Por: Graciela Cruz Hernández
Esther Luque, nació en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, el 10 de diciembre de 1884, no hay muchos datos de su vida personal pero sabemos que sus estudios preparatorios los inició en 1898 en el Instituto Científico y Literario del Estado de Hidalgo. En 1903 se inscribió en la Escuela Nacional de Medicina y cursó la Carrera de Farmacia. Durante los tres años de estudios realizó las prácticas reglamentarias en el botiquín del Hospital de San Andrés y en el botiquín del Hospital Juárez.
El 27 de septiembre de 1906, en la sala de actos de la Escuela Nacional de Medicina, presentó su examen teórico. Al día siguiente realizó el examen práctico en el laboratorio químico de la misma institución. Sus sinodales José Donasiano Morales, Alejandro Uribe, Víctor Lucio, Andrés Almaraz y Juan Manuel Noriega, la aprobaron por unanimidad. En su tesis: Algunas consideraciones sobre la utilidad e importancia de los estudios bacteriológicos en la carrera del farmacéutico, Luque hizo una reflexión sobre la importancia que iban adquiriendo los estudios prácticos en la formación del farmacéutico, particularmente los de bacteriología, materia que en 1906 todavía no formaba parte de sus planes de estudio, pero sí estaba contemplada en el curriculum de los médicos. Luque propuso se dedicara una clase a este tipo de estudios, necesarios para la conservación de la salud y que por entonces sólo se fomentaban en el recién fundado Instituto Bacteriológico Nacional. La carencia de conocimientos sobre bacteriología de los farmacéuticos debía subsanarse, opinaba, ya que desde tiempo atrás se les delegaba la responsabilidad de realizar este tipo de estudios para los que no estaban preparados. El 15 de marzo de 1906, antes de obtener su título profesional, había ingresado como preparadora a la Sección de Química Biológica del Instituto Bacteriológico Nacional. En septiembre de 1907 tuvo el puesto de químico ayudante en la misma sección y en 1914 regresó al puesto de preparadora interina del mismo departamento. Cargo que desempeñó por poco tiempo, ya que el Instituto fue trasladado a Veracruz y ella pasó a formar parte del personal docente de la Escuela Nacional de Medicina.
En la Escuela Nacional de Artes y Oficios para mujeres, se desempeñó como preparadora en las cátedras de física, química y botánica; ayudante encargada de la enseñanza práctica de farmacia y profesora de historia natural, En esta institución permaneció probablemente hasta 1914. Para abril de 1915, era ya una profesionista experimentada, que se desempeñaba como ayudante del profesor Juan Manuel Noriega en la cátedra de historia natural con aplicación a las drogas, donde impartía las clases prácticas que se daban tres veces por semana. En 1919 también se hizo cargo de las clases de laboratorio de farmacia galénica, cuyas lecciones impartía el profesor Noriega. Al trasladarse la Carrera de Farmacia a la Facultad de Ciencias Químicas, bajo la dirección de Adolfo Castañares, Esther Luque pasó a formar parte de la planta docente de la unificada escuela. Allí impartió desde febrero de 1919, la cátedra de botánica y zoología en sustitución de Juan Manuel Noriega. En 1920, fue nombrada ayudante del profesor técnico de la industria farmacéutica, y como tal debía responsabilizarse del taller respectivo. Permaneció en el puesto hasta 1921, lo dejó al ser nombrada ayudante de la cátedra de historia natural aplicada a la farmacia. Su experiencia docente iba en ascenso.
El 8 de junio de 1921, recibió el título honorario de química, distinción otorgada a los farmacéuticos que eran profesores de la Facultad, entre los cuales se hallaba su propio director, Roberto Medellín, a quien se debía la iniciativa. El director argumentaba la necesidad de rendir un reconocimiento a todos los profesores que habían formado a las primeras generaciones de químicos, debían en justicia quedar amparados con el mismo título que concedían.
Aproximadamente desde 1921, Luque laboró en el Laboratorio Central, organismo dependiente del Consejo Superior de Salubridad desempeñándose como química bacterióloga en el área de análisis especiales. Para 1923, Luque cambia a química de la Inspección de Química y Farmacia con carácter de interino, en ausencia de Alberto Medellín. Tres años más tarde fue nombrada química de tercera en la División de Análisis de Medicamentos, cargo en el que se desempeñó quizá hasta 1934.
Con el título de química, Esther Luque se encargó desde 1925 de los cursos de nociones de botánica y nociones de drogas, materias comprendidas en el plan de estudios de los auxiliares de farmacia. En 1931, Esther obtuvo la titularidad de la clase de farmacognosia para los químicos farmacéuticos y farmacéuticos, que por este tiempo se formaban en carreras separadas.
Para marzo de 1935, Esther, dictaba además la cátedra de botánica y drogas vegetales, en la que fue nombrada profesora titular a partir de 1939, y la cual impartió probablemente hasta 1944, año en que se retiró de la práctica docente.
En una entrevista, la profesora Consuelo Hidalgo, química farmacéutica alumna de Luque, dijo que Esther Luque fue la única mujer titular de dicha clase en la Facultad. Además, que su maestra desarrolló labor docente en la Universidad Femenina y en la Universidad Motolinía, donde existía la Carrera de Farmacia. Como era de esperarse, en estas cuatro décadas de ejercicio docente fungió como jurado para exámenes profesionales extraordinarios de químico; para los de título de suficiencia de nociones de drogas y para los profesionales de químico farmacéutico. A Esther Luque, uno de sus alumnos el químico farmacéutico Ramón Ulacia, la recordaba como una mujer muy seria, la cual nunca hablaba de su familia ni de su vida privada. Sus alumnos la respetaban por sus amplios conocimientos de botánica y de las materias que impartía. En cuanto a su persona iba siempre vestida a la usanza de los inicios del siglo XX, con modestia y sobriedad.
Esther Luque prestó sus servicios en el Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales, organismo perteneciente al Departamento de Salubridad. Desde 1939, año de su fundación, Luque estuvo a cargo de la Sección de Botánica, del Laboratorio de Farmacología y Medicina Experimental, que era dirigido por Eliseo Ramírez Ulloa, uno de los realizadores del proyecto y director del Instituto a partir de 1940. En el Laboratorio se estudiaban entre otros, principalmente aspectos relacionados con: plantas ya fueran venenosas, medicinales o vitamínicas apropiadas para la alimentación del pueblo mexicano.
Luque perteneció a la Sociedad Farmacéutica Mexicana (Unión Nacional de Farmacéuticos Científico–Cooperativa) desde su reapertura en 1917, y publicó, en el órgano difusor de la Sociedad, la revista La Farmacia, un breve artículo titulado Aceites esenciales. Aceites volátiles, trabajo que realizó como una colaboración para la nueva edición de la Farmacopea, en vías de preparación, pero que vio la luz hasta 1930. Ahí, exponía las características físicas de los aceites esenciales, la manera de prepararlos y purificarlos; así como las falsificaciones a las que estaban expuestos y el procedimiento para descubrirlas. Perteneció a la Comisión Revisora Permanente de la Farmacopea Nacional publicada en 1952, en la que colaboró durante poco más de año y medio, de enero de 1945 a noviembre de 1946.
Esther Luque, se dedicó totalmente a su profesión y nunca contrajo matrimonio. Tuvo una vida profesionalmente activa hasta pocos años antes de su muerte, ocurrida el 24 de febrero de 1949. Al parecer ningún periódico notificó su muerte. Esther Luque Muñoz, una gran e incansable mujer que abrió el camino del estudio y la practica farmacéutica a las mujeres de México, un Orgullo de Nuestra Identidad Nacional Mexicana.
Fuentes:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=57936404
Sistema de Información Científica Redalyc
Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal
https://www.quiminet.com/articulos/forjadores-de-la-quimica-en-mexico-esther-luque-munoz-2578875.htm