Por: Gustavo Novaro García
El jueves 17 de octubre de 2019 acaecieron una sucesión de acontecimientos en la cual el Estado mexicano reconoció que al combatir a los jefes del narcotráfico estaba impotente para cumplir con el principal deber para con su pueblo: el garantizar su seguridad.
Esa tarde Culiacán con cerca de un millón de habitantes vivió una jornada como nunca antes la había experimentado y eso que la violencia por el control del tráfico de drogas ha sido allí una constante desde los años 70.
Las primeras noticias circularon a través de las redes sociales de una fuerte balacera; se veía en video tomado por celular un convoy de la guardia nacional circulando por la zona de Tres Ríos, un área de clase media alta de la capital sinaloense. Comenzaron los rumores, mencionaban que Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín “Chapo” Guzmán estaba en poder de las autoridades.
En respuesta, la ciudad sufrió la toma por gatilleros de los grupos de narcotraficantes, comenzaron versiones de que ante la demostración de fuerza de los sicarios, el gobierno federal había cedido a sus demandas y había dejado en libertad al hijo del Chapo.
Las preguntas no tardaron en brotar y lo que se supo dejó estupefacta a la opinión pública nacional e internacional: el gobierno sí había cedido al chantaje de la familia Guzmán y había dejado a Ovidio en libertad además no sólo eso también habían dejado escapar a un segundo hijo del Chapo y 51 reos de alta peligrosidad se habían fugado del penal de Aguaruto, ¿Cómo ocurrió un fracaso de tal magnitud y cuáles serían sus consecuencias?
La mejor reconstrucción de lo que pasó ese día la proporcionó el semanario Ríodoce en su edición publicada el 20 de octubre de 2019 bajo la firma de Roxana Vivanco.
En la cronología, que abreviaremos y se puede consultar en la fuente original se nos da a conocer que a las “14:45 un grupo de entre 30 y 35 elementos de la Policía Ministerial y Guardia Nacional acude a un domicilio en el Desarrollo Urbano Tres Ríos para detener a Ovidio Guzmán López, quien tiene una orden de aprehensión con fines de extradición a Estados Unidos. Dicho operativo no fue informado al Gabinete de Seguridad, según la versión oficial”.
Un poco más tarde: “15:00 horas. Grupos armados llegan hasta el lugar donde se encuentra el hijo del Chapo Guzmán para liberarlo. Superan en número a los militares y policías. Se inicia una balacera”. Los acontecimientos se aceleran: “15:35 horas. Grupos armados comienzan a circular por diversos puntos de la ciudad. Los sujetos utilizan chalecos antibalas, otros pasamontañas. En el Malecón Nuevo sicarios atraviesan una camioneta color plata doble cabina y disparan contra automovilistas. En total se contabilizaron nueve bloqueos de vialidades”. Así, hacia las “15:50 horas. La ciudad luce desierta, el servicio de transporte público y servicios como Uber comienzan a dejar de operar, Se estima que los grupos criminales se movilizaron en al menos ocho puntos”.
La incertidumbre, y el pánico continúan: “16:00 horas. La caseta de Costa Rica es tomada por un comando… 16:30 horas. Grupos delincuenciales ingresan por la fuerza y disparan en el interior de las instalaciones multifamiliares de la Sedena en la colonia 21 de Marzo y secuestran a soldados y a algunas familias. La Novena Zona Militar también es agredida y soldados son desplegados en todo el perímetro para proteger el lugar. 16:45 horas. En el Penal de Aguaruto se fugan 51 reos. Para escapar secuestran vehículos. En el motín un interno y dos celadores fallecieron. 17:22 horas. Gobierno del estado emite un comunicado y pide mantener la calma y resguardarse”.
De esta forma y el subrayado es mío: “17:30 horas. Ante la violencia generada en la ciudad y el secuestro de militares y sus familias el Gabinete de Seguridad ordena liberar a Ovidio Guzmán López. El hijo del Chapo sale del lugar vestido de militar de acuerdo a versiones periodísticas”.
Una vez logrados los objetivos del Cártel de Sinaloa pasa lo siguiente: “18:00 horas. Integrantes del Cártel de Sinaloa ordenan un cese al fuego. 19:30 horas. Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, acompañado del Gabinete de Seguridad ofrece una videoconferencia. Informa que el hecho ocurrió cuando una patrulla integrada por 30 elementos realizaba patrullaje de rutina cuando desde una vivienda en el Desarrollo Urbano Tres Ríos les dispararon y al tomar control de la misma localizaron a cuatro personas en el interior, una de las cuales era Ovidio Guzmán López. Dice que al lugar llegaron delincuentes que los superaron en número y debido a la reacción violenta que esto generó en la ciudad, acordaron suspender dichas acciones. 19:45 horas. Medios nacionales reportan que Ovidio Guzmán López fue liberado”.
Ya el viernes 18: “7:30 horas. El Gabinete de Seguridad sesiona en Culiacán y en rueda de prensa con los medios rectifica la primera versión. Informan que se trató de un operativo fallido que derivó en hechos violentos que no se previeron, por lo que se decidió liberar a Ovidio Guzmán”.
A eso en un reportaje publicado el día siguiente en The New York Times escrito por Azam Ahmed se reveló que el hijo mayor de el Chapo, Iván, estuvo en poder de las autoridades, que éstas lo dejaron ir y que fue él quien ejecutó el rescate de su hermano, Alfonso Durazo en gira por Oaxaca el viernes 25 desmintió que Iván hubiera sido aprehendido, pero aceptó que sí dirigió las acciones de rescate, también negó que la DEA hubiera participado en la detención.
De acuerdo con la periodista de Univisión Peniley Ramírez en entrevista con Azuzena Uristi en “Azuzena por Milenio” en la tarde del día 18, el reportero de Óscar Balderas de MVS y el columnista de Excélsior Jorge Fernández Menéndez, la solicitud de captura de Ovidio Guzmán la hizo la DEA que busca extraditarlo a Estados Unidos por el tráfico de fentanilo, una droga altamente adictiva, hacia ese país, que el operativo se había planeado desde hacía cinco meses y que la ejecución estuvo muy mal hecha, por ejemplo, careció de suficiente apoyo aéreo y se realizó a plena luz del día, entre otros detalles que la condenaron al fracaso.
Ante esto, la prensa nacional, los medios internacionales, los culiches, las autoridades estatales, los mexicanos todos se preguntan qué pasó realmente, qué sabía y qué hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador y las respuestas demuestran una incompetencia que daña severamente las instituciones.
López Obrador que en entrevista con directivos y periodistas del diario La Jornada el 1 de julio de 2019 declaró que “si por él fuera, desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional”, que “las fuerzas armadas reciben órdenes”; “(soy) representante del Estado y comandante supremo” y que “el soldado tiene profesionalismo, disciplina y es pueblo, pueblo uniformado”, cuatro meses después aparece como un comandante en jefe desinformado, dudoso y que le echa la culpa del fracaso del operativo a las fuerzas armadas.
Las primeras palabras del presidente sobre el operativo para capturar a Ovidio Guzmán fueron en los pasillos del aeropuerto, allí el hombre que habla hasta de la “resurrección” de Juan Gabriel, señaló que sería el Gabinete de Seguridad el que proporcionaría la información; el lugar y la situación mostraron una vez los riesgos que produce al desplazarse en vuelos comerciales.
Al día siguiente en Oaxaca, donde realizaría una gira el fin de semana por la entidad declaró forzado por las preguntas de los reporteros, que había “respaldado” la decisión del gabinete de seguridad para no poner en peligro más vidas. El sábado López Obrador presumió que el presidente de los Estados Unidos le había llamado para mostrarle su apoyo, ¡porque el día anterior no pudo contactarlo en Putla debido a lo deficiente de las comunicaciones! López Obrador que presumía de usar un teléfono satelital, mostró que carece de esa tecnología. Sin embargo un tuit de Eric Trump, tercer hijo del magnate y mandatario indicaba “La falta de leyes en México es la principal razón por la que necesitamos un fuerte muro”.
López Obrador ofreció diferentes versiones de cuánto sabía del operativo y cómo se había enterado del mismo en sus conferencias matutinas del 21, 22 y 24 de octubre. En una se le informó antes de ir a Oaxaca, en otra lo ignoraba hasta que se dio la captura de soldados, en otra sí sabía. Nunca ha asumido la decisión final. El sábado 20 culpó a las fuerzas armadas de haber ejecutado mal el operativo.
La pregunta obligada entonces fue ¿para que se reúne diariamente a las 6 de la mañana el Gabinete de Seguridad en Palacio Nacional si el presunto máximo responsable no es informado de una operación de esta envergadura? ¿López Obrador carece de la preparación para evaluar los riesgos de sus decisiones?
El saldo final fue de 14 muertos y 21 heridos, además de los reos fugados. A eso le agregamos el descrédito de las fuerzas de seguridad, el fracaso de la comunicación gubernamental, la muestra de poderío de los grupos criminales y una sociedad mexicana que descubre que está inerte frente a un crimen que sí está organizado a diferencia de las autoridades e impone su ley por la violencia y el chantaje. Los saldos de ese Culiacanazo auguran tiempos más oscuros.