Por: Tomás Bernal Alanís*
*Profesor-investigador de tiempo completo del Departamento de Humanidades de la UAM-Azcapotzalco.
Me acabo de referir a la gran historia. La expresión podrá aparecer bastante vaga, algo ambigua y un poco torpe. Para los filósofos y los historiadores de la historia, esta expresión no se limita al producto del trabajo histórico, a la obra del escritor; se extiende a la materia bruta de los hechos y de los acontecimientos antes de su transformación por el historiador, es decir, a todo lo que sucede en torno suyo, y por qué no, en sí mismo.
Philippe Ariés. El tiempo en la Historia. (1954)
I
Aguas turbulentas
La primera parte del siglo decimonónico en México está caracterizada por una historia del desorden y del caos. En donde emergen fuerzas sociales que se precipitan por todos lados sin una geometría clara de los deseos y las intenciones por construir el volkgeist, esa alma mexicana que desentrañe los laberintos del poder y de la vida de un pueblo en busca de su expresión nacional.
Búsqueda incesante y anárquica por encontrar el texto fundacional de una historia propia, de un libreto que desencadene el acontecer y el ser como expresiones claras y contundentes de lo que se desea como patria y como conciencia histórica.
Son sobre estas aguas turbulentas que le toca navegar a un personaje incomprendido, negado y vilipendiado por una historia patria que hacen de él un apátrida y un traidor a esa configuración de un Estado nacional, en palabras de Benedict Anderson como las “comunidades imaginadas”.
El primer tramo del México independiente resplandece por la falta de un verdadero y sostenido proyecto nacional en un cielo surcado por los nubarrones de un paisaje lleno de batallas y ensombrecido por las pasiones y los intereses de individuos -léase caudillos- y grupos que hallaron en la guerra una forma de vida y de aventurarse en el fascinante mundo del poder y de la gloria.
Como bien lo establece el historiador Timothy E. Anna:
Los 18 meses del régimen de Iturbide constituyen uno de los períodos más fascinantes de la historia de México, pues fue entonces cuando los líderes de la nueva sociedad tuvieron que enfrentarse al reto de crear un gobierno y forjar una nación a partir de un vasto territorio que hasta entonces había sido una colonia de España.[1]
Esta es la aventura a que se somete el historiador Luis Reed Torres en su obra: El Libertador sin Patria (2017), como un reto por revalorar la figura de Agustín de Iturbide, Emperador de México y de alguna manera “padre de la patria” al consumar y firmar los documentos sobre la independencia de México. Vayamos a ella.
II
El discreto encanto de la Historia
Como el impresionante e inmortal cuento del escritor Jorge Luis Borges: El aleph, la Historia se convierte en un caleidoscopio de posibilidades para mostrar el pasado. El historiador Luis Reed Torres, establece su personal visión sobre el polémico personaje histórico Agustín de Iturbide. Su obra se basa en la variada riqueza de fuentes primarias para establecer categóricamente el lugar que le corresponde a Iturbide en la historia nacional.
Como él mismo lo establece al inicio de su obra:
Hubo de pasar algún tiempo -no mucho, por fortuna- para que tuviese acceso a interesantes y trabajadas obras históricas, debidamente enriquecidas con fuentes puntualmente citadas que también más tarde tuve oportunidad de consultar, para que cambiase totalmente mi criterio sobre el tema que voy tratando. Y si a esto agrego que acudí luego a archivos y bibliotecas en busca de nuevas fuentes primarias que ampliaran y redondearan el conocimiento sobre Iturbide, huelga decir que el viraje fue completo.[2]
Su impulso inicial es rescatar esa figura histórica que se ha movido -como muchas otras- en los claroscuros de los jardines de la Historia, que sólo ven extremos irreconciliables sobre el acontecer humano. El autor llevo su aventura al extremo y busco en ese sencillo y pequeño resorte que mueve la avidez en busca de conocimiento y de otras posibles realidades: la curiosidad.
Curiosidad y estudio hacen de esta obra un aporte importante para estudiar y revalorar la figura histórica de Agustín de Iturbide (1873-1824), como un personaje central y de primer nivel en la vida del México independiente.
Los azares de la Historia lo pusieron en el ojo del huracán por construir un México libre e independiente. Su actuación política en el mar de los deseos lo llevaron a navegar por aguas turbulentas, donde los distintos actores de este drama histórico desarrollaron un papel único e irrepetible. El papel de los intelectuales y el poder hicieron posible construir y difundir una historia de bronce de acuerdo a los vaivenes de la política y de la vida nacional. Los intereses edificaron discursos acordes a ese incipiente nacionalismo que forjaba el rostro de una nación, de un Estado que veía en los acontecimientos la materia prima para elaborar una explicación plausible de los mismos.
El telar de Penélope echaba a andar el tejido de una historia que recordaba y olvidaba los hechos históricos que sucedieron en el campo de las batallas entre las balas y las plumas por construir ese cuerpo social conocido como los: Estados Unidos Mexicanos.
Formas de gobierno, de pensar, de discurrir por el diario acontecer de una vida cotidiana que se ve enfrascada en batallas por imponer una historia patria, total, homogénea que haga sentir ese sentimiento de lo mexicano, de esa conciencia histórica por pertenecer a algo, a alguien.
Agustín de Iturbide, pertenece a un momento crucial de nuestra historia: a la creación de una nacionalidad -léase el plan de las Tres garantías: Unión, Religión e Independencia-, como una santa trinidad de la reconciliación y fortalecimiento de una conciencia nacional.
El trabajo se acompaña de un apartado de discursos y textos que abordan cronológicamente este largo y sinuoso camino que tuvo que recorrer Iturbide por su paso en la historia que le toco vivir, sufrir y enaltecer los sueños de algunos grupos sociales de la sociedad mexicana recién independizada.
La multiplicidad de voces y profesiones de los oradores que ennoblecieron o enaltecieron la figura política y militar de Agustín de Iturbide, hacen y recalcan de él un prócer de la patria, un pionero en las luchas posteriores entre liberales y conservadores a lo largo del territorio nacional. Su figura y actuación política no se pueden soslayar ni minimizar, el termómetro de la Historia de dará su verdadero lugar en la misma.
En sus Memorias escritas desde Liorna, el mismo Iturbide confiesa sus intereses y afectos sobre el país y la sociedad mexicana:
Las mejores provincias las había recorrido; tenía ideas exactas del terreno, del carácter de sus habitantes, de los puntos fortificables y de los recursos con que podía contar. Muy pronto debían estallar mil revoluciones, mi patria iba a anegarse en sangre, me creía capaz de salvarla y corrí por segunda vez a desempeñar deber tan sagrado.[3]
Memorias que hablan de las vicisitudes de un espíritu luchador, de alguien que defiende sus ideas frente a todos y contra todo. Un personaje que lucha por lo que cree y piensa y en ello está dispuesto a dar su vida. Agustín de Iturbide es un personaje que fascina y levanta ámpulas.
III
Palabras finales
El libro de Luis Reed Torres nos deja un sabor a revancha, a la necesidad imperiosa de revisar nuestro pasado. De detenernos en el camino para rescatar figuras de nuestra historia, para plantear otros matices de interpretación sobre el mismo acontecer histórico.
Es una obra que nos incita a reflexionar sobre nuestro pasado, sobre la concepción y uso de la misma historia para construir o destruir monumentos patrios. Es una obra documentada, original, que nos invita a mirar el pasado con otros ojos, otra sensibilidad, y sobre todo, con una nueva poética por entendernos a nosotros mismos en ese mar maravilloso que es la Historia como forma de conocimiento y una interminable lucha de contrarios.
Sean pues bienvenidas este tipo de obras que ennoblecen la función del historiador para deleite del gremio y para el gozo de aquellos que miran asombrados el pasado con los ojos del presente.
Bibliografía:
Anna, Timothy. El Imperio de Iturbide. México, Conaculta/Alianza Editorial, 1991.
Ariés, Philippe. Ensayos de la memoria 1943-1983. Buenos Aires, Waldhuter Editores, 2016.
Iturbide, Agustín de. Memorias escritas de Liorna. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2007.
Reed Torres, Luis. El Libertador sin Patria. México, Publicaciones Doble EE, 2017.
[1] Anna, Timothy E. El imperio de Iturbide. México, Conaculta/Alianza Editorial, 1991.p. 10
[2] Reed Torres, Luis. El Libertador sin Patria. México, Publicaciones Doble EE, 2017. p. 18
[3] Iturbide, Agustín de. Memorias escritas desde Liorrna. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2007. p. 57