Por: Graciela Cruz Hernández
Nació en Morelia, Mich. El 15 de septiembre de 1813, Ignacio Aguilar y Marocho, estudió las primeras letras en una escuela particular. En 1825 inició su carrera literaria gracias a una beca en el Colegio Seminario de Morelia. De 1825 a 1831 estudió gramática latina, lógica, metafísica, ética, matemáticas y física, se destacó como alumno sobresaliente en todas ellas. En 1833 era catedrático de lengua española. En 1834 abrió un curso de filosofía que concluyó en 1836. De 1837 a 1838 enseñó en Morelia matemáticas, física y geografía y de 1839 a 1841 fue catedrático de jurisprudencia civil.
Ignacio Aguilar combinaba el cultivo de las letras, se dio a conocer en público por algunas poesías líricas, con los temas de ciencias y en particular la física y matemáticas; tuvo un excelente desempeño en el ejercicio de la abogacía; lo que a principios de la década de los cuarenta del siglo XIX lo llevó a San Luis Potosí.
En San Luis Potosí en el Colegio Guadalupano Josefino Ignacio Aguilar y Marocho, impartió clases de astronomía, por la situación que se estaba viviendo en el Colegio, de sus clases no recibía remuneración alguna, podía dar las clases gratuitamente ya que esa labor la realizaba de manera alterna con los trabajos en su bufete bastante acreditado y concurrido.
Fue diputado del congreso de la unión por el estado de Michoacán, fue ministro de Gobernación durante el gobierno de Santa Anna y ministro de la Suprema corte de justicia durante el gobierno de Miramón.
Se casó con Josefa Aguirre, originaria de Matehuala, quien figuró como Dama de Palacio de la Emperatriz Carlota.
En San Luis Potosí, trabajó en el gobierno de Juan Valentín Amador, quien lo nombró secretario del despacho el 3 de febrero de 1844.
Aguilar y Marocho tuvo puestos relevantes como juez de primera instancia de lo civil y magistrado de la Suprema Corte de Justicia, según el gobierno en turno. El 1 de abril de 1857 fue hecho prisionero en la capital de México, por indicios de conspiración.
Hubo quien en su momento reconoció a Aguilar como el político más hábil del partido conservador y así fue; Ignacio Aguilar figuró en primera línea entre los hombres prominentes del partido conservador y a principios de los sesenta fue nombrado miembro de la junta de notables que bajo el gobierno conservador se le encomendó el establecimiento de un gobierno mexicano, esta junta estuvo de acuerdo en otorgarle el gobierno de México a Maximiliano de Habsburgo Archiduque de Austria, a quien se le proclamó emperador. Maximiliano nombró a Aguilar y Marocho para que fuese al Vaticano y a España como ministro plenipotenciario.
Al regresar al país el Segundo Imperio estaba por caer y tuvo que ocultarse, pero de nuevo fue hecho prisionero. Tiempo después de haber estado preso fue dejado en paz y regresó al ejercicio periodístico en el diario la Voz de México, puesto que ocupaba cuando murió, el periodismo fue para él un importante campo de acción.
Don Victoriano Agüeros, fundador y director del diario El Tiempo, hombre de muchos méritos hizo una puntual y bien hecha semblanza de Aguilar y Marocho, para el Diccionario geográfico, histórico y biográfico de los Estados Unidos Mexicanos, de don Antonio García Cubas, publicado en 1888 por la Antigua Imprenta Murguía. El cual dice: «El eminente hombre de Estado, el sabio y castizo escritor, el patricio esclarecido, cuya vida ha estado siempre dedicada al servicio de la nación mexicana, el señor Aguilar y Marocho, objeto de este artículo, ha sido una de las víctimas más ilustres de nuestras revoluciones civiles; y por eso hoy con gusto escribo su nombre en este libro, deseoso de que alguna vez el verdadero mérito salga de su retiro, y de que se le haga por sus compatriotas la debida justicia.» Y más adelante: «Comienza aquí (al ser diputado federal en 1846) la vida pública del señor Aguilar y Marocho, la cual, como veremos luego, es importantísima, y la que acaso ha contribuido más que nada a derramar sobre su nombre una gran celebridad, no menos que a eclipsar en cierto modo, y hacer olvidar, sus dotes de escritor correcto y distinguido. En él, el político ha dominado al literato.»
Ignacio Aguilar y Marocho, alternó con grandes hombres notables de su época, con Alamán, con don Anselmo de la Portilla, a quien sustituyó en la Academia, Ignacio ingresó como miembro de número en 1875. Fue el 3° ocupante de la silla número I.
Ignacio Aguilar y Marocho fue miembro fundador de la Sociedad Católica Colaboró en el periódico El Universal y fue redactor de La Voz de México.
Entre sus obras se encuentran: Informe sobre la propiedad de quince barras de la mina de la Luz, La Batalla del Jueves Santo (donde se ridiculiza a Juan José Baz, hombre antirreligioso y uno de los principales enemigos de la arquitectura religiosa en México), Dictamen a la Junta de Notables, Código de la Marina Nacional (en unión de otros jurisconsultos, después de la Guerra Civil). La familia Enferma, Dialogo entre Mc Lane y don Melchor Ocampo y El ingenioso empleado don Quijote de la Garra.
Ignacio Aguilar y Marocho, conservador, notable católico y de notable ingenio falleció el 28 de marzo de 1884 en la Ciudad de México.