Por: Hugo Pereyra Mares
Tras un conteo de votos que se prolongó por cinco días, el estado de Pensilvania proclamó ganador al ex vicepresidente Joe Biden, con lo que superó los 270 votos del colegio electoral, necesarios para que asuma como el 46to mandatario de nuestro vecino del norte.
Hay que recordar que en los Estados Unidos la elección presidencial es indirecta, es decir, a cada uno de los cincuenta estados que integran la federación se le adjudican votos en relación a los 100 senadores (dos por cada entidad) y uno por cada uno de los 435 diputados que envía al congreso, de esta forma Idaho o Maine suman tres votos, en cambio California logra 55, excepto en el caso del Distrito de Columbia, que sólo cuenta con tres congresistas, por lo que la votación popular no es decisiva.
En la noche del martes y hacia la madrugada del miércoles, parecía que Donald Trump, contra todos los pronósticos, había conseguido la reelección, pero los sufragios anticipados enviados por correo, fueron variando las tendencias y de esta manera el demócrata y su compañera de fórmula Kamala Harris, la primera mujer y de ascendencia mestiza, su padre es de origen caribeño, su madre india, en alcanzar la vicepresidencia, asumirán funciones el próximo 20 de enero.
Biden logró varias marcas: es el primer ex vicepresidente de las filas demócratas en alcanzar la cúspide mediante elecciones, antes que él fracasaron Al Gore en 2000 y Hubert Humphrey en 1968; será el jefe del ejecutivo con mayor edad en la historia de su país, ya que cumplirá 78 años el 20 de noviembre y quiebra la racha de tres presidentes consecutivos que habían logrado ocho años de mandato -Clinton, Bush jr y Obama.
Biden había buscado la candidatura en 1988, pero naufragó frente a Mike Dukakis -quien perdió con George Bush padre-, a partir de que se descubrió que en sus discursos plagiaba al entonces líder laborista británico Neil Kinnock; a partir de ese punto se le fueron encontrando más exageraciones y falsedades, por lo que tuvo que retirarse; hizo una breve tentativa en 2008, pero fue opacado por Hillary Clinton y Barack Obama; y este año en las primarias de su partido parecía haberse desplomado, hasta que uno de los políticos negros más influyentes de la cámara baja, Jim Clyburn, le ofreció su apoyo en la crucial Carolina del Sur, Biden remontó y de allí se enfiló a una recuperación completa en el super martes, con lo que doblegó al senador por Vermont, Bernie Sanders, el precandidato más de izquierda en la competición.
Biden hizo una campaña de muy bajo perfil, con apariciones públicas limitadas, lo que atribuyó a los riesgos del coronavirus. En los dos debates con Donald Trump, se mostró moderado y conciliador, evitando cometer errores; su propuesta política fue la de no ser el presidente en ejercicio y eso le valió el respaldo de los principales medios de comunicación; las figuras más importantes de Hollywood; los deportistas de alto perfil, en particular los del basquetbol y futbol americano, e inclusive los magnates de las grandes compañías de la era digital.
Los dos asuntos que tendrá que atender Biden de inmediato son reactivar la economía de su país, que está en un grave estancamiento y acelerar la producción de una vacuna que mitigue lo efectos del Covid-19, que ha ocasionado más muertes en su nación, que en cualquier otra en el mundo.
Existe duda e incertidumbre sobre las medidas que tomará en política exterior, la que se espera sea muy diferente a la de la administración saliente y ha externado que en aspectos como el cambio climático y el uso de combustibles fósiles tendrá una línea dura, por lo que se promoverán los automóviles eléctricos, la disminución del empleo del carbón y restringir la práctica de la explotación petrolera a través del método conocido como fracking.
En política interior Biden tendrá que conciliar posiciones contrapuestas entre limitar o no el financiamiento a las policías; el aumentar el número de los miembros de la corte suprema, para contrarrestar a los nombrados por Trump; y el tipo de lineamientos que se practicarán con respecto a la migración legal e ilegal. Además, del tema siempre difícil en Estados Unidos, de controlar el acceso y la posesión de las armas por parte de los ciudadanos.
Biden y Harris empezaron el proceso de transición que implica seleccionar a quienes ocuparán los principales puestos en el gabinete y en el aparato de gobierno, además de embajadores y jefes militares que deben de ser avalados por el senado, que conserva mayoría republicana.