Por: Graciela Cruz Hernández
Don José Antonio Alzate y Ramírez, un hombre excepcional de nuestra historia. Él fue filósofo, teólogo, sacerdote, astrónomo, cartógrafo, geógrafo, historiador, arqueólogo, científico, naturalista, botánico y periodista.
José Antonio Alzate y Ramírez nació en 1737 en Ozumba, en el actual Estado de México, fue sobrino nieto de otra gloria nacional: Sor Juana Inés de la Cruz, de la cual ya hemos hablado.
Sus padres eran ricos, por lo que don José Antonio pudo ingresar a los diez años al Colegio de San Ildefonso en la Ciudad de México en 1747. Desde joven tuvo vocación por las ciencias exactas como la Física, la Química, las Matemáticas, la Astronomía, las Ciencias Naturales, y también por la Filosofía, las Bellas Artes y las Letras, sobresaliendo en el conocimiento de los clásicos latinos. Fue miembro correspondiente de las Academias de Ciencias de Francia y de España, y uno de los primeros observadores de la meteorología mexicana. Fue miembro del Real Jardín Botánico de Madrid.
Gracias a su posición económica desahogada, José Antonio Alzate pudo dedicarse a la investigación y divulgación del conocimiento en sus publicaciones en las que gastó gran parte de su herencia, así mismo en su biblioteca, museo de historia natural, colecciones arqueológicas y de instrumentos de astronomía y física. Un dato sorprendente de don José Antonio que da muestra de su férrea voluntad y de su extraordinaria inteligencia, es que su conocimiento científico lo adquirió de manera autodidacta, como la mayoría de sus contemporáneos.
Don José Antonio Alzate trabajó toda su vida en la secretaría del arzobispado de México, como traductor de letras apostólicas, contando con la amistad y apoyo de los arzobispos y de los virreyes.
Su obra tiene dos aspectos principales: la divulgación y observación científica y la crítica de la sociedad y el gobierno de su tiempo. Escribió sobre Botánica y Zoología, haciendo observaciones científicas muy importantes sobre golondrinas, colibríes, cría de cochinillas y de gusano de seda. Se dedicó también al estudio de la flora y de la agricultura de México. Dedicó muchos años a la observación de los astros y a los fenómenos meteorológicos.
Fue un verdadero hombre del renacimiento a la altura de los grandes científicos y genios de Europa anteriores a él y de sus contemporáneos. Trazó muchos mapas no solo de México sino de otros lugares que visitó y eran tan precisos que fueron usados tanto en América como en Europa incluso mucho tiempo después de su muerte, pues eran los más exactos con los que se contaba.
Publicó muchos artículos científicos en diarios y revistas de su época. Fue conocido y admirado a nivel internacional tanto en América como en Europa. Don José Antonio Alzate fue también arqueólogo y realizó mediciones de las pirámides de Teotihuacán y redactó el primer trabajo propiamente arqueológico en la Nueva España.
En 1768 comenzó con sus propias publicaciones la primera fue “El Diario Literario de México” de divulgación científica. Cinco años después edita “Asuntos Varios sobre Ciencias y Artes” y en 1787 publica “Observaciones sobre Física, Historia Natural y Artes Útiles”. Fue tal su influencia y aporte a la ciencia, que incluso existe un término con su nombre, el cual fue creado por científicos de la Expedición Botánica al Virreinato del Perú que usaron el género Alzatea, en su honor.
También fue inventor e ingeniero destacando en la creación o perfeccionamiento de instrumentos mineros. Fue un gran protector de las causas sociales como la crisis agrícola de 1785 en la que Alzate participó eficazmente y publicó dos folletos con Consejos para hacerle frente. Los últimos cuatro años de su vida denunció los vicios de la administración pública virreinal.
El mayor homenaje a su memoria fue la creación de la Sociedad Científica Antonio Alzate en 1884 por el Gobierno del general Porfirio Díaz.