Por: Graciela Cruz Hernández
Joaquín de la Santísima Trinidad Nicolás Mariscal Piña, nació en la Ciudad de México el día 10 de Septiembre de 1875. Fue el quinto hijo de Alonso Mariscal Fagoaga y Juana Piña Saviñón. Nicolás tuvo seis hermanos: Mariano, Ildefonso, Alonso, Luz, Carmen y Federico.
La vida y formación de Nicolás transcurrió entre dos diferentes personalidades: la de su padre, militar severo, firme, tenaz, trabajador, político y catedrático; y la de su madre, una mujer amorosa con gran afición por la música.
La infancia de Nicolás transcurrió en Querétaro en la Hacienda la Mariscala, fue un niño alegre, sano, e inquieto, atributos que le hicieron disfrutar su estancia en el campo de donde siempre guardó gratos recuerdos.
Después de un período en Querétaro, Nicolás Mariscal y su familia, regresaron a la Ciudad de México. Vivieron en las calles de la Soledad 24, en donde transcurrió la juventud de Nicolás.
Durante 1887, Nicolás cursó sus estudios secundarios en el Colegio Groso ubicado en las calles de Coliseo; una vez concluida esta etapa en su educación, ingresó al Antiguo Colegio de San Ildefonso convirtiéndose un destacado alumno de la escuela Nacional Preparatoria donde estudió bases de dibujo, materias generales e idiomas.
Mostró un profundo interés por las reuniones culturales e intelectuales, así como por la difusión de la cultura mediante el intercambio de experiencias e ideas. En la última década del Siglo XIX, Nicolás ingresó a la Escuela de Bellas Artes con sede en el edificio de la antigua Academia de San Carlos para cursar la carrera de Arquitectura. Su amplia cultura le permitía leer en inglés, francés, italiano y ocasionalmente en alemán; lo que podemos apreciar por escritos que ha dejado al igual del legado cultural constituido por su biblioteca, integrada por un amplio repertorio de libros en diferentes idiomas. Por el amor a la música que heredó de su madre Nicolás disfrutaba de la ópera y de la zarzuela a las que acudía frecuentemente; tomaba clases de canto, tocaba el piano y organizaba reuniones y tertulias en su casa de la Soledad.
En 1896, faltando dos años para terminar su carrera, participó en el concurso para el proyecto de la Tribuna Monumental de Chapultepec, el cual ganó, encomendándole también la ejecución de la obra. Obtuvo su título en octubre 12 de 1898, con el proyecto “Monumento a la Batalla del 2 de Abril”. Una vez terminada la carrera, su tío Ignacio Mariscal lo premió con un viaje a Europa, en donde el joven arquitecto quedó cautivado por la ciudad de Londres y el buen gusto de sus habitantes; éste y otros viajes posteriores, aumentaron su interés en otros países abriendo su mente a otras culturas y costumbres. En sus recorridos prefería las casas de huéspedes a los hoteles, pues eso le permitía convivir y practicar el idioma con la gente de la localidad. Viajó en varias ocasiones más, destacando el viaje realizado a Madrid, en 1904, como representante de México ante el VI Congreso Internacional de Arquitectos. Además de su estancia en París y Londres visitó Alemania y Austria.
Entre otras actividades están los diversos puestos que Nicolás Mariscal desempeño en el Gobierno: de 1900 a 1903 ocupó el cargo de Regidor del Ayuntamiento de la Ciudad de México en la Comisión de Embellecimiento; asimismo se desempeñó como Inspector de los Ferrocarriles Urbanos, colaboró en la elaboración de proyectos para la mejora de la Ciudad y para establecimiento de parques.
A la par de su labor como arquitecto, está su empeño en la difusión de la cultura para una mayor y mejor apreciación de los fundamentos y valores que constituyen la arquitectura. Nicolás Mariscal con la intención de reconciliar distintos aspectos del arte y la ciencia, de la arquitectura y la ingeniería, fundó en enero de 1899, a la edad de 24 años, la revista El Arte y la Ciencia, convirtiéndose en un éxito desde el principio por la aceptación que tuvo. Su calidad fue avalada al recibir la Medalla de Oro en la Exposición de San Louis Missouri de 1904. Su publicación fue interrumpida en junio de 1911 a causa de la Revolución.
En el año de 1902, Mariscal, en compañía del arquitecto Samuel Chávez, envió a la Subsecretaría de Instrucción Pública, presidida por Justo Sierra, un proyecto para la reforma del plan de estudios en la carrera de Arquitectura, en el que plantearon lo que debe ser un arquitecto así como su función social.
Impulsó sus ideas impartiendo cátedra durante muchos años no sólo en la Escuela de Bellas Artes sino también en diversas instituciones de alto nivel académico.
En 1902, siendo joven, se reunía periódicamente en la “Asociación de Autores Líricos y Dramáticos, Escritores y Artistas”. Al principio, estas reuniones tenían lugar en el pórtico del Teatro Arbeu, posteriormente serían en la sala del Teatro del Conservatorio facilitada por Don Justo Sierra. En una de esas reuniones ya como socio numerario, Nicolás pidió la palabra y de una manera correcta expresó y sostuvo las razones en las que, como miembro de la Comisión de Reglamento y con la conformidad de sus compañeros en ese cargo, solicitaba el cambio de nombre de la sociedad por el de “Ateneo Mexicano Literario y Artístico”. Algunos miembros, entre ellos su Presidente Juan de Dios Peza, se opusieron. Puesto a votación nominal, dicho título fue aceptado por veintiún votos contra dieciocho. También propuso se nombrase al Presidente Porfirio Díaz como “Socio Protector Insigne y Presidente Nato” del Ateneo en cuestión. La propuesta fue aprobada por unanimidad y una vez que el Presidente aceptó el nombramiento, se fijó la sesión inaugural para el ocho de mayo en la Cámara de Diputados. Ese día Rafael Zayas y Enríquez y Nicolás Mariscal, con su elocuencia prendieron los ánimos llevando al máximo los espíritus, el entusiasmo y la convicción de que para engrandecer las artes se necesita, además de la inspiración y del estudio, la unión de los Artistas. Esta Sociedad desapareció poco después, siendo seguida por el Ateneo de la Juventud y años más tarde por el Ateneo de México; en éste último también participó el arquitecto Nicolás Mariscal.
Su interés por las artes y la arquitectura siguió por muchos años aunque el entorno y las condiciones sociales y familiares cambiaron; el México de la primera mitad del Siglo XX sufrió muchos cambios. Durante los primeros años se vivió dentro de una cierta tranquilidad, misma que se transformó en inestabilidad debido al movimiento revolucionario. Todo esto le motivó a concentrarse en sus obras, en la enseñanza y en diversos trabajos arquitectónicos así como en la educación y formación de su familia.
En 1931, viaja a Europa a diversas universidades de París, Berlín, Roma y Londres, enviado por la Universidad Nacional Autónoma de México; regresa un año después y organiza tanto la Exposición Nacional e Internacional de Arquitectos contemporáneos, como el intercambio de arquitectura contemporánea entre México y la ciudad de los Ángeles.
La profesión y verdadera pasión de Mariscal fue sin duda la arquitectura; trabajó en la realización de una gran variedad de proyectos, construcciones y restauraciones de obras públicas y privadas. Entre las más destacadas estuvo la remodelación al edificio de Relaciones Exteriores en la Avenida Juárez.
A partir de 1936 su vida profesional se orienta a obras de género religioso. Fue un hombre preocupado por la formación católica, inculcaba los valores de la religión a su familia e incluso se hacía acompañar de algunos de ellos a sus viajes, explicándoles sobre el arte religioso y de cómo reparaba y restauraba iglesias. Realizó varias obras importantes de este rubro por ejemplo las reparaciones al templo de la Profesa y a la Catedral de México, obra suya también fue el proyecto de la capilla monumental a Cristo Rey en la Catedral de León Guanajuato, el monumento a San Miguel en San Miguel de Allende Guanajuato, así como la Ermita Expiatoria y como culmen de su obra maestra el Monumento a Cristo Rey en la cumbre del cerro del Cubilete en Silao, Guanajuato, Nicolás fue el autor del proyecto y el Arq. José Carlos Ituarte González fue el constructor del mismo.
El monumento a Cristo Rey fue la síntesis de lo que él persiguió durante su vida. Ahí fue donde concretó el amor profundo por sus principios y profesión. Le costó mucho trabajo tanto el proyecto como la obtención de licencias, ya que se trataba de una obra de una magnitud colosal.
Nicolás Mariscal, murió el 13 de mayo de 1964 a los 89 años de edad. Su vida fue plena, disciplinada llena de satisfacciones y logros, fue un hombre con constancia y determinación. Inculcó en sus hijos el amor y el interés por la belleza, por el orden en la naturaleza de las cosas.
Su acervo bibliográfico de más de cuatro mil volúmenes de libros y revistas, que incluye los 12 años de la histórica publicación «El arte y la ciencia», fundada en 1899 por el propio Mariscal fue entregado por sus familiares a la Universidad Iberoamericana (UIA). De acuerdo con un comunicado de la institución, el material le fue entregado en el marco de su 70 aniversario, por la familia Mariscal Torroella.
La vasta colección cuenta con ediciones francesas, alemanas, españolas, italianas y portuguesas sobre arquitectura, arte clásico y religioso, urbanismo, pintura, escultura, dibujo, fotografía, medicina, filosofía, religión, música y teatro, entre otros temas.
Los restos de Nicolás Mariscal Piña, tras estar en un panteón civil, ocupan en la actualidad un lugar en una cripta de la Catedral de México, cerca de la cripta arzobispal. Lugar privilegiado para el gran arquitecto que nos hace sentir orgullosos de Nuestra Identidad Nacional Mexicana.