Por: Miguel Ángel Jasso Espinosa
1.- La sociedad Red
Hacia el final del segundo milenio de la era cristiana, varios acontecimientos de trascendencia histórica transformaron el paisaje social de la vida humana. Esencialmente, los seres humanos presenciamos una Revolución Tecnológica centrada en torno a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) que modificaron la base material de la sociedad a un ritmo acelerado. De esta forma, en las últimas décadas se ha registrado una verdadera revolución en torno al flujo de la información y de los conocimientos en el planeta como consecuencia de una rápida popularización de las denominadas computadoras personales, así como la expansión acelerada de las telecomunicaciones en todo el orbe.
La fuerza de este cambio reside en la síntesis de un conjunto de tecnologías muy diversas a las que se ha dado en llamar Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) que convergen en torno a Internet y que abarcan todos los componentes del procesamiento y distribución de la información en formato digital, incluyendo la radio, la televisión, los equipos de cómputo y de telecomunicaciones, sus sistemas operativos, los protocolos o reglas para el intercambio de información, el software para almacenarla, organizarla, clasificarla, y transmitirla, así como las interfaces para el usuario. Su principal fuerza se ha originado por la capacidad de penetración del teléfono móvil como el Smartphone, las computadoras portátiles y las tabletas, entre otros.
Estas tecnologías están teniendo un impacto importante no sólo en los medios de comunicación tradicionales sino que se han extendido prácticamente a todos los campos de la actividad humana.
La revolución en las comunicaciones globales derivada de la aparición de Internet, ya es considerada como el inicio de una nueva era a la que se ha denominado ERA DE LA INFORMACIÓN. El inicio de esta nueva etapa en la historia de la humanidad ha sido reconocido en casi todo el planeta como el “parte aguas” en el que concluyó la era industrial.
Para muchos investigadores de este fenómeno, Internet, o bien la Red de redes, es la columna vertebral de toda esta transformación. Diversos analistas han señalado que la Red de redes: “implicó un cambio social sin precedentes, por el cual se dio una transición de fase en la forma en que las sociedades organizan e intercambian información”.
Manuel Castells,[1] sociólogo catalán y uno de los académicos más importantes en temas de globalización, impulsor del nombramiento de nuestra era actual como ERA DE LA INFORMACIÓN, así como también el de la “sociedad en red”, define que nuestra etapa presente debe entenderse a partir del paradigma tecnológico denominado “informacionalismo”.
Para Manuel Castells el informacionalismo es un proceso que delimita una circunstancia: el informacionalismo queda entendido como el modo de desarrollo en el que la información substituye a la mano de obra como factor determinante del anterior modelo de desarrollo; y a las tecnologías de la información y comunicación, como poderosos instrumentos de trabajo.
En su extraordinario libro: La ciudad informacional (Tecnologías de la información, estructuración económica y el proceso urbano-regional), Manuel Castells definió al informacionalismo como la particular circunstancia de nuestro tiempo presente:
Emerge una forma social y espacial: la ciudad informacional. No es la ciudad de las tecnologías de la información profetizada por los futurólogos. Ni es la tecnópolis totalitaria denunciada por la nostalgia del tiempo pasado. Es la ciudad de nuestra sociedad, como la ciudad industrial fue la forma urbana de la sociedad que estamos dejando. Es una ciudad hecha de nuestro potencial de productividad y de nuestra capacidad de destrucción, de nuestras proezas tecnológicas y de nuestras miserias sociales, de nuestros sueños y de nuestras pesadillas. La ciudad informacional es nuestra circunstancia.[2]
En este sentido, el informacionalismo también puede ser entendido como uno de los rostros de la reconfiguración del capitalismo. Y también, no sustituye a éste último, sino que lo reconfigura.
Ahora bien, para Manuel Castells, el informacionalismo, proporciona la base para un determinado tipo de estructura social que ha denominado la sociedad red. Sin el informacionalismo, la sociedad red no podría existir, pero esta nueva estructura social no es producto del informacionalismo, sino de un patrón más amplio de evolución social. Sobre los fundamentos del informacionalismo, la sociedad red surge y se expande por todo el planeta como la forma dominante de organización social de nuestra época. La sociedad red es una estructura social hecha de redes de información propulsada por las tecnologías de la información características del paradigma informacionalista.
De esta forma, lo que ahora denominamos como “redes sociales” quedan determinas por lo que actualmente entendemos como estructura social. Estructura social queda definida como las disposiciones organizativas de los seres humanos en las relaciones de producción, consumo, experiencia y poder, tal como se expresan en la interacción significativa enmarcada por la cultura.
2.- Las redes sociales de acuerdo con Manuel Castells
Para Manuel Castells, las redes sociales son tan antiguas como la propia humanidad, pero han cobrado nueva vida bajo el informacionalismo porque las nuevas tecnologías realzan la flexibilidad inherente a las redes, al tiempo que solucionan los problemas de coordinación y gobierno que, a lo largo de la historia, lastraban a las redes en su competencia con las organizaciones jerárquicas.
Para este sociólogo, el rápido y exitoso debut de las llamadas redes sociales, encendió las alarmas en los medios de comunicación tradicionales y comenzó a generar una amplia literatura de análisis desde el enfoque de distintas disciplinas. Esto fue motivado principalmente porque el nuevo fenómeno de las redes sociales sumó audiencias millonarias, incrementó su publicidad, logró la personalización de los usuarios y rompió con algunas de las barreras de las viejas organizaciones mediáticas. Esta forma de comunicación se coló ya en las pantallas de millones de internautas como una de las principales fuentes de entretenimiento e información.
De acuerdo con Manuel Castells, una red es un conjunto de nodos interconectados.
Los nodos pueden tener mayor o menor relevancia para el conjunto de la red, de forma que los especialmente importantes se denominan “centros” en algunas versiones de la teoría de redes. En todo caso, cualquier componente de una red (incluidos los centros) es un nodo, y su función y significado dependen de los programas de la red y de su interacción con otros nodos de ésta. Los nodos aumentan en importancia para la red cuando absorben más información importante y la procesan más eficientemente. La importancia relativa de un nodo no proviene de sus características especiales, sino de su capacidad para contribuir a la eficacia de la red para lograr sus objetivos, definidos por los valores e intereses programados en las redes. No obstante, todos los nodos de la red son necesarios para el funcionamiento de la propia red, aunque las redes permiten cierta redundancia como salvaguarda para su propio funcionamiento. Cuando los nodos dejan de ser necesarios para cumplir los objetivos de las redes, éstas tienden a reconfigurarse, eliminando algunos de ellos y añadiendo otros nuevos. Los nodos existen y funcionan exclusivamente como componentes de las redes. La red es la unidad, no el nodo.
En la vida social las redes son estructuras comunicativas. “Las redes de comunicación son las pautas de contacto creadas por el flujo de mensajes entre distintos comunicadores en el tiempo y en el espacio”. Es decir, las redes procesan flujos. Los flujos son corrientes de información entre nodos que circulan por los canales que conectan los nodos. Una red está definida por el programa que asigna los objetivos y las reglas de funcionamiento de la propia red. El programa está compuesto por códigos que incluyen una valoración del funcionamiento y unos criterios para determinar el éxito o el fracaso. En las redes sociales y organizativas los actores sociales, promoviendo sus valores e intereses e interactuando con otros actores sociales, están en el origen de la creación y programación de las redes. Sin embargo, una vez establecidas y programadas, las redes siguen las instrucciones inscritas en su sistema operativo y pueden auto configurarse dentro de los parámetros de los objetivos y procedimientos que se le hayan asignado. Para alterar los resultados de la red es preciso instalar en ella un nuevo programa (un conjunto de códigos compatibles orientados al objetivo) desde fuera de la propia red.
Las redes (y el conjunto de intereses y valores que representan) compiten o cooperan entre sí. La cooperación se basa en su capacidad de comunicarse. Esta capacidad depende de la existencia de códigos de traducción e interoperatividad comunes (protocolos de comunicación y del acceso a los puntos de conexión).
Las redes se convirtieron en la forma organizativa más eficiente como resultado de tres rasgos fundamentales que se beneficiaron del nuevo entorno tecnológico: flexibilidad, adaptabilidad y capacidad de supervivencia. Flexibilidad: las redes pueden reconfigurarse en función de los cambios en el entorno, manteniendo su objetivo aunque varíen sus componentes. Son capaces de soslayar los puntos de bloqueo en los canales de comunicación para encontrar nuevas conexiones. Adaptabilidad: pueden expandirse o reducir su tamaño con pocas alteraciones. Capacidad de supervivencia: al no poseer un centro y ser capaces de actuar dentro de una amplia gama de configuraciones, las redes pueden resistir ataques a sus nodos y a sus códigos, porque los códigos están contenidos en múltiples nodos que pueden reproducir las instrucciones y encontrar nuevas formas de actuar. Por ello, sólo la capacidad de destruir físicamente los puntos de conexión puede eliminar la red.
Gracias a las tecnologías de información y comunicación disponibles, la sociedad red puede desplegarse plenamente, trascendiendo los límites históricos de las redes como forma de organización e interacción social.[3]
Para Manuel Castells, la base del éxito de las redes sociales, consiste en su poder de penetración, así como de su capacidad de multiplicar la información, cualquiera que sea su origen. En esencia, la importancia de las redes sociales consiste en su capacidad de captar grandes audiencias.
De hecho, este sociólogo refiere que cualquier persona que se encuentre dudando respecto del poder de penetración de las redes sociales, tendrá que echarle una ojeada al aumento de usuarios de Internet en las últimas décadas.
El número de usuarios de Internet en el mundo pasó de 40 millones en 1995 a casi 1.400 millones en 2008. Ese año, las tasas de penetración alcanzaron más del 60% en casi todos los países desarrollados y crecían rápidamente en los países en desarrollo. La penetración global de Internet en 2008 era todavía de una quinta parte de la población mundial, y menos del 10% de los usuarios de tenían acceso a la banda ancha. No obstante, desde 2000, la brecha digital, desde la perspectiva del acceso, se ha ido reduciendo. La proporción de acceso a Internet entre la OCDE y los países en desarrollo descendió de 80,6:1 en 1997 a 5,8:1 en 2007. En 2005 se incorporaron a Internet casi el doble de nuevos usuarios en los países en desarrollo que en los países de la OCDE. China es el país con el crecimiento más rápido de usuarios de Internet, si bien la tasa de penetración seguía estando por debajo del 20% de la población en 2008. En julio de 2008, el número de usuarios de Internet en China era de 253 millones, superando los 223 millones de usuarios de Estados Unidos. En 2007, los países de la OCDE tenían una tasa de penetración de aproximadamente el 65% de su población. Además dada la enorme disparidad en el uso de Internet entre las personas mayores de 60 años y las menores de 30, la proporción de usuarios de Internet sin duda se aproximará al punto de saturación en los países desarrollados y aumentará sustancialmente en todo el mundo a medida que mi generación vaya desapareciendo.[4]
Gracias al crecimiento exponencial de Internet, Manuel Castells refiere que: «cualquier cosa que se cuelgue en Internet, con independencia de la intención del autor, se convierte en una botella lanzada al océano de la comunicación global, un mensaje susceptible de ser recibido y reprocesado de formas imprevistas».
Del ingenio de jóvenes usuarios de Internet reconvertidos en productores, surgieron formas revolucionarias de autocomunicación de masas. Por citar los ejemplos más representativos son You Tube, My Space, Facebook, Instagram, entre otros.
3.- Algunas definiciones comunes de las redes sociales
En Internet, existe una gran variedad de páginas donde es fácil encontrar definiciones de Redes Sociales. Las siguientes líneas responden a esas características, donde el común denominador consiste en definirlas de manera simple:
Una red social o comunidad virtual, en Internet, es un tipo de aplicación web que sirve para conectar a las personas con sus amigos y hacer nuevos amigos en el proceso. Las redes sociales aprovechan vínculos existentes entre personas para hacerse interesantes. Así por ejemplo tienen sentido que existan redes sociales relacionadas con un hobby o actividad, ya que los aficionados a un determinado tema tienden a querer hablar sobre su hobby con otras personas interesadas.
Las redes sociales crecen con rapidez gracias al marketing viral (yo invito a mis amigos, que invitan a sus amigos, que invitan a sus amigos….) y ofrecen medio de contacto directo con los interesados en un tema determinado.
Una red social es una estructura social en donde hay individuos que se encuentran relacionados entre sí. Las relaciones pueden ser de distinto tipo, como intercambios financieros, amistad, relaciones sexuales, entre otros. Se usa también como medio para la interacción entre diferentes como chats, foros, juegos en línea, blogs, etcétera.
De acuerdo con los expertos, las redes sociales son sistemas o estructuras sociales en los que se realiza un intercambio entre sus miembros, y de los miembros de una red con los de otra, que puede ser otro grupo u otra organización. Esta comunicación dinámica permite sacar un mejor provecho de los recursos que poseen los miembros de estas redes.[5]
4.- Algunos ejemplos de redes sociales
Si bien es difícil encontrar un origen o una paternidad única del uso moderno de las redes sociales, diversos analistas coinciden en que el origen de las redes sociales, ubicándolas desde el informacionalismo, se remonta, al menos, al año de 1995, cuando Randy Conrads creó el sitio web classmates.com. Con esta red social se pretendía que la gente pudiera recuperar o mantener el contacto con antiguos compañeros del colegio, instituto, universidad, etcétera. Posteriormente, en el año 2002 comenzaron a aparecer sitios web promocionando las redes de círculos de amigos en línea, cuando el término se empleó para describir las relaciones en las comunidades virtuales, y se hizo popular en 2003 con la llegada de sitios tales como MySpace o Xing. Otros autores refieren que entre 1997 a 2007, se crearon los sitios AsianAvenue, Blackplanet y MiGente, los cuales permitían a los usuarios crear relaciones personales y profesionales, creando perfiles que permitían a los usuarios identificar amigos en sus redes sin pedir la aprobación de esas conexiones. Desde entonces diversas redes se han creado, unas permanecen y otras han desaparecido. Según la zona geográfica, el líder puede ir cambiando, pero hasta el 2009, los principales competidores a nivel mundial eran: Hi5, MySpace, Facebook, Tuenti, Twitter y Orkut, Instagram.
5.- Usuarios de Internet en México
En nuestro país se tienen registros de que en el año 2016 se contabilizaron 70 millones de internautas, esto significó una penetración de 63% en la población mexicana de 6 años en adelante. Es muy interesante el dato estadístico porque en el 2015 había 65.8 millones. Esto significa que se registró un aumento de 6 por ciento en relación al año previo. También se ha destacado que en promedio, los internautas mexicanos llevan 7.6 años navegando y 7 de cada 10 internautas mexicanos, utilizan la herramienta al menos, desde hace 8 años.[6]
De conformidad a datos aportados por especialistas, el tiempo promedio de conexión en internet en México en el 2017 fue de 8 horas con 1 minuto, 47 minutos más que en el 2016. El internet ha superado al tiempo que ven televisión (tres horas tres minutos) y que escuchan radio (dos horas 50 minutos). El 52% de los internautas en México, se encuentran conectados en internet las 24 horas de día. Las horas de más tráfico son de las 14 horas hasta las 16 horas y en la noche de 21 horas a 24 horas.
El dispositivo por el que más nos conectamos a internet, siguiendo con la tendencia mundial, es el teléfono móvil (90 por ciento). Los dos dispositivos que le siguen a los smartphones son las computadoras portátiles (73%) y las tabletas (52%). Casi nueve de cada 10 internautas poseen PC/Laptop y un smartphone, y es clara la disminución del uso de las PC de escritorio y mientras crece el uso de tabletas. La principal conexión es desde casa (82%) a través de una red wifi (82%), seguidos de los planes de datos (61%), lo que permite la conexión desde cualquier lugar con señal (74 por ciento).
Los principales usos del internet en México es para acceder a redes sociales (83%), enviar y recibir correo electrónico (78%), enviar y recibir mensajes instantáneos (77%) y buscar información (74%). Facebook (95%) se mantiene como la principal red social en México, seguida por WhatsApp (93%), YouTube (72%), Twitter (66%) e Instagram (59%). Los usuarios pasan 38% de su tiempo conectados en internet en alguna red social. Los smartphones son el principal dispositivo para acceder a alguna red social, 8 de cada 10 internautas utilizan estos dispositivos. El uso de smartphones en redes sociales, ha impulsado el crecimiento de usuarios, en específico con redes que nacieron sólo en versión móvil, como Snapchat, Waze e Instagram.
El internet en México ha logrado un cambio de hábitos en sus usuarios. Siete de cada 10 admite que ha cambiado en alguno de los aspectos de su vida. Confirmando este cambio de hábitos de consumo por parte de los usuarios, las compras repuntan, así como las finanzas en línea. El segmento joven empuja estos cambios de hábitos en la población, mediante la adopción de tendencias.
Son muy interesantes las estadísticas que para este 2018 plantea la Asociación de Internet. Mx.[7]
Manuel Castells propone en sus investigaciones que Internet sirve para potenciar la mente humana. El detalle es que puede potenciarla –dice este extraordinario investigador– para bien o para mal.
Esperemos entonces que nuestros jóvenes mexicanos se ayuden de la red de redes con la intención de informarse para bien y no sólo para embrutecerse.
Bibliografía
Castells, Manuel: La era de la información: economía, sociedad y cultura (El poder de la identidad). Madrid: Alianza Editorial, volumen 2º ,1997.
Castells, Manuel: Comunicación y poder, España, Editorial Alianza, 2009.
Castells, Manuel: La ciudad informacional (Tecnologías de la información, estructuración económica y el proceso urbano-regional), Madrid, Editorial Alianza, 1995.
Referencias Electrónicas
Rebolledo, Ruy Alonso: “7 datos sobre los usuarios de Internet en México en el 2017”, México, El Economista. https://bit.ly/2lHpe7V
[1] Nacido en Hellín, provincia de Albacete, en 1942, fue exiliado por el gobierno de Franco, radicándose posteriormente en París, donde estudió Sociología con Alain Touraine. A los 24 años se convirtió en el profesor más joven de la Universidad de París. Fue en sus clases donde Daniel Cohn-Bendit y otros estudiantes iniciaron el Mayo francés de 1968. Por este motivo fue expulsado de Francia y se trasladó a Estados Unidos, donde se enfocó en el desarrollo de las tecnologías de la información y su impacto social. Castells ha publicado más de 20 libros y numerosos artículos sobre las complejidades de la información. Su obra cumbre es la trilogía La era de la información, la que constituye un ambicioso y original intento de formular una teoría que relaciona la comunicación y las tecnologías con las formas de producción y el comportamiento en el mundo contemporáneo.
[2] Castells, Manuel: La ciudad informacional (Tecnologías de la información, estructuración económica y el proceso urbano-regional), Madrid, Editorial Alianza, 1995.
[3] Castells, Manuel: Comunicación y poder, España, Editorial Alianza, 2009, páginas 45- 50.
[4] Castells, Manuel: Comunicación y poder, op. cit. p 97.
[6] Rebolledo, Ruy Alonso: “7 datos sobre los usuarios de Internet en México en el 2017”, México, El Economista. https://bit.ly/2lHpe7V