Por: Graciela Cruz Hernández
Francisco Sarabia Tinoco nació el 3 de julio de 1900 en Ciudad Lerdo, Durango, México. Hijo de Francisco Sarabia y María Tinoco, Francisco, ocupó el quinto lugar entre ocho hermanos, Carlos, Jesús, Macedonia, Leonor, Santiago, José Herculano y María Concepción
Estudió en la escuela Juan Manuel Flores, a los doce años quedó huérfano de padre y su tío Herculano Sarabia se hizo cargo de apoyarlo para que pudiera concluir sus estudios de primaria.
Francisco dejó Ciudad Lerdo, y migró al Paso, Texas para continuar con sus estudios de preparatoria en el México State College, y la carrera de Mecánica Automovilista en el Sweeney Automovile School, en Kansas, City, también estudió la carrera de Teneduría de Libros aunque no fue de su agrado.
Poco después, el hermano de su madre, su tío Miguel Tinoco lo envió a New Mexico State Collage para que estudiara Agricultura, allá en el pueblo de las Cruces.
Lo describen como alguien muy activo, con una sonrisa jovial, agradable, sencillo y muy inteligente.
Con tan solo 23 años, se aventuró y estuvo a cargo del taller de una agencia de automóviles en la ciudad de Durango.
El 24 de mayo de 1926, Francisco, contrajo nupcias con Agripina Díaz y un año después nació su primera hija, María Concepción, más tarde, procrearon a sus otros dos pequeños, Nivia y Carlos
En ese mismo año, brotó la Guerra Cristera y Francisco, al no ver sus sueños realizados en la ciudad de Durango, decidió volver a los Estados Unidos, al entonces pueblo de Chicago.
Sarabia aprovechó que en Chicago existía un lugar donde había paseos en avión y ahí, tuvo su primera experiencia donde nació su gran anhelo de llegar a “conquistar el cielo”.
Francisco muy emocionado al llegar a su casa le platicó su experiencia a su esposa, Agripina. “Fíjate que volé, sentí que me nacieron alas y una emoción como nunca”.
Para el 7 de julio del año de 1928, Francisco Sarabia ya era alumno en el Chicago Aeronautical School y al mes de iniciar su instrucción gracias a su excelente dedicación recibió su diploma de piloto aviador. Francisco reforzó sus estudios sobre los innumerables secretos de la aviación y siempre continuaba especializándose en las diversas actividades de los vuelos y fue así como el piloto aviador lerdense trabajó para poder alcanzar el éxito.
El 8 de agosto fue nombrado como instructor de la Chicago Aeronautic Service.
Se reunió con Lita Richard y su esposo Henry para integrar un grupo de circo aéreo para eventualmente llegar en el año de 1929 a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde darían exhibiciones por toda la región Lagunera, incluso llegó a lanzarse de paracaídas.
En 1930 trabajó en Michoacán como piloto particular, acarreando cereales y pasaje. Sarabia sustentando la tesis de que la aviación comercial requería de la apertura de nuevas rutas, con aeronaves cada vez más potentes y adecuadas, ante la escasez de pilotos expertos que padeciera su compañía de transporte aéreo, en 1930 fundó en Monterrey una escuela para aviadores y mecánicos de aviación, de la que egresaron los ameritados Carlos León, Miguel Torruco, César Reyes Estrada y José Antonio Saavedra.
Fue fundador y administrador de la empresa Transportes Aéreos de Chiapas, especializada en el transporte de carga a las zonas chicleras, con la que establece comunicación aérea con Tabasco, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo, para ello tuvo que radicar en Tabasco en 1931
En 1932 inició sus trabajos en la empresa Transportes Aéreos de Chiapas, S. A.
En 1933, los pilotos españoles Mariano Barberán y Joaquín Collar, intentan hacer una travesía desde Sevilla hasta la Ciudad de México en su sesquiplano, pero fallecen en un accidente aéreo en la sierra oaxaqueña. Algunos pilotos mexicanos tratan de homenajearlos haciendo la misma travesía con un avión modelo MTW-1 construido en México. El piloto escogido para tal hazaña es Francisco Sarabia, aunque después de dos vuelos de prueba sobre el Valle de México, en 1934 el vuelo es suspendido.
Cuatro años después Sarabia adquiere un avión Gee-Bee (GB: Granville Brothers) que bautiza como “Conquistador del Cielo” hacia fines de 1938, lo matriculó XB-AKM, con el cual supera todas las marcas de velocidad al volar de Los Ángeles a la Ciudad de México, en seis horas y media. A principios del año 1939, logra la misma proeza en todas las rutas abiertas: México-Chetumal, México-Mérida y México-Guatemala.
Fue el realizador del primer vuelo directo desde México a Nueva York en “El Conquistador del Cielo”, nombre del avión en el que viajó.
Francisco Sarabia Tinoco, con su famoso monoplano R-6H Q.E.D (Quod erat demostrandum, “ha quedado demostrado”) había cumplido con la palabra empeñada, alcanzando para México, la marca mundial.
Un 24 de mayo de 1939, a las 6:52 de la mañana para ser precisos, despegó de la ciudad de México del Campo Aéreo de Balbuena. El “Aguilucho” Lerdense se lanzó por el galardón de gloria de su patria.
Ya en Nueva York, aterrizó sorprendentemente tocando tierra en el campo Floy Beneet de esa ciudad, a las 18 horas con 40 minutos y nueve segundos, tiempo de Manhattan.
Fue una entrada perfecta, cubrió 3.781 kilómetros efectuando un tiempo récord en velocidad de 10 horas y 48 minutos, abatiendo incluso el tiempo de Amelia Earhart de 14 horas y 19 minutos que había efectuado en el año de 1935. De 400 galones de gasolina que llevaba solo le quedaba uno.
Sin embargo, el mal tiempo que le tocó en el viaje a Sarabia, no le permitió establecer el récord soñado de 9 horas, a pesar de todo fue una hazaña tan espectacular jamás vista en ese entonces.
Su hazaña fue un triunfo festejado en todo México y que despertó la atención de nacionales y extranjeros. Esta hazaña lo encumbró hasta la cima de la popularidad. En Estados Unidos lo llegaron a llamar “Lindbergh mexicano”.
Tiempo después Sarabia, tras pagar una visita de cortesía al presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, en la que le entregó una carta del presidente mexicano, general Lázaro Cárdenas, que estrechaba cálidamente los lazos de amistad entre los dos países. También antes de marchar había ido con los hermanos Granville y Howell Miller, para hacerles una propuesta formal de instalar una fábrica de aviones en México, oferta que rechazaron.
Dando por cumplida su misión enfiló a la patria, sin saber que enfrentaba su último vuelo Sarabia preparó su regreso en un vuelo sin escalas, realizado desde Washington hasta Ciudad Lerdo. “El Conquistador del Cielo”, como era llamado su avión fue preparado para el vuelo de retorno en el hangar de la United States Army Aerial Corps en Bolling Field.
Fue en las primeras horas de la mañana del día 7 de junio de 1939, todo estaba listo para despegar, el “Conquistador del Cielo” estaba cargado con mil 400 litros de gasolina para volar hasta Ciudad Lerdo, donde la madre de Francisco lo estaría esperando para darle la bienvenida.
Desgraciadamente esa bienvenida nunca llegó y es que al despegar y apenas a dos kilómetros recorridos, la máquina tuvo una falla y cayó a las aguas del río Anacosta (afluente del Potomac), sumergiéndose a una profundidad de cinco metros. El héroe del aire mexicano ese hombre sencillo y aventurero que fomentó el transporte aéreo nacional, pereció ahogado en su afán de alcanzar la gloria para su patria.
El análisis del accidente reveló que una estopa había tapado el carburador del motor y éste se apagó, la población mexicana sentía que el R-6H había sido saboteado. Muchas hipótesis y teorías han surgido para explicar un supuesto acto premeditado. Cuando los restos del ahora legendario piloto llegaron a suelo mexicano, el avión que lo traía, un Boeing B-15 del US Army, fue apedreado por la gente, ante la ira e impotencia general.
Después de su trágico accidente, su avión fue enviado por barco a México y guardado en un hangar en Mérida, Yucatán. En 1943, los restos del aparato son enviados a Cd. Lerdo, donde permanecen hasta que en 1972, se toma la decisión de rescatarlos del olvido. Después de restaurarlo por completo, fue colocado en un Museo/Monumento a la entrada de la ciudad. El aeroplano R6H Q.E.D., es actualmente el único modelo GEE-BEE original que sobrevive en el mundo fabricado por la compañía Granville Brothers.
En el recinto de sesiones del Congreso del Estado de Durango, por decreto No. 137 del 30 de mayo de 1969, se inscribe su nombre como “homenaje permanente del pueblo y gobierno a tan notable duranguense”.
Los restos de Francisco Sarabia fueron trasladados a México y sepultados en la Ronda de los Hombres Ilustres.
Con motivo del primer centenario de su natalicio, el Gobierno de México emitió un sello postal conmemorativo.
Después de Francisco Sarabia no hubo más pioneros mexicanos que abrieran rutas de la aviación comercial. Gracias a él se construyeron muchas pistas y aeropuertos, y formó a varias generaciones de pilotos. El aeropuerto internacional de Torreón lleva el nombre del pionero mexicano, como también el Aeropuerto Nacional Francisco Sarabia ubicado en Terán, municipio de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
En la ciudad de Durango, hay una calle que lleva su nombre. También la escuela primaria rural del Ejido La Joya, municipio de la capital. Así como muchas calles en nuestro país llevan su nombre, nombre digno de ser recordado pues Francisco Sarabia Tinoco y su legado es un Orgullo de Nuestra Identidad Nacional Mexicana