Desde la década de los 60 y hasta la actualidad grupos guerrilleros de mayor o menor fortaleza han querido implantar en México un gobierno de corte marxista-leninista, basado en una supuesta dictadura del proletariado, sustentado en el dominio de un partido único y en una ideología en la que el individuo queda por completo súbdito de un estado controlado por un pequeño puñado de “intelectuales” que deciden lo que para ellos es correcto o no.