Por: Graciela Cruz Hernández
Hablemos de un mexicano excepcional: Esteban de Antuñano, economista, industrial y empresario que fundó la primera fábrica textil mecanizada en México, lo cual lo convierte en el padre de esta industria nacional. Fue también ideólogo y precursor del proteccionismo industrial y del progreso.
Esteban de Antuñano nació en Veracruz el 26 de diciembre de 1792, y se educó en una población industrial de España, luego fue a Inglaterra donde aprendió de la naciente industria de las máquinas. Regresó a México a radicar a Puebla en 1811 y fue síndico del primer Ayuntamiento de la época independiente en 1822.
En 1831 después de un fallido intento por fundar la industria textil en Puebla, Esteban de Antuñano resolvió emprender solo el establecimiento de una fábrica y solicitó un crédito al “Banco de Avío” de Lucas Alamán para comprar maquinaria norteamericana para hilar.
La marquesa Calderón de la Barca que era una cronistas de la vida y costumbres de México en el siglo XIX, aseguró que el proyecto de Antuñano, era considerado absurdo e irrealizable, pero él no claudicó y aunque llegó a sufrir mucho junto con su numerosa familia, al grado de no tener a veces ni para comer, no se dio por vencido.
La maquinaria finalmente llegó a puebla en 1834 y en 1835 la fábrica comenzó a hilar de manera constante haciendo honor a su nombre “La Constancia Mexicana”.
Don Esteban de Antuñano quiso comprar más maquinaria norteamericana y después de muchas dificultades él mismo fue a Nueva York en 1837. El barco en el que viajaba su maquinaria naufragó y solo se rescató una parte que fue embarcada en otro barco, que también naufragó.
En Filadelfia compró más maquinaria, y por increíble que parezca, ésta también se hundió, pero esto no detuvo el espíritu indomable y determinado de don Esteban de Antuñano que respondió a las adversidades o boicot, construyendo su propia maquinaria, por esta perseverancia la marquesa Calderón de la Barca dijo:
“El ejemplo del Señor Antuñano ha dado a la industria en Puebla un impulso decisivo, además de ofrecer el más extraordinario ejemplo en la lucha en contra de la adversidad que aniquila a los débiles, pero nutre a los fuertes.”
En 1838, Antuñano incursionó en otros ramos de la industria como el vidrio plano, la loza fina y el papel. Don Esteban de Antuñano, además de industrial, fue un gran intelectual que difundió sus ideas acerca de la naciente industria algodonera con panfletos para promoverla y convencer de que el progreso estaba en el desarrollo industrial, pues éste, apoyado con modernos métodos tecnológicos, era el único medio de asegurar el progreso económico y fue el primero en hablar de la necesidad de desarrollar en el país “un espíritu de empresa”.
También propuso y presionó al gobierno para prohibir la importación de textiles extranjeros para proteger y desarrollar la industria algodonera nacional.
Esteban de Antuñano escribió un libro titulado “Economía política de México” en la que proponía medidas nacionalistas como: Economía en los gastos públicos, fomentar la industria y Créditos con baja tasa de interés y a largo plazo.
Esteban de Antuñano era consciente de sus logros y se dio a así mismo el título de “Fundador de la industria mexicana”, “primer insurgente de la industria fabril en México” y de Puebla, a la que bautizó como “La Dolores de la Independencia Industrial”. La fecha de la fundación de su fábrica, la equiparó a la de la Independencia Nacional diciendo que fue el día del inicio de la independencia industrial.
Esteban de Antuñano murió el 7 de marzo de 1847 y ese mismo año el gobierno de Puebla lo nombró benemérito del Estado y fundador de la industria fabril en México.