Militar español e intendente de Guanajuato
Por: Graciela Cruz Hernández
En Mayo de 1757 en Liérganes, municipio de la comunidad autónoma de Cantabria (España), nació Juan Antonio Riaño, sus padre fueron Juan Manuel de Riaño y Rosa de la Bárcena, originarios de la antigua Villa de Riaño.
Juan Antonio recibió de su familia la educación propia y la buena crianza de nobleza e hidalguía, así como la formación que lo ayudarían a desempeñarse a lo largo de su vida. A la edad de catorce años ingresó como cadete de la Real Compañía de Guardias Marinas de Cádiz, que tenía el plan de estudios más avanzados de la época y que contaba con excelentes profesores.
Una vez graduado, Juan Antonio fue comisionado como alférez de fragata a una expedición al norte de África, el ataque español fracasó pues los argelinos estaban sobre aviso, ese día murieron aproximadamente dos mil españoles, Juan Antonio de Riaño con escasos 18 años se salvó de la muerte y continuó su carrera naval. Ascendió tres años después a alférez de navío. Tras la declaración de hostilidades entre España y Gran Bretaña Juan Antonio de Riaño fue enviado al servicio del gobernador en Luisiana, donde el general Gálvez con apenas 500 hombres bajo su mando desterró de Nueva Orleans el peligro británico tras victoriosas batallas donde la experiencia de Riaño fue de gran importancia. Tener libre el río Misisipi permitió a España el suministro de todo lo necesario para las trece colonias americanas que estaban bajo el cargo del coronel George Morgan.
Juan Antonio de Riaño continuaba ascendiendo en su carrera y con tan solo 22 años fue nombrado jefe de pilotos de su flota, a principios de 1780 guio y dirigió las embarcaciones españolas, en una expedición de 800 hombres, que por las peligrosas aguas del Misisipi irían desde Nueva Orleans hacia su desembocadura oriental, a su fuerza naval se unieron otros regimientos que venían de la Habana. Cuando Riaño con su expedición se acercaba a la bahía de Mobila vio alejarse a un buque británico, Riaño se lanzó a su captura logrando esta antes de que el buque británico alcanzara el puerto de Pensacola en Florida. Se enteraron entonces por un oficial británico que una gran fragata se encontraba anclada en la bahía, tras un fracasado intento personal de Riaño de capturar la fragata enemiga, a pocos días del primer intento las tropas españolas atacaron la bahía y la plaza de Mobila; de Riaño como un artillero más, se hizo cargo del cañón del buque, durante el asedio un huracán provocó serios daños destruyendo armas y víveres, afortunadamente recibieron refuerzos, el bloqueo al fuerte Carlota a la entrada de la bahía quedó asegurado, entonces los españoles decidieron enviar una oferta de rendición al coronel británico Elías Durnford quien “respetuosamente” la rechazó, reanudándose las hostilidades, hasta que un fuerte bombardeo de la embarcación de Riaño hizo que Durnford rindiese el fuerte Carlota.
Todas estas campañas llevadas a cabo por españoles en esa región norteamericana fueron de gran importancia para la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica.
Por su brillante participación Riaño fue ascendido a teniente de navío la semana antes de cumplir los 24 años. Con la victoria, Riaño regresó a Nueva Orleans y contrajo matrimonio con la joven criolla Victoria de Saint Maxent, nacida en Nueva Orleans. Su enlace tuvo lugar en la catedral de San Luis de Nueva Orleans en mayo de 1781. Fue un gran acontecimiento social entre los habitantes franceses y españoles.
Tuvo un nuevo puesto como jefe piloto en Baliza, plaza importante en el delta del Misisipí. Con ese cargo a menudo acompañó a Gálvez en sus misiones confidenciales en el Caribe.
Al año de terminar el conflicto en el Golfo de México, muere el padre de Juan Antonio de Riaño, entonces solicitó permiso para regresar a España. Recibida su concesión marchó a Cuba y de allí embarcó en Santiago rumbo a España, llegando a Cádiz en julio. Durante su estancia, pidió la baja del servicio naval al mismo tiempo que solicitaba su incorporación en el ejército de tierra, destinado a América fue enviado al servicio del virrey de Nueva España que era su concuño Bernardo de Gálvez. Partió para comenzar su carrera dentro del ejército en México y de nuevo a las órdenes de Gálvez, desafortunadamente el virrey falleció en noviembre de 1786. Gálvez había dejado testamento y un documento donde solicitada que tanto Riaño como sus otros cuñados quedasen en sus respectivos cargos en México.
Al año de la muerte de Gálvez y tras crearse en Nueva España las Intendencias, Riaño recibió la de Valladolid de Michoacán (hoy Morelia). A primeros de 1787 llegó a Pátzcuaro en Michoacán y a la semana tomó posesión del cargo de corregidor y primer teniente del gobierno a la vez que fue ascendido a teniente coronel del ejército. En Michoacán duró cinco años, luego fue ascendido a la intendencia de Guanajuato en virtud de la real cédula de julio de 1791, tomó posesión de su nuevo empleo el 28 enero de 1792 sirviendo por 18 años. “Riaño fue uno de los intendentes y magistrados más recomendables que ha tenido América”, bellas palabras expresadas por el historiador Carlos María Bustamante.
En 1797 Riaño ingresó como caballero de la orden militar de Calatrava, titulándose capitán de fragata y teniente coronel graduado de los reales ejércitos, a la par de ocupar el puesto de corregidor e intendente de las armas de la provincia de Guanajuato. La ceremonia de ingreso en la orden de Calatrava tuvo lugar en septiembre del año siguiente en el convento de San Francisco de Guanajuato.
Riaño ya no regresó a España. Los últimos años de su vida los pasó en Santa Fe de Guanajuato donde fue muy querido y respetado, demostró sus muchos conocimientos, aunados a los de astronomía y matemáticas, propios de su antigua carrera en la mar. A su saber se unía también el cultivo por la literatura y las Bellas Artes, gustos que introdujo en Guanajuato. Bajo su influencia se proyectaron bellos edificios, entre los que destaca la Alhóndiga de Granaditas, “el palacio del maíz” cuyo origen se debía a la hambruna de 1783 que asoló la ciudad. Riaño promovió la construcción del edificio de la alhóndiga con el propósito de garantizar el abasto de granos y semillas a la población. El tener suficiente maíz almacenado fue una de sus mayores preocupaciones pues llegó a pagar a 20 pesos la carga de maíz aun cuando pedían 10. El edificio comenzó a construirse en 1798 y se concluyó en 1809.
El historiador Lucas Alamán menciona en sus escritos, que durante la gestión de Riaño se levantaron magníficos edificios en la capital y en toda la provincia, cuya construcción inspeccionaba él mismo; Riaño haciendo honor a su origen cantábrico llegó incluso en algunos casos a enseñar el corte de piedra a los canteros. Algunas de esas obras y edificios fueron realizados por el gran arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras.
En 1801, Riaño pidió al virrey Iturrigaray que el Colegio de la Purísima Concepción pasara a manos del Ayuntamiento debido a los descuidos y las deficiencias administrativas y educativas de los filipenses. En el año de 1806, durante su administración, se elaboró un plan de estudios para el Colegio y se fundó el internado del mismo, mejoró la planta de maestros y por primera vez se introdujeron en el plan de estudios las matemáticas, física y química y, a instancias de su esposa Victoria de Saint-Maxent, que fue una decidida impulsora para que los jóvenes guanajuatenses se dedicaran al estudio, se incluyó el estudio de la lengua y literatura francesa. Fomentó el estudio de los clásicos griegos y españoles y a él se debió la correcta pronunciación y cultivo del castellano que hizo adoptar en Guanajuato.
En cuanto a la obra social, fomentó la economía y la explotación minera, creando entre los ricos la formación de empresas, para trabajar las minas abandonadas y nuevas. En agricultura fomentó el cultivo de la vid y olivo. También se le debe la introducción de la vacuna para combatir las epidemias, especialmente la viruela que se acababa de desarrollar e introducir en las provincias americanas, gracias a Francisco Balmis. La biblioteca de Riaño fue una de las mejores, donde se podían encontrar libros para el estudio de todas las ramas de la ciencia.
Realizó expediciones científicas con diferentes propósitos. Estas reflejaban el interés de la corona por un mayor conocimiento de la naturaleza y la geografía americana. También se interesó por el estudio de los volcanes, como el de Jorullo, y la investigación de las aguas termales, quizás se interesó en esos estudios debido al medio ambiente donde se encontraba, una región volcánica y con múltiples manantiales.
Riaño había tenido cierta amistad con Hidalgo quien lo invitó a comer en alguna ocasión a su finca de Dolores, quizás con mala intención. Incluso al parecer hubo misivas donde Hidalgo daba a Riaño las razones de la insurgencia y lo invitaba a sumarse a ella, lo cual Riaño rechazó. El nuevo virrey Francisco Javier Venegas al tener conocimiento de la situación del país y sublevación de Hidalgo, dio orden de no confiar. Ante el ataque inminente de los insurgentes, Riaño se atrincheró dentro de la alhóndiga, donde refugió la tropa, la gente armada y el dinero, pese a las advertencias del cabildo municipal, que pedían se saliesen del recinto de la alhóndiga.
El 28 de septiembre de 1810 murió Juan Antonio de Riaño durante la primera batalla de la lucha por la independencia mexicana, un proyectil entró por su ojo izquierdo y le atravesó el cráneo. La alhóndiga de Granaditas que mandó construir con tanto afán fue el escenario del sangriento enfrentamiento entre el ejército insurgente que comandaba Miguel Hidalgo y que atacó a los españoles refugiados en el recinto.
El episodio fue vivamente descrito por algunos historiadores pero de forma especial por el gran historiador don Lucas Alamán.
En 1811 se efectuó una suscripción para socorrer a las familias de las víctimas españolas más distinguidas y de los cincuenta mil pesos recogidos se dieron dos mil para Victoria, viuda de Riaño. Juan Antonio y Victoria tuvieron seis hijos: Gilberto Manuel, quien falleció como su padre en la defensa de la alhóndiga; Honorato; Rosa, casada con José Miguel Septién, pudiente familia, que llegaron a ser de los más ricos comerciantes y financieros de Guanajuato; Gil, quien en 1812 también murió en la Guerra de Independencia; Celestino y Tomás, el más pequeño.
A la muerte del Intendente Riaño, Victoria se trasladó a la Ciudad de México donde falleció en septiembre de 1844, fue enterrada en el Panteón de Los Ángeles de la capital.
Por la conducta y proceder de Riaño, Guanajuato fue uno de los pocos lugares en los que no existió la rivalidad entre la gente principal peninsulares (“gachupines”) y mexicanos. Su participación fue vital para la independencia de los Estados Unidos y sus ideas, logros y conocimientos contribuyeron al progreso de México, principalmente en el estado de Guanajuato.
Fuentes:
Conferencia del historiador Eric Beerman pronunciada en agosto de 2010 en el Museo de Cañones de la Cavada por motivo del Bicentenario de la Independencia de México.