Por: Graciela Cruz Hernández
María Bárbara Josefa Dominga Vergara y Hernández nació en la ciudad de Querétaro el 7 de agosto de 1747, sus padre fueron Francisco Vergara y doña Rosa María Hernández, Josefa tuvo un hermano el cual tuvo una prematura muerte convirtiéndose así en la heredera única de sus padres.
Josefa contrajo matrimonio con José Luis Frías, joven decente de honrada familia, no tuvieron hijos biológicos pero al parecer sí adoptivos dado el gran espíritu caritativo de doña Josefa la cual quedó viuda a la edad de 51 años, heredando la totalidad de los bienes de su esposo, Ellos no eran de familias ricas pero Dios los había bendecido abundantemente y con el fruto de su esfuerzo lograron hacerse de una considerable fortuna que habría de usarse de la mejor forma posible según la voluntad de doña Josefa.
Muchos datos de la vida de doña Josefa los podemos saber y deducir leyendo el interesantísimo testamento en el cual podemos constatar cómo su amor por los pobres y necesitados la lleva a legar todos sus bienes en favor de éstos, dejando como albacea testamentaria al H. Ayuntamiento de la ciudad de Querétaro.
Doña Josefa tenía a su servicio algunas mujeres, leemos en el testamento: “A las huérfanas Eusebia y María Josefa, indias que son en mi compañía, se le dará la misma cantidad de 200 pesos anualmente por los días de su vida a cada una”
Con esto, vemos que su espíritu cristiano no le habría permitido tener, ni aceptar un mal trato a las personas que estaban a su servicio sino todo lo contrario, al leer su testamento nos encontramos con un alma capaz de desprenderse de todo bien material con tal de ver aliviado el sufrimiento de sus semejantes y esta bondad no fue de último momento sino que era una cualidad que tenía desde siempre.
En su testamento se lee que no deja desamparado a ninguno de sus allegados, pero tampoco se olvida de ella misma, pues pide y deja pagadas cientos de misas para el descanso de su alma sin olvidarse del alma de su esposo.
La suma de su fortuna sirvió para que a petición de doña Josefa Vergara, se fundara el Monte Pío de esa ciudad, en su testamento se lee lo siguiente:
Completo el fondo para los objetos que indican las antecedentes cláusulas, se irá formando otro hasta que haya cien mil pesos en reales efectivos en la arca de tres llaves de que se hará mención para un Monte Pío al modo del establecido en México; pero suplico a mi albacea que en habilitación a los que ocurran a él en virtud de alhajas, procuren indagar si es porque verdaderamente se hallen necesitados: que sus casas por infortunios de los tiempos hayan llegado a experimentar quebrantos, o que lo necesiten tal vez para cubrir algunos créditos pendientes en el comercio y en que consista mantener su crédito y buena reputación, pues mi ánimo es dirigido solamente a hacer el bien, y no a que con dicho monte se fomenten los vicios, se aniquilen las familias, y redunden otros males; por lo que en los acuerdos ordinarios que conforme a ordenanza celebra mi albacea, se tratará sobre el modo de franquear los reales, y se averiguará acerca de quien los pida: sus circunstancias y conducta, para que en todo haya el acierto debido.
También con su fortuna ordena en su testamento la fundación de una casa de expósitos, para sus “hijos”, como les llamaba a sus huérfanos y abandonados. Y casas para mujeres y hombres con incapacidad laboral, una casa de recogidas, un convento de enseñanza, cuatro escuelas para niñas, un depósito de granos exclusivo para que los pobres los pudieran adquirir a precios más bajos que los del mercado, hospitales providenciales para casos de epidemia y un convento de Agustinas.
En cuanto al alumbrado público expresó lo siguiente:
“Mando se haga otro fondo para que hechos los faroles correspondientes se mantenga el alumbrado en esta ciudad y quince guardias o serenos los custodien y sirvan al mismo tiempo de contener los desórdenes y evitar otros males”
Doña Josefa dispuso en su testamento costear la introducción del agua en las casas si ésta llegara a escasear, indemnizando a los propietarios de esas aguas y que fuera con prudencia, sin llegar a la violencia.
Estos ejemplos y más podemos leer en su testamento, así como los elogios a su persona que ilustres personalidades de aquella época hacen de la vida y persona de doña Josefa Vergara y Hernández.
María Josefa Vergara y Hernández murió el 22 de julio de 1809. Los restos de doña Josefa se encuentran en la capilla de la Asunción del templo de la Santa Cruz.
Leamos un extracto del elogio fúnebre Pronunciado por el R.P. Ignacio M. Loyola de la Congregación del Oratorio de N. P. S. Felipe Neri, con motivo del centésimo aniversario del fallecimiento de doña Josefa que tuvo lugar en el templo de la Santa Cruz de Querétaro, el día 22 de Julio de 1909:
Era el 7 de Agosto de 1747. Día venturoso, en el cual Dios Ntro. Señor, se dignó enviar por su bondad a esta nuestra ciudad de Querétaro una tierna niña, que había de ser corona de honor para sus cristianos progenitores joya de inestimable valía para esta nobilísima ciudad, orgullo y gloria de su sexo, verdadero ángel de consuelo para todos los infelices. Esta privilegiada niña fue fruto del matrimonio de D. Francisco Vergara y Doña Rosa Hernández, quienes recibieron a la pequeñita con un júbilo inmenso y la consideraron como una preciosa dádiva del Cielo. ¡Cuán distantes estaban estos felices padres, de comprender siquiera, la altísima y noble misión, que tenía que cumplir en el bendito suelo que la vio nacer!
A la feliz infancia de nuestra ilustre biografiada, siguióse la juventud verdaderamente edificante, sin vicios que empañaran su brillo singular, sin pasiones que turbaran la dulce paz de aquella alma, alimentada siempre con la poderosa y vivificante savia del Cristianismo, que exige de sus numerosos adeptos, como una de sus virtudes características, la práctica sublime de la santa y bendita caridad.
La autora Karla Moreno Chacón escribió una novela biográfica basada en hechos reales mezclados con algunas situaciones ficticias llamada: Ellos, mis huérfanos. Doña María Josefa Vergara y Hernández.
En 1992, el Gobernador Enrique Burgos creó “Junta Vergara Beneficiara”, creando así la Fundación Josefa Vergara I.A.P. que continúa cumpliendo la voluntad de tan insigne mujer mexicana.