Por: Jerry Gortman
“Estamos hablando de antes del segundo debate. Ya Andrés había mandado tres mensajes antes sobre la amnistía, sobre el borrón y cuenta nueva y no había tenido respuesta en Los Pinos. Les dijo en un discurso, se los dijo en Acapulco con empresarios. Y Peña Nieto decía: ‘Quién sabe’”.
Declaración hecha por Carlos Navarrete, expresidente del Partido de la Revolución Democrática en entrevista con la Revista Proceso.
El jueves 16 de abril apareció una nota en uno de los principales diarios de circulación nacional que daban a conocer la decisión de López de investigar las cuentas del expresidente Enrique Peña Nieto, de su esposa Angélica Rivera y del que entonces fue su primer círculo de colaboradores.
La solicitud de información fue enviada por la titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP), Irma Eréndira Sandoval, el pasado 14 de abril.
En ella se solicita que al menos 50 instituciones bancarias donde podría tener cuentas Peña Nieto o sus familiares, sean investigadas.
Para nadie es un secreto que el sexenio de Enrique Peña Nieto es considerado uno de los más corruptos en la historia moderna de México, sólo comparado con los sexenios sátrapas de Carlos Salinas de Gortari y de José López Portillo.
Uno de los casos más sonados de corrupción del entonces presidente fue el de “La Casa Blanca”, residencia que construyó para regalo de su esposa Angélica Rivera, localizada en las Lomas de Chapultepec y valuada en el año 2014 por 7 millones de dólares. Además de este caso sobresalen los escándalos de “La Estafa Maestra”, en la que, a través de 11 dependencias, se usaron 128 empresas fantasma para desaparecer 7,760 millones de pesos; asimismo, destacan los casos de la petrolera brasileña Odebrecht, quien sobornó a Emilio Lozoya, entonces director de PEMEX, para poder obtener licitaciones en México; la compra con sobre precio de FERTINAL, empresa de fertilizantes que se encontraba en quiebra y que a pesar de ello fue adquirida por PEMEX, lo cual dañó el patrimonio de la petrolera y el erario público; el de la constructora española OHL, quien fue beneficiada con múltiples contratos a cambio de sobornos al gobierno peñista, así como otros casos de escandalosa corrupción cometidos por los ex gobernadores priístas de Veracruz, Javier Duarte, de Quintana Roo, Roberto Borge y de Chihuahua César Duarte, quienes se robaron miles de millones de pesos, dejando en la quiebra a sus respectivos estados.
Estos son algunos de los condenables actos de corrupción cometidos por el expresidente Peña Nieto y sus colaboradores más cercanos, sin contar muchos otros más que no han sido investigados por la autoridad y que por lo tanto no son conocidos por la opinión pública y que seguramente significan también el robo de cientos de millones de pesos a costa del erario público y por ende del trabajo de millones de mexicanos, quienes, de esta manera, al ser despojados de estos recursos, se les priva de hospitales, medicinas, escuelas, carreteras, drenajes, pavimentación y otros servicios públicos que son un asunto de vital importancia para comunidades que viven en situación de pobreza o pobreza extrema. Esto es un asunto deleznable desde el punto de vista ético y moral al que no se le ha dado la importancia que tiene como elemento que condena a la muerte social a una nación, ya que al privársele a la gente de estos satisfactores, se comete un crimen social con el que se condena a muerte a cientos de personas por la falta de medicamentos y hospitales, por enfermedades infecciosas producidas por la ausencia de obras de desagüe o drenaje o por la falta de una carretera que los comunique con algún hospital.
Sin lugar a dudas Peña Nieto merece ser castigado por haber utilizado la investidura presidencial como medio de enriquecimiento y latrocinio en contra del pueblo de México, lo mínimo que se le pide a la autoridad es que se le aplique la justicia y lo meta a la cárcel, al igual que lo han hecho otros países latinoamericanos con sus gobernantes corruptos.
No obstante haberse dado a conocer la investigación en contra del expresidente Peña Nieto, el viernes 18 de abril el ganso de Macuspana, Tabasco, reculó y declaro en su monólogo mañanero que “No existe ninguna investigación del gobierno contra el expresidente Peña Nieto, puede haber denuncias en la Fiscalía por parte de ciudadanos, (pero) no hemos formulado nosotros ninguna denuncia”.
Señaló, además que tendrían que ser los ciudadanos quienes soliciten que se lleve a cabo una consulta para preguntarle al pueblo de México si quiere que se juzgue a los expresidentes.
En este contexto es pertinente preguntarse: ¿Qué deuda de carácter político o económico tiene López con Enrique Peña Nieto?, ¿hubo un pacto entre ellos y por ello López frena o desmiente cualquier versión que lo implique en una posible investigación?, ¿por qué sólo se investiga a algunos funcionarios de su gobierno como Rosario Robles, Emilio Lozoya o Luis Miranda Nava, pero no se llega hasta Peña?, ¿por qué dice López que su gobierno sólo investigará a Peña Nieto si existe una consulta ciudadana que lo pida?, ¿cuándo, qué requisitos tendría y cómo se lanzaría la dichosa consulta ciudadana?.
Al respecto, resulta revelador conocer las declaraciones hechas por el perredista Carlos Navarrete, expresidente del PRD, en entrevista concedida a la Revista Proceso en octubre del 2018, quien afirma que López y Luis Videgaray pactaron amnistía a Peña desde la campaña presidencial. En relación a esto nos dice lo siguiente: “Es un guión que pactaron para sus decisiones: el repliegue de Peña Nieto está pactado, el despegue de Andrés Manuel está pactado, la amnistía está pactada. Peña Nieto se podrá ir sin ningún problema y su gabinete también. El presidente podrá tomar sus decisiones. No le han puesto ni un obstáculo del tamaño de una canica. Nada. Todo camina. El fraseo con el presidente: ‘Es un demócrata, es respetuoso de la ley, el país está muy bien’. Todo pactaron con guión”.
Navarrete detalló que ante las pocas probabilidades de que José Antonio Meade, candidato del PRI a la Presidencia, alcanzara a López Obrador en las encuestas, Videgaray habría recomendado a Peña que aceptara los mensajes de López sobre ‘el borrón y cuenta nueva’ que ya le había mandado en varias ocasiones durante su campaña.
“Videgaray le dice: ‘Presidente, va a ganar (López Obrador). Así como te dije que iba a ganar Trump y que había que platicar, te digo que va a ganar Andrés.’ Y platicó. Por eso la transición de terciopelo”, señaló el exlíder perredista en la entrevista con la revista Proceso.
También menciona que otro elemento que influyó decisivamente para lograr el acuerdo, fue la amenaza que lanzó el candidato Ricardo Anaya, el 5 de marzo del 2018, de encarcelar a Peña si se llegaba a comprobarle que había incurrido en graves actos de corrupción, proponiendo para ello la creación de una comisión de la verdad que investigara al expresidente.
“Ese fue el último elemento que los convenció”, subraya Navarrete.
Además menciona que incluso la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) formó parte del pacto de López Obrador con Peña.
En relación a lo anterior, afirmó que en su momento nadie del gabinete de Peña protestó por la cancelación del Aeropuerto de Texcoco: “¿Se ha escuchado una opinión de alguien del gabinete, salvo la de Enrique de la Madrid, que se brincó las trancas y opinó en redes sociales para no usar la Secretaría de Turismo? Fue el único. Nadie del gobierno ha salido para defender Texcoco. ¡Está pactado!”.
De ser ciertas las declaraciones de Carlos Navarrete, es poco probable que López investigue y mucho menos encarcele al expresidente Peña Nieto por corrupto.
A todo lo anterior habría que considerar que López es masón, pertenece al Rito Nacional Mexicano, y el expresidente Peña Nieto también lo es. Entre hermanos masones existe un pacto implícito para no atacarse ni perjudicarse entre ellos.
Todo parece indicar que López pactó con “la mafia del poder” para llegar a la presidencia, esa mafia a la que supuestamente combate, pero que en realidad pertenece a ella.
Por ello, nunca se meterá con Peña Nieto ni con algún otro exmandatario mexicano.
En las altas esferas de la política mexicana, todos, absolutamente todos, tienen cola que les pisen. López sabe que no obstante tener un pacto de impunidad con Peña Nieto, si abre la caja de pandora en su contra éste podría dar a conocer, como venganza, negocios turbios, componendas, tranzas, corruptelas y desfalcos cometidos por López y sus ineptos colaboradores, que obviamente acabarían de desprestigiarlo. Esto sería, sin lugar a dudas, el suicidio político de la cuarta trastornación.
López sabe que le puede salir el tiro por la culata y ante la pérdida constante de aceptación entre el pueblo de México, cuyo porcentaje real ya es de menos del 50%, el riesgo es demasiado alto para él.