Por: Graciela Cruz Hernández
La ciudad de Querétaro adornada con bellos templos y construcciones religiosas que forman parte de su belleza, fue cuna de quien tendría que ver con muchas de estas mismas, el año de 1644 nació don Juan Caballero y Ocio. Realizó los estudios de las primeras letras en Querétaro, en el seno familiar, dentro de los lineamientos de la fe y la devoción, como era usual en muchas familias criollas de la Nueva España. Después a los 13 años, en 1657, llegó a la ciudad de México para continuar su formación en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y en la Universidad, logrando obtener un alto nivel cultural. Una vez terminados los estudios, Juan regresó a su ciudad natal, para entonces ya tenía el grado de capitán. Antes de ser ordenado sacerdote fue primer alguacil mayor de la ciudad de Querétaro.
Él era descendiente de familia de ganaderos y poseedor de una cuantiosa fortuna, misma que aprovechó una vez ya ordenado sacerdote, haciendo muchas edificaciones en Querétaro y en todo el país. Don Juan Caballero, donó una muy importante cantidad de su fortuna a los pobres.
Fue comisario de corte de la Inquisición, patrono y tres veces benemérito prefecto de la congregación queretana de Guadalupe. Costeó la iglesia de Guadalupe en Querétaro y no sólo en la construcción sino que la adornó con valiosas decoraciones, vasos sagrados y ornamentos.
Mandó edificar desde los cimientos la iglesia y convento del Carmen, asimismo la iglesia y convento de los jesuitas, con claustros, aposentos y además fundó el colegio de San Javier dotándolo de sus cátedras y de doce becas, para cuya perpetuidad donó una hacienda con más de veinte mil ovejas, con agostaderos y los utensilios necesarios.
Amplió la iglesia de Santa Cruz, haciéndole un crucero y camarín. También mandó edificar la iglesia de San Pedro y San Pablo. Para algunas de estas obras como la capilla de Nuestra Señora de Loreto, donó las alhajas que habían pertenecido a su madre valuadas en ciento cuatro mil pesos, cantidad muy significativa de aquella época.
En el convento de San Francisco intervino para la construcción de las capillas de la Santa Casa de Loreto y la del Santo Cristo de San Benito.
Los religiosos franciscanos descalzos establecieron en 1613 un convento en Querétaro bajo la advocación de San Antonio de Padua; dos años más tarde iniciaron la construcción de un templo y un convento muy sencillos pero a finales del siglo XVII y principios del XVIII, Juan Caballero y Ocio intervino para levantar a sus expensas una nueva iglesia, a la que dotó de retablos y de todo lo necesario para el culto. Su interés por esta obra lo llevó a dejarle en herencia un relicario de su propio oratorio, esta fue su orden: «Mando que el relicario que tengo en mi oratorio grande con un sol de plata dorado de que está guarnecido, se dé al Convento de San Antonio de Religiosos Descalzos de Querétaro, para que sirva de baldaquín al Santísimo Sacramento».
Fundó el convento de Capuchinas y fomentó el de Santa Rosa. Mandó hacer la primera enfermería del convento grande de San Francisco y la habilitó de todo lo necesario.
Adornó todas las iglesias antes mencionadas con lámparas, con ornamentos y con cuanto necesitaban. Donó cincuenta mil pesos para repartir cincuenta semanarios en limosnas y dio dote a más de doscientas doncellas que así lo necesitaban. Fundó decenas de capellanías para clérigos pobres. Repartía mensualmente cientos de pesos para misas en los conventos y para repartir entre los pobres.
Tenía la costumbre cada 2 de diciembre desde su casa, repartir ropa para hombres y mujeres, incluyendo sombreros y zapatos y mandaba repartir mil pesos a los enfermos de los hospitales y de la ciudad. Los forasteros no eran ajenos a esa caridad pues a ellos si carecían de recursos también les ayudaba para que pudieran llegar a sus destinos. A los médicos y confesores les encargaba que por escrito le avisaran de las necesidades de los enfermos para poder socorrerlos prontamente. Todo esto anterior lo hizo en su ciudad natal Querétaro y muchas de las edificaciones que él mandó construir aún se pueden apreciar hoy día.
Fuera de su ciudad natal también hizo grandes obras, levantó en la Ciudad de México de nuevo la iglesia de Santa Clara y dio mil pesos para la portada del Oratorio de San Felipe Neri, al cual también proveyó de ocho mil pesos para pan y seis carneros mensuales, esto mientras vivió.
Ayudó a la construcción del colegio de Belén, socorrió a las alumnas y por espacio de treinta años les dio ocho carneros mensuales para sus alimentos. Gastó más de sesenta mil pesos para renovar el noviciado de jesuitas en Tepotzotlán.
Concluyó la iglesia de Santo Domingo de Guadalajara, ayudó económica y materialmente a los jesuitas mexicanos para la misión de California. Fundó en Logroño España, una capilla. A muchas monjas tanto de Querétaro como de la Ciudad de México les otorgó también su ayuda. Fue tan pródigo en la caridad y ayuda, que no se pudo nunca saber la suma total de las ayudas otorgadas a tantas obras. Don Juan Caballero y Ocio en medio de la opulenta fortuna que Dios le concedió tener, tuvo una humildad tal que rechazaba títulos como el de “Adelantado de California” que le envió el rey de España y que iba con una carta autografiada; también rehusó dos obispados en España.
Cada año hacía un nuevo testamento cumpliendo en ese, lo que en el anterior se había dispuesto, repartiendo caridades, y haciendo fundaciones entre otras obras.
En el año 1699 repartió y dejó en herencia para el seguimiento de sus obras todos sus bienes, conservando para él sólo lo mínimo necesario y un crucifijo, así vivió en total austeridad y modestia ocho años más hasta el día de su muerte acaecida el 11 de abril de 1707 a los 63 años de edad. Dios tuvo a bien llevar a su presencia a este insigne benefactor queretano quien desprendiéndose de su fortuna terrena supo atesorar un tesoro incalculable e inagotable en el cielo.
Fuentes:
https://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080017329/1080017329_018.pdf
https://ec.aciprensa.com/wiki/Juan_Caballero_y_Ocio
https://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/2320/2584