Por: JERRY GORTMAN
Existen múltiples problemas y desafíos que, sin lugar a dudas, son importantes resolver para los mexicanos en el nacimiento de la nueva década, tales como la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la educación, el crecimiento económico, etc., etc.; sin embargo, existen retos que afectan el tejido social en su raíz y cuya difusión y toma de conciencia es fundamental, ya que atacan directamente a la familia conformada por un padre, una madre y los hijos y al matrimonio como institución, creado este último para defender legalmente a la prole; por ello, es de vital importancia tomar conciencia de ello, ya que se encuentra en juego el presente y el futuro de las nuevas generaciones.
En primera instancia es pertinente hacer mención que ante el fracaso económico del socialismo marxista, con la desintegración de la U.R.S.S. el 25 de diciembre de 1991, se hizo necesario para esta ideología replantear sus métodos dictatoriales de dominio mundial: ya no sería la economía y la lucha de clases el motor del dominio de las masas sino la cultura y la subversión de los roles tradicionales entre el hombre y la mujer; es decir, una lucha de sexos. Al respecto, el teórico comunista Antonio Gramsci consideraba que para poder consolidar la revolución y dominio mundial era necesario revolucionar y subvertir la cultura humana, mutando la naturaleza del hombre (marxismo cultural).
De esta manera, el arma fundamental que utilizan los grupos de poder mundial para dominar a las sociedades es la ideología de género, por medio de la cual pretenden implementar una ética subversiva que persigue la destrucción del dualismo sexual hombre-mujer, a fin de lograr la destrucción de la familia natural y dañar el tejido social a través de un pensamiento único de carácter materialista que propugna fundamentalmente la sodomización de la sociedad como una nueva forma de organización familiar y el aborto como un derecho de las mujeres.
Esta ideología está impulsada por grandes organismos supranacionales tales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que cuenta con agencias especializadas encargadas de su difusión e imposición, tales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). También podemos mencionar al Banco Mundial y poderosas organizaciones mundialistas como el Club Bildelberg, la Comisión Trilateral, el Council on Foreign Relations, el Club de Roma, Green Peace, entre otros. Asimismo, se encuentra patrocinado por un poderosos grupo de control poblacional antinatalista y ecologista financiado por figuras como George Soros (Open Society Fundations), Rockefeller (Rockefeller Foundation), Jay Coleman (Deutsche Bank), Ted Turner (Turner Foundation), Jeffrey Siminoff (Morgan Stanley), Bill Gates (Gates Foundation), además de múltiples empresas transnacionales entre las que se encuentran Dow Chemical, Procter & Gamble, Microsoft, Citigroup, IBM, Toyota, Whirpool, HSBC, Wal-Mart, Barcklays, JP Morgan Chase, Lehman Brothers, entre otras.
Cabe señalar que dichos organismos supranacionales ejercen presión sobre los gobiernos de los países, principalmente aquellos que se encuentran en vías de desarrollo, a efecto de que se implante dicha ideología, condicionando préstamos internacionales a cambio de implementar la ideología de género en la educación, en los medios masivos de comunicación y en las leyes de los estados, principalmente en sus constituciones, como es el caso de nuestro país, en donde el gobierno de Peña Nieto elevó en el 2011 a rango constitucional el derecho a elegir la preferencia sexual, quedando plasmado en el Artículo 1º, Párrafo Quinto, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual señala que: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades… las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.
De esta manera, nuestro país quedó expuesto a merced de los dictados globalistas de intereses extranjeros que buscan eliminar a la familia y al matrimonio como instituciones sobre las cuales descansa el sano desarrollo de las sociedades, contraviniendo con ello a la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual señala que se protegerá la organización y desarrollo de la familia (Artículo cuarto, párrafo primero de la Constitución).
Con ello, será lícito iniciar una controversia constitucional para que se acepten y despenalicen aberraciones tales como la “pederastia”, ya que ésta es considerada como parte del diccionario de preferencias sexuales, dejando a millones de niños mexicanos en peligro de ser víctimas de la depravación y desviación sexual y mental de aquellas personas que ya podrán practicar sus “preferencias sexuales” con la defensa y apoyo de la Constitución y el Estado Mexicano.
Desafortunadamente, con el gobierno de López Obrador no va a cambiar en absoluto la imposición de la ideología de género en nuestro país, ya que MORENA, el partido del presidente, forma parte del Foro de Sao Paulo, mismo que está comprometido con el marxismo cultural y la difusión y defensa del aborto y del matrimonio homosexual en toda Iberoamérica, incluido por supuesto México.
Es importante mencionar que la ideología de género utiliza como herramienta fundamental la lingüística, a través de la alteración del sentido de las palabras y sus connotaciones emocionales, hasta lograr el cambio de valores y la transformación del pensamiento que permita conformar una nueva cultura donde los términos adquieran una nueva connotación, siendo ejemplo de ello las siguientes palabras:
- Interrupción del embarazo, en lugar de aborto,
- Salud sexual y reproductiva, en lugar de anticoncepción,
- Pareja o compañero, en lugar de concubina(o),
- Píldora de “emergencia”, en lugar de Píldora abortiva,
- Preferencia Sexual, en lugar de desviación,
- Preembrión, en lugar de feto,
- Género, en lugar de sexo,
- Tolerancia, en lugar de imposición,
- Reproductores, en lugar de padres,
- Política de población, en lugar de política abortiva, etc., etc.
Éste cambio del significado de los conceptos, pretende llevar a la confusión, dejándose de llamar a las cosas por su nombre y engañando a las masas con los nuevos significados de las palabras.
Dicha ideología tiene como objetivos fundamentales los siguientes:
- Deconstruir primeramente el lenguaje, para posteriormente deconstruir la familia, la educación, la cultura y la sociedad, facilitando con ello la imposición de un gobierno y dictadura mundial anticristiana y atea.
- Reducir el crecimiento poblacional a través del aborto y de la difusión del homosexualismo como forma de vida que debe imponerse a niños y jóvenes.
Al respecto, es importante hacer mención que a finales de la década de los 60 la élite mundial que busca reducir la población del planeta, a fin de tener un mejor control sobre ella, se dio cuenta que las campañas antinatalistas que venían implementando en diversos países, sobre todo del tercer mundo, no estaban dando los resultados que esperaban y que eran insuficientes para reducir el crecimiento poblacional, por lo que a efecto de acelerar su reducción decidieron promover el homosexualismo como una opción “legítima” de unión entre personas del mismo sexo. La lógica es: entre más personas “elijan” esta “modalidad” de unión, menos crecerá la población.
Para legitimarlo, en 1973 la Asociación de Psiquiatría Americana le quitó a la homosexualidad su carácter de padecimiento o desviación psicológica y, sin ningún sustento científico, se comenzó a considerarla como un “comportamiento normal”, quitándole su carácter antinatural y convirtiéndolo en una preferencia u opción, ocultando el hecho de que la homosexualidad es un padecimiento psico-emocional adquirido que puede curarse con una terapia adecuada, salvo aquellos casos que muestren un origen de carácter hormonal.
Es pertinente señalar que no se debe estar en contra del homosexual como persona, ya que éste merece respeto, comprensión y consideración, sino de la utilización del homosexualismo como un arma política y social para atacar la unidad familiar, el matrimonio y los valores cristianos; asimismo, se está en contra de la difusión de la homosexualidad como una “preferencia sexual normal” que puede “elegirse” y debe “imponerse”, en contra de la voluntad de las mayorías, dándole el mismo valor del matrimonio heterosexual y negando el carácter natural y sagrado que tiene la unión entre un hombre y una mujer para la reproducción y cuidado de la prole.
- Atacar la unidad familiar a efecto de degradar a la sociedad y controlarla a través de nuevos valores que exalten la libertad irrestricta del individuo contra las leyes de la naturaleza, contra las tradiciones y contra la Revelación divina, fomentando con ello el “derecho” al aborto, la homosexualidad, el feminismo radical, el amor libre, el suicidio asistido, el rechazo a cualquier forma de autoridad legítimamente elegida y la tolerancia obligatoria de todas las conductas y opiniones, aunque vayan éstas en contra de la salud y el equilibrio físico, emocional y espiritual de las mayorías, tales como el derecho a exigir la legalización del consumo de drogas.
- Imponer una dictadura de pensamiento y un gobierno mundial por encima de los gobiernos y las soberanías nacionales.
La nueva dictadura que se pretende implementar mediante el marxismo cultural representa una forma de dominación total sobre las conciencias, que persigue en última instancia la deconstrucción del hombre y la implementación de un nuevo orden global socialista, neopagano, ateo y carente de valores cristianos.
Los padres de familia mexicanos deberán luchar en contra de esta nueva forma de dictadura que es la ideología de género, ya que actualmente se ha abierto un grave peligro, ya que de no eliminarse la ideología de género de la educación, no se podrá llevar a cabo la impugnación de los planes educativos contenidos en los libros de texto gratuitos, mediante los cuales se “instruirá” a los niños y jóvenes a “elegir” su preferencia sexual, quienes podrán optar por la homosexualidad, la pederastia o la zoofilia, todo ello garantizado por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, quitando con ello el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos de acuerdo a sus valores y principios, tal y como ya sucede en Canadá.
Es necesario volver a utilizar los conceptos tradicionales para referirse a términos que utiliza la ideología de género para confundir. Volvamos a llamar al pan “pan” y al vino “vino” y volvamos a darle a las palabras su verdadero significado.
Asimismo, es fundamental volver a los valores cristianos de la doctrina evangélica que han sido parte de la fortaleza de las familias mexicanas a lo largo de nuestra historia.
Se debe tomar conciencia de este engaño y astuta manipulación ideológica y advertir a los adultos, niños y jóvenes mexicanos que están bajo acecho de grupos de poder mundial que buscan utilizarlos para obtener sus fines de dominación; es necesario que los padres de familia tomen el estandarte de la defensa de sus hijos.
Ninguna forma “alternativa de unión” puede equipararse al papel que juega un padre y una madre para lograr el bienestar psicológico, afectivo y sexual de los hijos.
Nadie puede quitarle a un niño o niña el derecho a tener un padre y una madre.
Defender la familia tradicional es defender la dignidad y el destino del hombre como criaturas de Dios.