Por: Justo Mirón
Hola mis estimados lectores, cómo han estado, espero se encuentren bien.
Recordando mis años mozos, hace algunos días me acordé de una de mis aficiones favoritas cuando era niño, me encantaba ir al circo y ver de cerca los domadores de tigres; los caballos, montados por audaces jinetes; los payasos; los magos; los trapecistas, saltando en arriesgadas vueltas sin red de protección; el hombre bala, que era expulsado de un gran cañón y muchos otros personajes que se jugaban la vida todos los días.
En otras muchas de mis visitas, recuerdo que uno de los jinetes cayó del caballo, quedando desmayado en el suelo, más tarde el presentador del circo anunciaba que había sufrido fractura de cuello y de un brazo, pero que ya lo estaban atendiendo y que su vida estaba fuera de peligro. En otra ocasión al domador de tigres le tocó recibir un tremendo zarpazo de parte del felino, motivo por el cual tuvieron que llevarlo de inmediato al hospital por la tremenda herida y la hemorragia de sangre que presentaba.
Como todos sabemos, los espectáculos circenses conllevan riesgos en muchos de sus actos; nos olvidamos que entretener al público en un circo no sólo provoca aplausos y risas, en ocasiones puede provocar efectos contrarios. Esto también es válido cuando se pretende distraer a los habitantes de nuestro país con un espectáculo, a semejanza de un circo, montado para mostrar una supuesta campaña para hacer justicia en contra de los actos de corrupción de funcionarios del sexenio peñista, usando declaraciones y difundiendo videos comprometedores que sólo son eso, mientras no estén acompañados por las pruebas respectivas.
El gran circo en que se ha convertido la vida nacional con el caso Lozoya, dirigido por López, se encuentra dándonos un espectáculo de linchamiento político en contra de expresidentes y funcionarios que son acusados de actos de corrupción, con el fin, no de hacer justicia, sino de atacar a la oposición y ponerla, frente a los ojos de la población, como una opción corrupta, mientras que López y MORENA tratarán a toda costa de ocultar y minimizar cualquier acto de corrupción en el que estén involucrados, a efecto de que esto les permita obtener un capital político que los deje en la posibilidad de conservar las mayorías en las cámaras de diputados y senadores federales y en los congresos estatales y además ganar las 15 gubernaturas en juego que se disputarán en las próximas elecciones intermedias del 2021. Los fracasos del gobierno de López, tales como el desbordamiento de los efectos de la pandemia, con 60 mil mexicanos muertos; la caída económica más profunda en nuestra historia moderna y los índices de inseguridad más altos en los últimos años, se habrán olvidado durante los próximos meses para dar paso al gran circo del caso Lozoya, sólo que conforme vayan apareciendo nuevos números circenses en donde se vean a otros personajes grabados en video y se muestren a más involucrados, el país se irá metiendo en una vorágine que podría traer consigo el deterioro de la vida nacional, con resultados imprevistos y sobre los cuales todavía no alcanzamos a entender ni calcular los efectos políticos y sociales que podrían traer consigo al país.
Dentro de los posibles riesgos que el caso Lozoya y la utilización política por parte de López podría traer a nuestra vida nacional, caben señalar los siguientes:
1.- La institucionalización de la inconstitucionalidad en la vida política del país, impulsada por López.
López ha olvidado que cuando actúa como presidente no tiene derechos fundamentales sino deberes que le impone la Constitución.
El caso de Emilio Lozoya, exdirector de la petrolera estatal Pemex, es un ejemplo del desprecio del macuspano por respetar las reglas establecidas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En su conferencia del 17 de agosto, López dijo que el pueblo tenía derecho a conocer “toda la denuncia del señor Lozoya”. Añadió que esto se debía hacer “con todos los implicados, con todo el manejo del dinero, con la entrega de los sobornos”, y pidió que en el video entregado por Lozoya a la FGR se pudiera ver “en redes sociales y en la televisión convencional”.
Coincidentemente, horas después de estas declaraciones circuló en redes sociales un video que muestra a dos exfuncionarios del Senado recibiendo fajos de dinero en efectivo. En la tarde de ese día, medios de comunicación divulgaron el contenido de un supuesto documento en el cual Lozoya declaraba haber entregado 80 millones de pesos en efectivo a legisladores para que estos aprobaran la reforma energética impulsada por el expresidente Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, es pertinente mencionar que para que el video sirva de prueba para condenar a la cárcel a funcionarios priístas y panistas de administraciones anteriores, es preciso que la Fiscalía General de la República (FGR) reúna más datos de prueba; formule la imputación correspondiente ante un juez de control; que éste vincule a proceso a los involucrados; que el video sea ofrecido y admitido como un medio de prueba válido; y, por último, que sea desahogado en la audiencia de juicio.
Cabe señalar, que más allá de las etapas que conforman este proceso, se está violando la presunción de inocencia de los personajes exhibidos cuando los medios de comunicación difunden documentos o videos en que son presentados como “delincuentes”, antes de que sean juzgados y condenados. La Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha manifestado enérgicamente al respecto, cuando señala que: “La sola exhibición de personas imputadas en los medios de comunicación representa una forma de maltrato que favorece el terreno de ilegalidad”.
Con esta actitud de linchamiento, López ha hecho que la prensa se convierta en un cómplice de la violación al debido proceso y él en el representante de la ilegalidad e inconstitucionalidad, lo cual es sumamente peligroso para el país, ya que si el presidente no pone el ejemplo de ser garante del cumplimiento de nuestra Carta Magna, entonces México dejará de ser un país de leyes para convertirse en un país sometido a la voluntad, intereses y caprichos de un solo hombre, de un déspota como López que en una ocasión dijo: ¡Al diablo con las instituciones!
2.- El arraigo de la venganza política como forma de atacar al enemigo y dirimir las diferencias políticas, en lugar del diálogo y la conciliación.
Todo parece indicar que el responsable de la filtración del video, donde aparecen personajes del Senado recibiendo dinero, es la Fiscalía General de la República (FGR) o el mismo gobierno de López, lo que no dejaría lugar a dudas de tratarse de una venganza política orquestada desde el poder. De ser así, dicha filtración no buscaría la aplicación de la justicia, sino su utilización con fines políticos.
Como prueba del rencor y el ánimo revanchista de venganza que animan a López en el caso Lozoya, en su conferencia del 18 agosto pasado señaló que: “Se ha difundido el video pero no mucho, los medios no le están dando la importancia que tiene; no es el video de René Bejarano, ese se difundió a nivel nacional e internacional, y este veo que en las grandes televisoras no tiene exposición, no se habla del tema”.
En primera instancia López miente, dado que la mayoría de los medios de comunicación han transmitido este video, mientras que su alusión al video de Bejarano, su secretario particular cuando fue jefe de gobierno de la capital del país, y quien fue grabado recibiendo dinero del empresario Carlos Ahumada, sugiere que con la difusión del video de Lozoya le ha tocado el turno de su venganza.
La política mexicana se caracterizó durante muchos años en su capacidad de negociar sus diferencias mediante la conciliación y la negociación política. Por el contrario, si López privilegia la venganza política como una forma de ataque al enemigo, en lugar de buscar acuerdos y soluciones, entraríamos a un círculo vicioso que puede causar mucho daño a la nación, ya que después de un acto de venganza política, el afectado, seguramente, buscaría vengarse también, en una dinámica de nunca acabar.
3.- El posible desatamiento de la violencia entre enemigos políticos.
El 20 de agosto se difundió un video donde aparece Pío López Obrador, hermano de López, recibiendo dos paquetes de dinero de manos de David León, quien era operador de Morena en Chiapas en 2015.
Al respecto, el cinismo de López es mayúsculo cuando aceptando la veracidad del video declaraba que «No solo es lo cuantitativo, no solo es el monto del dinero porque no es comparar solo una operación ilícita que está denunciando al señor Lozoya, donde cobraron 200 millones de dólares de más en la venta de una planta chatarra, que esto que puede significar 2 millones de pesos, no solo es eso», declaró en su conferencia mañanera desde Aguascalientes.
Insistió en que en el caso del video de su hermano “hay notorias diferencias”, porque, según él no es comparable, porque en el caso de Lozoya se cobraron 200 millones de dólares mientras que en caso de su hermano puede significar 2 millones de pesos de “aportaciones del pueblo”.
Para no variar, López manipula todas las situaciones a su conveniencia; en este caso nunca acepta ni aceptará que, tanto es corrupción recibir dinero ilegalmente por 200 millones de pesos, que por 2 millones. No se trata de la cantidad sino del acto. Además, López y su hermano violaron la ley del Instituto Nacional Electoral (INE), quien prohibía, en ese entonces, las aportaciones privadas a los partidos y a las campañas políticas, sólo podían ser financiadas con recursos públicos.
En el 2015 Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del INE, mencionó al respecto:
“Es del interés de los mexicanos, que los partidos políticos institucionalicen su vida interna y se blinden de la influencia de fuentes ilícitas de financiamiento, eventualmente, incluso criminales”, agrego.
En este mismo sentido, queda pendiente otro asunto legal: cómo puede demostrar López que fueron “aportaciones del pueblo”, tendría que hacerse una investigación sobre el origen de esos recursos.
Respecto a este video del hermano de López es preciso rememorar que días antes Lozoya había implicado en sus declaraciones a Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. En el caso concreto de Salinas, es considerado el peor enemigo de López, quien, como se recordará, le llamaba “el innombrable”.
No es difícil considerar la posibilidad que en la filtración del video del hermano de López hayan colaborado personajes de la talla de Salinas de Gortari. Pensar que no iban a presentarse reacciones por parte de los afectados es un gran error de López. El video es prueba de ello.
El problema que podrían traer consigo los ataques y denostaciones de López, sin contar todavía con las pruebas que confirmen la culpabilidad de los personajes exhibidos, es que la situación podría llegar a un grado en el que se rebasen los simples videos y declaraciones y pase a una forma violenta, pudiéndose extender a otros ámbitos de la vida nacional.
Nadie niega la posible culpabilidad de los señalados en los videos; sin embargo, al ser López el principal interesado en la difusión de los mismos sin aportar pruebas, se convierte en juez y parte, dañando la imparcialidad de la justicia, y generando rencores de grupos políticos que se sienten ofendidos y denigrados por el ganso de Macuspana.
En este momento pareciera que López tiene la ventaja de tener agarrada la sartén por el mango. Está confiado en que Lozoya seguirá mostrando más y más personajes corruptos que le permitan enlodar a la oposición. Sin embargo, debe cuidarse, pues como dice el dicho: “del plato a la boca se cae la sopa” o “se le puede voltear el chirrión por el palito”, ya que al echarse como enemigos a personajes de la talla de Salinas, las reacciones de estos podrían complicarle la situación y salir también enlodado.