Por: Voniac Derdritte
Mil veces he explicado ya que nuestra sociedad adolece de una mentalidad exprés. Queremos todo rápido, instantáneo, ipsofacto. No conocemos la paciencia, porque no le vemos la utilidad. Cuando el defecto de la impaciencia se manifiesta en cuestiones tecnológicas o incluso culinarias, no importa mucho, pero cuando hablamos de política, olvidamos que ésta no responde a caprichos o a buenos deseos, sino a las leyes naturales que lo rigen todo, aunque se nos dé la impresión de que somos nosotros, los humanos, quienes controlamos nuestro destino.
Como sucede con todo lo trascendente en esta vida, los movimientos políticos nacen de una idea, una epifanía, un destino y una voluntad, pero es el fanatismo la fuerza que los nutre y que los hace crecer, expandiéndose hasta dominarlo todo, hasta conquistar el poder. No es ningún secreto que el elixir de la razón es inútil cuando se trata de la lucha por el poder. Ésta es más tierra de impulsos, pasiones y emociones que de introspección y reflexión intelectual. Y es por ello, y sólo por ello, que un movimiento sin jóvenes, es como un mar sin olas, y un océano sin mareas. Es decir, un simple estanque de agua, inerte, pasivo, sólo a la espera de su evaporación y de ser coronado con el olvido de la Historia. Dicho con otras palabras: cualquier movimiento que carezca del elemento de la juventud en sus filas, no tiene futuro. El joven es un ser fanático, impulsivo, y que por su natural y temporal impaciencia, está dispuesto a luchar hasta el cansancio con tal de ver sus sueños realizarse, contrario a los viejos, quienes gozan de sabiduría y estrategia, pero que carecen de vigor y vitalidad debido a que ésta ya no corre más por sus venas. ¡La juventud misma es la encarnación del futuro! Todos los esfuerzos de cualquier organización deben estar orientados a la juventud, pues ella, y sólo ella, es la que heredará el esfuerzo de los ya adultos.
Hoy la Resistencia, al menos en México, aunque estoy seguro de que algo similar sucede en todo Occidente, está compuesta por gente preponderantemente mayor. ¿Qué significa esto? Que a menos de que algo cambie, año tras año ésta será culturalmente menos influyente, y por lo tanto, políticamente más proclive al fracaso. Esto no puede continuar así. Los tiempos que corren exigen de activismo absoluto, aunque no del tipo que hubo durante el siglo XX, sino de uno adecuado al siglo XXI y a las condiciones políticas específicas de nuestra época, la cual, no es equivalente a los años 30’s del siglo pasado, sino a los años que corrían previo al colapso del Imperio Romano. ¿Qué significa eso? Que nuestro objetivo no está en tomar las instituciones podridas de nuestra sociedad, sino crear nuestra propia comunidad alternativa, paralela, no sólo donde logremos sobrevivir, sino florecer.
Es por ello que sugiero los siguientes pasos generales, una vez que los ideales y valores de la Resistencia sean homogenizados:
Fase 1:
- Crear organizaciones donde se integre la Resistencia, asignar roles, jerarquías y objetivos inmediatos, mediatos y futuros.
- Formar agrupaciones exclusivas para jóvenes: éstas deberán estar enfocadas en la formación ideológica en lo que concierne a temas históricos, valores e ideas políticas, por supuesto, nunca basadas en el dogma, sino en la ciencia y en la única Verdad, que es la que puede ser comprobada.
- Fomentar la sana convivencia entre los discípulos, de tal forma que de esta fraternidad surjan parejas que encarnen en su vida diaria lo aprendido en el aula.
- Emplear a los mejores alumnos, de tal forma que éstos cuenten con el sustento suficiente para poder crear familias propias, y que de éstas emane la siguiente generación de nuestra comunidad, quienes serán educados por nosotros y no por el Estado.
Fase 2:
- Colocar a los mejores alumnos de la Fase 1 en posiciones de autoridad dentro de la comunidad, de tal forma que éstos sean los tutores y autoridades de las nuevas generaciones de adeptos.
- Paralelamente, promover que estos tutores funden sus propias empresas, de tal manera que ahora sean ellos quienes puedan dar sustento a sus propios alumnos e hijos.
Fase 3:
- La adquisición de tierras y la formación de comunidades autosustentables donde se forjen y crezcan las siguientes generaciones de individuos, se elija a los mejores, y se les coloque en posiciones de poder y autoridad en las empresas ya formadas.
- El establecimiento de escuelas, hospitales y supermercados dentro de las comunidades, así como toda la infraestructura necesaria para abastecer sus necesidades.
- Simultáneamente, la creación de institutos y organismo paralelos, por supuesto, no reconocidos por el Estado, y sin embargo, que legislen, resuelvan conflictos y ejecuten lo legislado. Estos órganos políticos y jurídicos estarán comandados por los mejores elementos de la comunidad, seleccionados según su desempeño en los 5 pilares de la superioridad ya definidos y descritos en otras ocasiones.
- La formación de una fuerza de seguridad interna que vele por el orden dentro de las comunidades y dentro de las empresas.
Fase 4:
- La creación de un ejército capaz de proyectar fuerza fuera de las comunidades, financiado y sostenido por toda la infraestructura de esta sociedad paralela.
Por supuesto, sé bien que se me dirá que un proyecto así llevaría generaciones y obviamente sería ilegal a los ojos de cualquier autoridad, a lo que yo respondo: ¿en qué momento los años o las leyes se volvieron un impedimento para la supervivencia? ¿Qué organismo biológico digno de sobrevivir pide permiso para hacerlo? En el Mundo Real, que es la Naturaleza, no hay leyes, sino sólo la lucha por la supervivencia, y ésta es conquistada por el más fuerte, no por el más obediente de involuntarios e impuestos “contratos sociales”.
En esta urgente lucha por la supervivencia, los seres humanos que se sometan a las normas de hombres corruptos, en lugar de seguir las eternas leyes naturales, no merecen heredar el mundo.