Por: Graciela Cruz Hernández
Uno de los mexicanos más relevantes, influyentes y trascendentales en la historia de nuestro país: Don Lucas Alamán, que nació al final de la época novohispana y vivió la transición hacia el México independiente del cual fue protagonista en la transformación e impulso de la nueva etapa del país. Don Lucas Alamán y Escalada nació en la ciudad de Guanajuato el 18 de octubre de 1792, fue un extraordinario historiador, empresario, intelectual, banquero y político mexicano considerado el más insigne pensador antiliberal de México. Fue un hombre que dedicó grandes esfuerzos al progreso económico y cultural de nuestro país. Impulsor de la industrialización de México, que era para él la base de la igualdad política y social del individuo junto con la enseñanza: “Sin instrucción no hay libertad, y, cuanto más difundida esté aquélla, tanto más sólida se hallará ésta”. Fue un visionario en el terreno industrial y económico. De él dijo Humboldt que era una de las inteligencias mejor cultivadas que había conocido.
Hijo de una acaudalada familia española dedicada a la minería. Realizó sus estudios primero en su ciudad natal y continuó en el Colegio de Minas de Ciudad de México, donde destacó en disciplinas como mineralogía, física, química y botánica. En 1814 se trasladó a Europa para emprender un viaje por diferentes países. Visitó España, Francia (donde conoció a Napoleón Bonaparte), Italia, Escocia, Suiza, Holanda, Alemania y Bélgica. En la ciudad de Freyberg completó sus estudios sobre explotación y beneficio de minerales; en la Universidad de Gottinga llevó a cabo también estudios de minería, mientras que en la Universidad de París siguió algunos cursos de química y de ciencias naturales.
De regreso a México, fue designado secretario de la Junta de Salud Pública. Nombrado diputado por Guanajuato en las Cortes de España, viajó de nuevo a este país, al tiempo que elaboró un Dictamen sobre el importante ramo de la minería, que fue aprobado por unanimidad y transformado en decreto por la Junta Gubernativa del imperio de Agustín de Iturbide.
En 1822 se trasladó nuevamente a Francia y Gran Bretaña. En este último país fundó la Compañía Unida de Minas, que contó con un capital muy importante para la época: seis millones de pesos. Regresó a México y el triunvirato que sucedió a Iturbide tras su abdicación lo nombró secretario de Estado del Despacho de Relaciones Exteriores, cargo desde el cual organizó el Archivo General de la Nación y fundó el Museo de Antigüedades e Historia Natural. A partir de entonces, Alamán dio comienzo a una brillante carrera política a lo largo de la cual fue nombrado diputado, senador y, por tres veces, secretario de Relaciones Exteriores desde el cual se encargó de fijar los límites territoriales entre México y Estados Unidos.
Sus intensas actividades políticas no le impidieron emprender diferentes proyectos: estableció la primera fundición independiente en México en 1825, administró los bienes de los descendientes de Hernán Cortés, se desempeñó como gobernador de la ciudad de México en 1849, estableció escuelas de arte y agricultura, sentó las bases de un instituto de historia y se preocupó por mejorar la antigua Academia de San Carlos. En 1839 propuso también el establecimiento de escuelas de arte y agricultura y logró la adopción e introducción del Sistema Métrico Decimal, que fue aprobada por el gobierno siguiendo sus informes técnicos.
Fundó el Banco de Avío, con el objeto de impulsar el despegue industrial de la nación. Creó también la primera herrería de México y dos fábricas de hilados y tejidos de algodón, e introdujo en el país carneros merinos, cabras del Tíbet y caballos sementales. Logró también la creación del Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio.
Lucas Alamán falleció el día 2 de junio de 1853 de una pulmonía. Dejó dos obras fundamentales: Disertaciones sobre la historia de la República Mexicana y una crónica contemporánea titulada Historia de México desde 1808 hasta la época presente.
Por el alcance de su obra hasta nuestros días y la trascendencia en nuestra historia, Don Lucas Alamán es quizá el mexicano más importante de la primera mitad del siglo XIX y es por ello, un orgullo de nuestra identidad nacional mexicana.