for International Development (USAID), eso parecería muy contradictorio para alguien que se denomina luchador social.
Pues bien, el matrimonio Ackerman-Sandoval enfureció cuando en un reportaje difundido este mes, Carlos Loret de Mola dio a conocer que los esposos tenían 6 propiedades, varias de las cuales habían adquirido en operaciones de contado e inclusive una de ellas era una donación del gobierno capitalino. Luego han surgido versiones de que en realidad son nueve las propiedades, una de ellas en la colonia san José Insurgentes, que Irma Eréndira habría puesto a nombre de un hermano, para estar cerca de su oficina.
¿Cómo reccionaron los mencionados? Como era de esperarse, atacando la revelación y señalando que los bienes eran parte de herencias. La secretaria se autoabsolvió de manera veloz y el marido, que en tiempos de Enrique Peña Nieto había exigido que los funcionarios dieran a conocer a fondo sus propiedades, manifestó que era un complot en su contra y que iba a demandar al periodista. El académico dijo que ni él ni su esposa tienen obligación de informar sobre sus bienes, dejando de lado que es obligatorio hacerlo para su señora.
En 2018 en su declaración inicial donde dio a conocer sus propiedades, Sandoval había reservado la información, obligada por Presidencia la tuvo que hacer pública, pero en los comienzos del gobierno no se le prestó mucha atención a los datos, después Sandoval votó para que los funcionarios no tuvieran que declarar los bienes en copropiedad de un matrimonio, por eso en su versión pública de este año sólo aparecieron los inmuebles bajo su nombre.
Sandoval, que se ha mostrado ávida de reflectores, desde que asumió el cargo ha cometido errores una y otra vez. Dijo a los pocos días de haber tomado el cargo que la iniciativa privada debería considerar bajar los sueldos, para que los empleados de gobierno no pensaran en migrar, luego de los recortes ordenados por López. Cuando trascendió la información, dijo que era falsa, pero un video reveló la veracidad de sus dichos.
Ackerman y Sandoval se han caracterizado desde sus puestos en la UNAM por ayudarse mutuamente para acumular logros académicos y aprovechar las oportunidades para promover a las familias de ambos, como ha denunciado constantemente el articulista y profesor Guillermo Sheridan.
Como continuaron las críticas a la hipocresía del matrimonio, que predica pobreza y austeridad mientras se enriquecen a costa del pueblo, Irma Sandoval aprovechó una sesión de trabajo para decir que cuestionar lo turbio de la adquisición de sus bienes era “resistencia conservadora y misógina”; antes había acusado a Loret de ser un “sicario de la información”.
El tema lo recuperó su esposo a raíz del atentado contra el jefe de la policía capitalina, cuando equiparó a los matones del Cártel Jalisco Nueva Generación, con los periodistas que lo cuestionan, lo que provocó un repudio generalizado.
Así quedó evidenciada una vez más la doble moral de los autodenominados socialistas. No permitiremos la impunidad del Dr Houses ni de la pésima servidora pública que es su esposa.