Por: Graciela Cruz Hernández
Nació en Acaxochitlán, Hidalgo, el 28 de noviembre de 1793. Hijo de José García de San Vicente y de María Josefa Pastrana. Pasó sus primeros años en su pueblo natal, luego fue llevado a Zacatlán para que hiciera sus primero estudios; luego llegó a Puebla para su ingreso en el Seminario conciliar en 1809 y luego siendo siempre un estudiante exitoso estudió Derecho Civil y Canónico en la Universidad de México, donde se graduó en 1818. Regresó a Puebla y fue nombrado profesor de Etimología. En 1821 fue ordenado sacerdote obteniendo la cátedra de Gramática y Geografía; decidió regresar a su entorno de origen en Tulancingo.
Don Nicolás García de San Vicente, visionario y avanzado en sus ideas, fue elegido diputado en 1823 por el distrito de Tulancingo al Congreso de Puebla. Durante 1828 y 1829 fue presidente de la Sociedad para la Protección de la Instrucción Pública, que él había fundado en 1825 a sus poco más de treinta años.
En 1839 y 1840 fue profesor de gramática latina y española en el Colegio de Tulancingo, donde continuó hasta su muerte.
Buscó caminos en las ciencias del lenguaje, métodos nuevos en la gramática y, desde luego la pedagogía, la gramática de parecer aburrida y tediosa consiguió la manera para enseñarla de forma fácil e incluso divertida, tanto a los niños, como a los que serían maestros, pero también a la gente del pueblo, incluso a las mujeres, sabedor de lo que ellas podían trasmitir a sus hijos desde el hogar.
En la Constitución de Cádiz de 1812, en el artículo 366 leemos: «En todos los pueblos de la monarquía se establecerán escuelas en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles…» Así pues el padre Nicolás, había establecido un nuevo método que perfeccionó con su Silabario, puesto bajo la advocación de San Miguel Arcángel, tradicionalmente se le ha conocido como El Silabario de San Miguel.
Aprendió griego y latín, hebreo, tradujo parcialmente la Biblia, en lengua moderna, cotejada con las lenguas originales. Estudió las lenguas modernas, francés, e italiano, y el lenguaje castellano. Enseñó gramática castellana, mediante versos como instrumentos didácticos con mucho éxito.
La siguiente es una lista de obras del padre Nicolás García de San Vicente:
- Silabario, (c. 1820)
- Ortografía castellana acomodada a la pronunciación mejicana, (1830)
- Geografía de los niños, (1839)
- Cosmografía, (1843)
- Reglas de Etimologías y Sintaxis, (1845)
- Extracto de la Regla de caligrafía de Torio. (Don Torcuato Torio de la Riva, gramático).
- Geografía física y política para su aprendizaje.
- Gramática castellana en verso.
- Lecciones de geometría al alcance de la inteligencia de los niños.
- Ortografía castellana de Torio en verso.
- Traducción de La Biblia, de la versión francesa de Vencé.
- Traducción de la Historia Antigua o de Baja California, del italiano, escrita por Francisco Xavier Clavijero.
En cuanto a El Silabario que fue muy importante y lo ha seguido siendo pues se han encontrado artículos de años recientes donde aún se recomienda para combatir el analfabetismo dado su exitoso método de enseñanza.
Por muchos años, que fueron del siglo XIX al XX, el Silabario fue reproducido, incluso sin el crédito al Padre G. de San Vicente, los cuadernitos se vendían a muy bajo costo. En el Silabario, se agregaba también el catecismo, del padre Ripalda y algún que otro poema, del propio padre García de San Vicente.
Nicolás García de San Vicente fue un teólogo, un filósofo hombre de su tiempo y no ajeno a su entorno; uno de los primeros educadores e impulsor del acceso a la educación en nuestro país.
Escribió un buen número de libros de texto para uso escolar. Dejó sin terminar Lecciones de Geometría. Murió el 23 de diciembre de 1845 a la edad de 52 años. En su honor varios centros educativos llevan su nombre.
En el Paseo de la Reforma, de la Ciudad de México, hay un monumento a la memoria de Nicolás García de San Vicente; ese monumento, es obra del artista Juan Islas; y se trata de «un grupo escultórico». Se ve al padre Nicolás, ofreciendo a un niño un ejemplar de su Silabario, parecen ir caminando, el niño, de rostro alegre, toma el ejemplar del cuaderno.
Sus restos fueron depositados en la catedral metropolitana de Tulancingo, donde se tiene una residencia del adulto mayor que lleva su nombre. En su honor varios centros educativos también llevan su nombre, así como la biblioteca de la Universidad Tecnológica de Tulancingo, igualmente hay calles que lleva el nombre de este ilustre mexicano.