El domingo 10 de noviembre Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia, tras haberse intentado reelegir por cuarta ocasión. Una intensa movilización popular, acompañada por la renuncia de los cuerpos policiales a actuar contra el pueblo y la decisión de las fuerzas armadas de mantenerse neutrales y no sostener por la fuerza a Morales, obligaron al antiguo líder cocalero a tomar esa decisión.