Por: Graciela Cruz Hernández
El 26 de junio de 1918, nació en la Ciudad de México Héctor González Uribe. Hijo del abogado Don Fernando González Medina y de Doña Ana María Uribe, ambos originarios de Toluca, Edo. de México.
Hizo sus estudios de primaria en la Ciudad de México en The Maddox School, posteriormente la secundaria y la preparatoria en el Colegio Francés Morelos; en el año de 1935 ingresó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México y ahí fue discípulo de Antonio Caso, siendo pasante de esa carrera, Héctor trabajó en un despacho de abogados del Dr. José de Jesús Ledesma Labastida.
Héctor González como católico que era, pertenenció a la Congregación de la Sagrada Familia y a la Acción Católica de Jóvenes Mexicanos (ACJM)
Se asoció luego con un grupo de amigos para trabajar en un despacho de abogados, donde quien tenía el cargo titular era el Lic. Leopoldo Estrada.
Tuvo el cargo de subdirector de la Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Fue entonces cuando comenzó a escribir algunos artículos como “Bases sociológicas de la representación funcional”.
El 29 de noviembre de 1940 Héctor González hizo su exámen profesional con la tesis y libro “El problema de la representación política y la solución corporativa” Obteniendo con mención honorífica su título de Licenciado en Derecho.
En la Suprema Corte de Justicia de la Nación fungió como secretario de Estudio y Cuenta.
Perteneció a la Academia Mexicana de Legislación y Jurisprudencia.
En el año de 1944, impartió la cátedra de Teoría General del Estado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la UNAM, donde era profesor interino, y en 1946 lo nombraron titular de la cátedra con apenas 28 años de edad.
Su ferviente catolicidad lo llevó a ingresarse a la Compañía de Jesús, ordenandose sacerdote el 26 de julio de 1958. Realizó su mes de ministerios en España.
En la Universidad de Innsbruck, Austria, estudió Filosofía desde 1956, y ahí fue donde precisamente en 1960, se doctoró con la defensa de la tesis “Estado y Persona, fundamentos de una metafísica del Estado” también estudió en la Universidad de Viena. Realizó diversos cursos de Teología en Alemania.
De regreso a México en 1961, fue llamado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Iberoamericana para que ocupara el puesto de Director, cargo que desempeñó durante nueve años, y en esa misma Universidad fue director de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales.
En 1962 fue miembro de la Asociación Fray Alonso de la Veracruz y de la Sociedad Mexicana de Filosofía, siendo en ésta presidente asociado.
Durante 1966-1969 fue Decano de la División de Humanidades, de 1970 a 1978 dirigió el Instituto de Investigaciones Humanistas. En la Universidad Iberoamericana fue miembro del Consejo y del Senado Universitario y para la Universidad elaboró documentos como, El ideario, Estatuto orgánico, Filosofía social y el Reglamento de consejos técnicos.
En 1976 fue designado miembro de la Comisión Dictaminadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Sus méritos lo llevaron a obtener la medalla de la Orden de Honor Docente del Instituto Mexicano de Cultura, y por sus 25 años de docencia recibió la Medalla al Mérito Universitario, de parte de la Universidad Iberoamericana, así como el doctorado Honoris Causa. Medalla de plata por parte de la UNAM como miembro de la Comisión Dictaminadora de la Facultad de Derecho, éstos reconocimientos entre otros más que recibió a lo largo de su vida.
En sus publicaciones encontramos obras como: Hombre y Estado, Hombre y sociedad, Teoría política, entre otras.
En 1969 presentó “Raíz y significado de lo político en la vida humana” donde entre otras cosas, destaca el concepto del hombre como naturaleza racional y libre, como un individuo con conciencia, con la capacidad y tarea de realizarse como tal.
Al mismo tiempo que el sacerdote y filósofo Don Héctor González ejercía su labor docente, también realizaba una importante actividad como investigador y escritor
Don Héctor, participó en congresos tanto nacionales como internacionales, impartió conferencias, escribió libros, también escribió una gran cantidad de artículos, traducciones, reseñas y comentarios.
En su artículo “El personalismo en la axiología política y jurídica”, escrito en 1972 para la Revista de la Facultad de Derecho de la UNAM encontramos el siguiente texto:
Hay en el hombre, como lo comprueba la experiencia individual y colectiva, una serie de pasiones que no están directamente ligadas con lo sensible, sino que radican en el espíritu mismo: soberbia, envidia, egoísmo, odio, ambición. Mucho más graves que las pasiones carnales son las espirituales, puesto que radican en la parte más elevada y noble del hombre y la pervierten. Ellas han sido y siguen siendo la fuente última de las guerras, los odios radicales, las luchas fraticidas, los crímenes de lesa humanidad y la injusticia social.
Después de una vida bien aprovechada, Don Héctor González Uribe un hombre que fue amante del estudio, de la enseñanza, de la Filosofía, pero que por sobre todo era sacerdote, murió de la mejor manera posible y fue cumpliendo como tal, después de haber celebrado la Santa Misa el 7 de noviembre de 1988.
Fuentes:
https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/juridica/article/view/11074/10127
www.revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/download/61355/54063