Por: Graciela Cruz Hernández
Anastasia Guadalupe quien al hacerse religiosa cambió su nombre a María Guadalupe, nació en Zapopan, Jalisco, el 27 de abril de 1878. Fueron sus padres el Sr. Fortino García y la Sra. Refugio Zavala de García, tuvo siete hermanos.
Su padre tenía una tienda de objetos religiosos frente a la Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, Basílica que la niña Lupita visitaba frecuentemente. Mostraba ya desde su tierna infancia un gran amor por los necesitados haciendo desde entonces obras de caridad.
Estudió música, pero no tenía las aptitudes para ello, luego estudió corte y confección, algo que sí dominó muy bien.
Lupita era una joven bonita y agradable, de trato sencillo y amable, muy servicial con todos. No siempre pensó en ser religiosa pues tuvo un novio llamado Gustavo Arreola, con quien incluso estuvo prometida en matrimonio a la edad de 23 años. En una anécdota que cuenta el cardenal Don Juan Sandoval Iñiguez quien la conoció personalmente, dice que un día la joven Lupita se fue a una fiesta sin el novio y éste se enojó porque había ido sola, sin él; Lupita finalizó el noviazgo después de este hecho dándose cuenta que su vocación no era el matrimonio.
Hacia 1898 junto con otras señoritas que pertenecían a una asociación de San Vicente de Paúl, del templo del Dulce Nombre de Jesús, en Guadalajara, Jalisco, se dedicó a atender enfermos del hospital llamado Beata Margarita (María de Alacoque, hoy santa) en la calle Garibaldi a dos cuadras del templo. Aunque el llamado hospital que había fundado el padre Salomé Gutiérrez era más bien un corral para atender enfermos, era mucha la necesidad en el lugar, hasta el grado de tener que hervir los algodones en una olla de barro, la sala de operaciones era un tejaban sin ladrillos que se tenía que barrer y regar bien para evitar se levantara el polvo y no hubiera peligro de infecciones.
En esta vida de servicio a los pobres y enfermos empezó a sentir la llamada del Señor Jesús para consagrarse a la vida religiosa sobre todo en la atención a esos hermanos en Cristo tan necesitados. Le contó esta inquietud a su director espiritual, el Padre Cipriano Iñiguez, que en ese entonces ya era el encargado del hospital Beata Margarita y él viendo la piadosa entrega y grandeza de alma que tenía Lupita, le dijo que él tenía la inspiración de fundar una congregación religiosa para atender a los enfermos del hospital y la invitaba a comenzar esta labor; ella aceptó y fue así que entre los dos fundaron la congregación religiosa de “Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres”. Las jóvenes que integraban la naciente y pobre comunidad se alimentaban de lo que recolectaban como limosna de casa en casa, pero sus limitaciones económicas no les impedía tratar con alegre corazón que se tornaba en generosa caridad en atender a los enfermos, animadas siempre por el ejemplo de su fundadora.
Los primeros votos que hizo la Madre Lupita fueron el 8 de diciembre de 1901 y cada cinco años renovaba sus votos en la fiesta del Sagrado Corazón, sus votos perpetuos los pronunció hasta el 25 de marzo de 1924.
La Madre Lupita fue proclamada Superiora General de la Congregación, cargo que tuvo durante toda su vida y aunque provenía de una familia de buen nivel económico, se adaptó con alegría a una vida extremadamente sobria y enseñó a las Hermanas de la Congregación a amar la pobreza para poder donarse más a los enfermos.
Le tocó vivir los duros años de la persecución religiosa en México, mujer valiente y de heroicas virtudes, arriesgando su vida y la de sus mismas compañeras quienes obligadas por las circunstancias se quitaron sus ropas religiosas, tuvieron que vestirse de seglares y le pusieron a su humilde hospital el logo de la Cruz Roja, escondieron el altar y todo artículo religioso, la Madre Lupita cambiaba constantemente de lugar la Reserva Eucarística para que no fuera profanada.
La Madre Lupita escondió en el hospital a algunos sacerdotes y al mismo Arzobispo de Guadalajara, Su Excelencia D. Francisco Orozco y Jiménez, muchas familias no lo hospedaron temerosos de las represalias, pero ella, desafiando el peligro, lo escondía en el hospital para librarlo de la ejecución. Pero su caridad no solo era para los perseguidos sino que también alimentó y curó las heridas de los persecutores, estos actos le valieron de protección pues los soldados que estaban acuartelados cerca del hospital impedían que tanto las Hermanas como los enfermos fueran molestados.
En vida de la Madre Lupita se abrieron 11 fundaciones en la República Mexicana, después de su muerte la Congregación siguió creciendo; en la actualidad las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres cuentan con 22 fundaciones en México, Perú, Islandia, Grecia e Italia.
Tenía la Madre Lupita la edad de 83 años cuando la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres festejó el 13 de octubre de 1961 el jubileo de diamante de la Madre Lupita, es decir, los 60 años de vida religiosa de su amada fundadora.
Entregó su alma a Dios el 24 de junio de 1963 en Guadalajara, Jalisco, México a la edad de 85 años. Tan amada era por pobres y ricos tanto de la ciudad como de fuera, que el hospital se llenó de gente al enterarse de la muerte de quien ya desde en vida consideraban una santa, (no tanto por hechos milagrosos o extraordinario sino por su cumplimiento a los valores evangélicos) querían ver por última vez a la Madre Lupita.
El lema que dejó a sus hijas espirituales fue: «Caridad hasta el sacrificio y constancia hasta la muerte».
Fue beatificada el 25 de abril de 2004 y canonizada el 12 de mayo de 2013.
La Madre María Guadalupe García Zavala, religiosa y santa mexicana, fue y sigue siendo un ejemplo de vida cristiana no sólo para las religiosas de la congregación que fundó, sino para todo fiel católico que desde el estado de vida que haya elegido desee servir a Dios en sus hermanos necesitados.