Por: Graciela Cruz Hernández
Jesús Fructuoso Contreras Chávez, nació en la ciudad de Aguascalientes el 20 de enero de 1866. Mostró desde pequeño su espíritu de artista.
A los doce años era ya litógrafo y a sus catorce años viajó a la ciudad de México para inscribirse a la Escuela de Bellas Artes, donde ingresó en 1881, fue discípulo de Miguel Noreña, quien más adelante lo invitó a participar en la fundición del monumento a Cuauhtémoc, el cual sería inaugurado el 21 de agosto de 1887.
En 1883 el gobierno porfirista le otorgó una pensión para ir a París con el fin de especializarse en la fundición artística.
En París se inició como obrero en un taller de bronces ornamentales, después se adiestró como tallador en piedra y luego fue aprendiz en la casa “Allard” especializada en las ramas de escultura y bronces de arte.
En 1888 ofreció sus servicios, los cuales aceptaron para hacerse cargo de la parte de la escultura y decoración del edificio con que México participaría en la Exposición Universal de París de 1889.
Después de una brillante actuación de México y del artista en dicha exposición, Contreras regresó a México a finales del 1889, motivado tanto por el compromiso adquirido como becario de hacerse cargo del taller de fundición de la Escuela Nacional de Artes y Oficios, como por su reciente nombramiento como profesor de dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Con el apoyo del Estado, en 1892 Contreras instaló la Fundición Artística Mexicana, donde pudo conjugar en el mismo local tres centros de producción: su estudio personal, el Centro de Estatuaría en Bronce más importante del país y el Taller de Alfarería Artística. La instalación dotó a Contreras de la infraestructura para generar la mayor parte de los monumentos públicos erigidos en el país.
El éxito que obtuvo Jesús F. Contreras se debió a la coherencia entre su labor de promoción de la estatuaria pública y su interés por impulsar el mercado de las artes decorativas. Sin embargo la dicha se vería opacada por una terrible enfermedad: cáncer.
En 1898, el gobierno Mexicano lo nombró comisionado General de Bellas Artes de México, con motivo de la Exposición Universal de París de 1900. Salió de Veracruz en mayo de 1898 con la encomienda de realizar un trabajo digno para la Exposición Universal y con la esperanza de curar su enfermedad.
Lamentablemente a causa de su enfermedad sufrió la amputación total del brazo derecho. La tragedia de perder su brazo no menguó la fortaleza de su espíritu artístico y sin dejarse vencer ejercitó su brazo izquierdo, pudiendo al cabo de algunos meses volver a escribir y a manipular el barro. En septiembre de 1899, la Revista Moderna, publicó una fotografía de una de las obras del artista: un busto femenino titulado inocencia, su primera obra modelada solamente con la mano izquierda.
Ya en la Exposición, Contreras ganó prestigio por sus participaciones y El Gran Jurado de la Exposición Universal lo honró con recompensas y premios por su participación en distintas secciones. Sus proyectos (no edificados) para el pabellón de exposiciones, incluidos en el apartado dedicado a los trabajos de arquitectura, le valieron una mención honorífica, mientras que por su intervención en la Sección Retrospectiva obtuvo un diploma. También le otorgaron la medalla de bronce por sus trabajos de escultura y otra medalla de plata por su maqueta del proyecto neo-maya.
Fue el primer artista mexicano y latinoamericano en ganar el Gran Premio de Escultura y la Cruz de la Legión de Honor de la república francesa que recibió por su obra Malgré Tout (A pesar de todo). Quizá su obra más reconocida en el mundo. Alcanzando así un lugar reservado para los grandes.
Contreras fue un escultor prolífico, y el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México es una muestra de ello, ya que en su recorrido se localizan 20 esculturas en bronce hechas por él. Una de ellas es la de su abuelo, José María Chávez, aunque están también las de Justo Sierra, Luis G. Urbina, José Juan Tablada, Manuel Flores, Rubén M. Campos y Juan de Dios Peza, entre otras.
Jesús F. Contreras murió joven, a los 36 años, en la ciudad de México, el 13 de julio de 1902. Nos dejó un hermoso legado que es digno de admirar. Los restos del escultor fueron exhumados del Panteón Francés La Piedad de la Ciudad de México, donde originalmente fue sepultado y fueron llevados a su ciudad natal, Aguascalientes.
En 1900, Manuel María Ponce, músico, compositor y amigo de Contreras, compuso una pieza para piano a una sola mano, a la cual intitula Malgré tout (Danza para la mano izquierda sola) como homenaje al escultor. En 1904, el mismo Ponce la interpreta en el marco de una velada poética musical organizada por don Nicolás Rangel en honor a Jesús F. Contreras con el propósito de recaudar fondos para erigir un monumento a su memoria.
En el Centro Histórico de Aguascalientes que es su ciudad natal, hay un bello patio dedicado a Jesús F. Contreras, que desde su inauguración en noviembre del 2016 se ha convertido en un lugar más de esparcimiento.
El Patio Jesús F. Contreras es un homenaje de Aguascalientes a uno de sus hijos más queridos y más reconocidos en el arte universal, ya que su legado y su personalidad artística son de los más brillantes y emblemáticos del México y que se mantienen vivos en el alma de muchos mexicanos.
El Patio Jesús F. Contreras tiene como particularidad las réplicas de doce relieves de gran belleza. Las réplicas, estuvieron a cargo del Instituto Cultural de Aguascalientes. Contreras realizó estos doce relieves, seis representando a héroes y seis representando a dioses, y los colocó con motivo de la Exposición Universal en París hace más de 100 años.
Jesús Fructuoso Contreras Chávez, uno de los escultores más representativos del México de finales del siglo XIX, un Orgullo de Nuestra Identidad Nacional Mexicana.