Por: Graciela Cruz Hernández
Hermenegildo de la Luz Bustos Hernández, nació el 13 de abril de 1832 en Purísima del Rincón, un pequeño pueblo del estado de Guanajuato.
Su padre era José María Bustos, campanero del pueblo y su madre una campesina de nombre Serafina Hernández, ambos fervientes católicos.
A pesar de no haber terminado la primaria, Hermenegildo gustaba de la lectura.
Contrajo matrimonio en 1854 cuando tenía 22 años de edad con una adolescente siete años menor que él de nombre Joaquina Ríos, de su matrimonio no le nació ningún hijo, pero al parecer tuvo uno fuera del matrimonio el cual murió prematuramente.
Su gran inteligencia y la necesidad económica le llevó ejercer sin dificultad diversos oficios, los cuales ofrecía a cambio de pequeñas remuneraciones, entre esos oficios el principal era ser nevero, pero también estaba la hojalatería, albañilería, carpintería, entre muchos más, participó como músico en la banda municipal, y precisamente de esos oficios nos damos cuenta gracias a las anotaciones que el pintor hizo en los márgenes de un Calendario de Galván de 1894. Pero el oficio que lo llevaría a figurar en la historia del arte en México, sería el de la pintura.
Su talento era nato, se puede decir que fue autodidacta, pues tan sólo estudió durante seis meses con el pintor Juan Herrera, quien le enseñó poco, pues prácticamente tenía a Hermenegildo como su sirviente.
Hermenegildo como hombre meticuloso que era, llevaba un registro de sus actividades al margen de un Calendario de Galván (Del autor Mariano Galván, tal calendario se editaba como un libro con santoral, fechas religiosas, fenómenos astronómicos etc.) Bustos anotaba fechas de cuándo y dónde captaba fenómenos naturales y/o meteorológicos que luego plasmaba en sus pinturas.
Hermenegildo era un hombre sencillo y humilde que se autocalificaba como pintor aficionado y se le escuchaba decir con frecuencia: indio soy, y a mucha honra. Orgulloso de su origen, nunca dejó su pueblo natal.
En cuanto a la escultura el Dr. Pascual Aceves coterráneo de Hermenegildo Bustos, afortunado poseedor de un gran número de sus obras y autor del libro Hermenegildo Bustos: su vida y su obra, le atribuye las esculturas para los templos de Purísima, entre ellos un Señor de la Buena Muerte del Santuario, un Ecce Homo y una Virgen de Dolores en la Parroquia de la Purísima.
A Hermenegildo le gustaba organizar festejos y espectáculos para las fiestas de su pueblo, pero ninguna tan solemne como la escenificación del drama de la Pasión, en los rituales de la Semana Santa, la escenificaba con alrededor de cuarenta personas adultas, le llamaba compañía Farisaica. Él y su esposa se encargaban de fabricar el vestuario, y para ese evento Hermenegildo hacía máscaras que representaban a diversos personajes del Nuevo Testamento. Don Hermenegildo era el animador de todos los actos; tocaba el tambor con un ritmo especial, entre otros instrumentos.
Hermenegildo Bustos está considerado como el pintor más importante fuera de la Academia en el siglo XIX en México. A lo largo de su vida, Hermenegildo Bustos pintó cerca de cuatrocientos cuadros; pintó retablos, centenares de exvotos, obras religiosas que reflejaban su espiritualidad católica al igual que la de su comunidad, pintó bodegones frutales, etc. la mayoría de sus obras en óleo sobre lámina. Además de los trabajos por encargo, Bustos se dedicó en su pinturas de manera especial al retrato, y en sus ratos libres pintó a personas con las que convivía cotidianamente, representando los rasgos de sus vecinos con una precisión asombrosa. Los retratos de Bustos resaltan simplicidad y una autenticidad que maravillan. Bustos también pintó retratos de su padre, José María Bustos; de su única hermana, María Dionisia de la Trinidad, y de su esposa, Joaquina.
Como sastre que también era, Hermenegildo diseñó un abrigo muy especial que usó para su autorretrato en 1891. En el reverso de su autorretrato, Bustos consignó lo siguiente: “Hermenegildo Bustos indio de este pueblo de la Purísima del Rincón, Nací el 13 de abril de 1832 y me retraté por ver si podía”. Y ¡claro que pudo! pues de su obra pictórica, el retrato es lo que más lo caracterizaba.
Hermenegildo Bustos falleció a los 75 años, el 28 de junio de 1907 y fue sepultado en su pueblo natal Purísima del Rincón, Guanajuato (La cabecera municipal llamada hoy día Purísima de Bustos desde 1952 en honor al pintor, conservando el municipio el nombre de Purísima del Rincón).
Cuando él murió, aun no era un pintor reconocido, fue hasta la segunda mitad del siglo XX que se le reconoció como uno de los grandes artistas de la pintura mexicana.
Primeramente sus retratos fueron coleccionados por el escritor Francisco Orozco Muñoz de Guanajuato y la casa de su biógrafo el Dr. Aceves Barajas de la ciudad de San Francisco del Rincón, Guanajuato, se convirtió en el Museo Hermenegildo Bustos.
De su obra, mucho tiempo ignorada, destacan el Retrato de Vicenta de la Rosa de Reyes y el Retrato de Manuel Desiderio Rojas, expuestos en el Museo Nacional de Arte de la Ciudad de México. También el retrato de la joven Dolores Hollos, en el que resalta una flor blanca en su mano, contrastando con su vestido negro; esta pintura se encuentra en el museo Andrés Blaisten.
Su obra se exhibió en el Museo Nacional de Arte de la ciudad de México en 1951 y después orgullosamente trascendió nuestras fronteras y fue expuesta en París y Estocolmo (1952), Londres (1953) y Tokio (1955).
Hermenegildo Bustos, supo aprovechar los talentos que Dios le concedió y prácticamente sin estudios pero con decisión y una gran fuerza de voluntad, de ese rinconcito de suelo mexicano, surgió un ejemplar hombre que quizá sin proponérselo es ahora un Orgullo de Nuestra Identidad Nacional Mexicana.
Fuentes:
https://www.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=10923616
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bustos_hermenegildo.htm