Por: Miguel Ángel Jasso Espinosa
Casi a punto de terminar el sexenio de Enrique Peña Nieto, el que impulsó varias reformas estructurales en el país y entre éstas la Reforma Energética, siguen existiendo varias interrogantes en torno al beneficio real de la misma para los mexicanos.[1]
De la Reforma Energética, en lo más palpable para el ciudadano está el precio de las gasolinas en nuestro país que ya se encuentran en costos como los que nunca se hubiera imaginado ya no digamos un ciudadano a fines del siglo XX sino los que incluso votaron para llevarlo al poder hace apenas 6 años.
Ante el escenario actual del precio de las gasolinas en México, el ciudadano tiene derecho a preguntarse: ¿para qué ha servido la reforma energética?
Este es apenas un análisis breve, el IDIHPES próximamente entregará a sus socios un análisis más completo de la Historia de PEMEX hasta llegar a las reformas impulsadas por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Lo cierto es que PEMEX ya venía arrastrando una enorme cantidad de problemas que los gobiernos anteriores al de Enrique Peña Nieto sólo maquillaban.
En el primer trienio del gobierno de Vicente Fox Quezada (2004), Petróleos Mexicanos (PEMEX) era considerada la tercera productora de petróleo del mundo, pero hacia el año 2015 descendió cinco lugares en once años y ocupó entonces la posición número ocho entre las grandes petroleras a nivel mundial.
A principios de 2012 PEMEX era una empresa productiva del Estado ya en “ruinas, chatarrizada, saqueada, endeudada y con el petróleo y el subsuelo hipotecados”. Además, con combustibles caros que seguirán incrementando su precio a lo largo de los siguientes años.
Previo a la reforma energética, un especialista que abunde en el tema de la paraestatal, no le costará reconocer que mucho antes de ésta, desde hace años que empresas extranjeras estaban metidas en PEMEX de maneras diversas, por ejemplo, a través de los contratos de servicios múltiples y de los encargos de construcción de plataformas para la exploración en aguas profundas, así como en la producción de petroquímicos, de la que ya hacia el año 2012 había desaparecido casi completamente la industria nacional, con todo y que de acuerdo con las leyes vigentes, estaba prohibido, pero no se decía nada.[2]
Hacia el inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, éste tuvo la genialidad de lograr los acuerdos indispensables para poner a las fuerzas políticas del país del lado de su proyecto de gobierno, y llevar adelante la reforma energética.
En diciembre de 2013, el Congreso aprobó las reformas constitucionales que terminaban el monopolio de Pemex en el sector petrolero y gasífero, y lo abrían a la inversión extranjera. Mientras que antes “sólo existían” contratos por servicios, en los que las compañías eran pagadas por los mismos y no podían contar con parte o ingresos derivados de los hidrocarburos producidos, la nueva reforma permitió nuevos modelos de contratación: licencias, producción compartida y ganancias compartidas. Si bien, en el nuevo esquema presentado, PEMEX se mantiene como propiedad del estado; sin embargo, se le da más autonomía en la parte presupuestaria y administrativa, y a su vez, se vuelve un competidor más por los nuevos proyectos. Asimismo, se abre la inversión privada en el sector eléctrico, por lo que las empresas estarán en posibilidades de generar y suministrar este tipo de energía y competir con CFE.
Esencialmente la reforma define que son propiedad de la Nación los hidrocarburos alojados en el subsuelo; y se acotaron las actividades exclusivas del Estado a las de exploración y extracción; pero también hicieron permisible, mediante contratos, la participación de los particulares en dichas actividades; y asignaron a la extracción de hidrocarburos el objetivo de maximizar los ingresos del gobierno para financiar el desarrollo económico de largo plazo. Los cambios constitucionales se motivaron en el propósito de constituir mercados en los que los particulares, nacionales y extranjeros, pudieran participar con inversiones, tecnología y asunción de riesgos, y lograr ampliar la oferta de energía destinada a los mercados nacional y de exportación.
Pese a una significativa oposición, en agosto de 2014, la Cámara de diputados aprobó las leyes secundarias que otorgaban el «sí» total a la Reforma Energética. Dicha reforma presentó un nuevo panorama para la generación, distribución y comercialización de la energía en nuestro país. Si bien constituyó una gran oportunidad para el desarrollo de este sector en México, no se informó a la sociedad de los alcances de la Reforma energética con el debido cuidado.
Debido a que no se informó oportunamente a la sociedad los alcances de la reforma energética, ésta se ha venido sintiendo traicionada por su gobierno a medida que han llegado los nuevos gasolinazos.
Es oportuno recordar que a principios del año 2017 el presidente Enrique Peña Nieto le anunció a los mexicanos el aumento de los precios de las gasolinas en México y el fin de los subsidios a las mismas por parte del gobierno.[3] La noticia enardeció a los mexicanos, quienes inmediatamente solicitaron detener el aumento y la explicación realista de lo que hasta entonces sólo se entendía como un “nuevo y brutal engaño de la clase política contra la población”.
Poco servía que el presidente Peña Nieto intentase en los medios de comunicación defender su medida que consideró “responsable”, en tanto que: “mantener el precio artificial de la gasolina este año, equivaldría al costo de todos los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) durante cuatro meses; más del doble de los apoyos que entrega el programa Prospera; el triple de lo que destina el Seguro Popular a la salud; el sueldo de la mitad de los maestros y cinco veces el programa Pensión para Adultos Mayores”. Luego agregó: “Hemos disminuido nuestra plataforma de producción, hoy producimos menos petróleo que antes, se acabó la gran plataforma”. Y todavía Peña Nieto remató su discurso ante los medios de comunicación: “La gallina de los huevos de oro [Pemex] se secó. Cantarell se nos fue secando”.[4]
Las protestas continuaron y varios representantes de la clase política, de la denominada oposición, llamaron a la población mexicana en conjunto a cobrar la factura al gobierno federal para las elecciones del 2018.
Aunque se ha dicho que en política no existen las casualidades, apenas unos meses después de las protestas callejeras para oponerse al aumento de las gasolinas, en junio de 2017, el gobierno federal dio una noticia espectacular a los mexicanos. A través de la Secretaría de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos se anunció que “tras la reforma energética en México que dio apertura al mercado petrolero del país a corporaciones extranjeras, la primera excavación petrolera hecha exclusivamente por empresas privadas, ha dado como resultado el descubrimiento en la región de Tabasco de un nuevo yacimiento petrolero denominado Zama 1 y que fue descubierto por las empresas norteamericana Talos, inglesa Premier Oil y la mexicana Sierra Oil”; por su magnitud, se dijo, “se podría convertir en uno de los 20 pozos más importantes del mundo” porque se tiene contemplado que “se obtengan mil 400 millones y 2 mil millones de barriles al final de su exploración que se contempla de inicio en 2021”.[5]
De conformidad a lo expresado por la Comisión Nacional de Hidrocarburos se informó que el Gobierno de México recibirá de este yacimiento el 69,99% de las utilidades operativas por barril producido y el 80% con los impuestos y cuota contractuales.[6]
Aunque esta noticia no recibió ningún interés por la mayor parte de los medios de comunicación y en menor medida por la población mexicana, para el mes de noviembre de ese mismo año el presidente Enrique Peña Nieto dio a conocer el hallazgo de otro importante yacimiento de petróleo y de gas asociado que Pemex descubrió cerca de Cosamaloapan, Veracruz. El denominado “Ixachi-1”, que de acuerdo con estudios iniciales cuenta con un volumen de más de mil 500 millones de barriles de crudo que podrían representar reservas totales de alrededor de 350 millones de barriles de reservas 3P, es decir, probadas, probables y posibles.
Nuevamente el presidente Enrique Peña Nieto dijo ante los medios de comunicación: “Este es el hallazgo de Pemex más importante en campos terrestres que haya realizado esta empresa en los últimos años; además la extracción de ese petróleo va a poder hacerse relativamente pronto y a costos más bajos por la ubicación donde está este yacimiento, que se encuentra cerca de donde hay infraestructura de Pemex y va a permitir procesar el petróleo que se extraiga de manera más fácil. De tal suerte que ésta es una muy buena noticia: Pemex se vuelve más rico a partir del descubrimiento de este yacimiento”.[7]
De acuerdo con Pemex, ambos pozos son similares por su volumen. De conformidad a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, con los hallazgos, tan solo en el año 2017, se incrementaron exponencialmente las reservas de crudo del país.
No obstante lo anterior, en noviembre de 2017, el gobierno federal volvió a incrementar los precios de las gasolinas y en México diversos sectores de la sociedad se cuestionaron: si a partir de los yacimientos descubiertos, en palabras del presidente de México, “Pemex se volvió más rico”, pero el costo de las gasolinas sigue en aumento, entonces ¿para qué ha servido la reforma energética?
Como inicial respuesta a esta pregunta, en enero de 2018 se liberaron finalmente los precios de las gasolinas en todo el país y los mexicanos hemos visto una escalada de precios en las mismas, así como un repunte de la inflación que volvió a enardecer a millones de mexicanos. Ante este nuevo aumento de las gasolinas volvió a resurgir la pregunta: ¿para qué ha servido la reforma energética?
En el mes de marzo de 2018, en pleno encono de la sociedad mexicana contra los llamados “gasolinazos”, la revista Contralínea publicó un amplio reportaje sobre la liberalización de los precios de las gasolinas en nuestro país.
En opinión de sus redactores, se trata de conformar un escenario nacional perfectamente planeado por los tecnócratas que nos gobiernan para permitir el acceso de las grandes empresas trasnacionales de venta de combustibles. Al mismo tiempo, permitir el aumento de los precios de las gasolinas hasta que sus altos costos conviertan la venta en un negocio verdaderamente rentable para las empresas extranjeras y así se consoliden en el mercado interno.
De conformidad con el análisis de investigadores serios, no se trata solamente de que desaparecerán las gasolineras de Pemex y aquellas que vendan el combustible comercializado por esta empresa. Tampoco se trata únicamente de un golpe visual: que dejemos de ver los logos tradicionales de Petróleos Mexicanos y veamos ahora por todo el territorio nacional los rótulos o luminarias de ExxonMobil, Shell, British Petroleum (BP) o Chevron. En el fondo hay más infamia como la que ya esperan los ciudadanos mexicanos de sus gobernantes.
BIBLIOGRAFÍA
Sefchovich, Sara: País de mentiras, México, Editorial Océano, 2008
HEMEROGRAFÍA
“La gallina de los huevos de oro se secó: Peña; no hay de otra que asumir el gasolinazo” en Sin embargo, enero 12 de 2017.
“Pozo petrolero Zama-1 podría ser de los más productivos” en El Debate, 20 de julio de 2017.
“Presiona crudo el precio de gasolinas”, El Financiero, 18 de enero de 2018
“Reparación de tomas clandestinas cuesta a Pemex 755 mil pesos diarios”, 18 de enero de 2018, en MX Político.
Aguilera, Manuel; Alejo, Francisco Javier; Navarrete, Jorge Eduardo; Torres, Ramón Carlos: “Contenido y alcance de la reforma energética”, Revista Economía-UNAM, vol. 13, núm. 37, enero-abril, 2016, pp. 3-44. Universidad Nacional Autónoma de México.
Alemán, Vanessa y González, Nayeli: “Descubren una mina de oro petrolera”, en Excélsior, 4 de noviembre de 2017.
García Rivera, Enoc Alejandro: “Detrás de la Reforma constitucional de los hidrocarburos de 2013 (su contexto político, social y económico)”, revista Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, SOCIOTAM, vol. XXV, núm. 1, enero, 2015, pp. 29-59 Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Reséndiz, Francisco: “Peña Nieto promulga la reforma energética”. El Universal, 20 de diciembre de 2013.
“Llega importación de gasolina a 78%”, El Vigía, 22 de diciembre de 2017.
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
[1] Los primeros 20 meses del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto estuvieron marcados por la implementación de 11 reformas estructurales que pretenden transformar la vida de los mexicanos y de diversos ámbitos de la gobernabilidad en México. De acuerdo a Presidencia de la República, el objetivo de este ciclo de reformas es el de solucionar de forma concreta los grandes problemas de México, descrito en tres propósitos principales:
-Elevar la productividad del país para impulsar el crecimiento económico.
-Fortalecer y ampliar los derechos de los mexicanos.
-Afianzar nuestro régimen democrático y de libertades.
Las Reformas estructurales son:
1.- Reforma Laboral,
2.- Reforma Energética,
3.- Materia en competencia económica
4.- Reforma en Telecomunicaciones y Radio Difusión
5.- Reforma Hacendaria
6.- Reforma Financiera
7.- Reforma Educativa
8.- Nueva Ley de Amparo
9.- Nuevo sistema Penal Acusatorio
10.- Reforma político electoral
11.- Reforma en materia de transparencia
[2] Sefchovich, Sara: País de mentiras, México, Editorial Océano, 2008.
[3] “Los aumentos de precios que llegaron con el 2017” en El Universal, enero 2 de 2017.
[4] “La gallina de los huevos de oro se secó: Peña; no hay de otra que asumir el gasolinazo” en Sin embargo, enero 12 de 2017. https://bit.ly/2jcndk0
[5] “Pozo petrolero Zama-1 podría ser de los más productivos” en El Debate, 20 de julio de 2017. https://bit.ly/2yMGilE
[6] “Pozo petrolero Zama-1 podría ser de los más productivos” en El Debate, 20 de julio de 2017. https://bit.ly/2yMGilE
[7] Alemán, Vanessa y González, Nayeli: “Descubren una mina de oro petrolera”, en Excélsior, 4 de noviembre de 2017. https://bit.ly/2ignz7O