Por: Hugo Pereyra Mares
Tras ocho años de arduas negociaciones, se firmó el pasado 15 de noviembre en Hanói, Vietnam, la Alianza Económica Integral Regional.
Quince países de Asia y Oceanía firmaron el acuerdo para formar la asociación comercial más grande del mundo, quedando integrada por China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN): Vietnam, Tailandia, Singapur, Indonesia, Filipinas, Malasia, Myanmar (Birmania), Camboya, Laos y Brunéi.
Dicho acuerdo será mayor que el T-MEC firmado entre Estados Unidos, México y Canadá y que el de la Unión Europea.
La Alianza Económica Integral Regional (llamada RCEP, por sus siglas en inglés Regional Comprehensive Economic Partnership), representa casi un tercio de la economía global (un mercado de unos 2 mil 200 millones de personas, alrededor del 30% de la población mundial y 29% del Producto Interno Bruto del planeta), en la región con mayor crecimiento económico del mundo.
El RCEP eliminará aranceles a las importaciones por los próximos 20 años e incluye disposiciones sobre propiedad intelectual, telecomunicaciones, servicios financieros, comercio electrónico y servicios profesionales.
Se le llama integral porque cubre aspectos comerciales tales como normas de origen y procedimientos aduaneros, medidas sanitarias y fitosanitarias, reglamentos técnicos, procedimientos de evaluación y soluciones comerciales, además del comercio de servicios financieros, profesionales y de telecomunicaciones, el movimiento temporal de personas físicas, además de capítulos sobre inversión, propiedad intelectual, comercio electrónico y pequeñas y medianas empresas, entre otros capítulos.
Entre los acuerdos establecidos en el RCEP destacan, según información del Ministerio de Comercio e Industria de Singapur, la eliminación arancelaria de al menos 92% de los bienes comercializados entre los países participantes, la apertura total del 65% de los sectores de servicios, disposiciones más estrictas sobre medidas no arancelarias, mejoras en áreas como la protección de la información personal y del consumidor en línea, la transparencia y la documentación electrónica y procedimientos aduaneros simplificados.
Según el primer ministro chino, Li Keqiang, dicho acuerdo representa la respuesta de su país a quienes piden aislar a China tras culparla de la pandemia y señaló que: “el multilateralismo y el libre comercio son el camino correcto adelante, y siguen como la dirección adecuada para promover el crecimiento de la economía mundial y el progreso de la Humanidad”.
Por su parte, en un comunicado conjunto los Jefes de Estado o de Gobierno firmantes señalaron:
“Nos complació presenciar la firma del Acuerdo RCEP, que llega en un momento en que el mundo se enfrenta al desafío sin precedentes provocado por la pandemia mundial de Covid-19”, y afirmaron además que: “Creemos que la RCEP, como el mayor acuerdo de libre comercio del mundo, representa un importante paso adelante hacia un marco ideal de comercio global y reglas para la inversión”
Es importante señalar que la firma del acuerdo constituye un logro económico y político para China, principal impulsor de esta iniciativa, consolidando con ello su influencia en Asia en detrimento de los Estados Unidos. De la misma manera, envía un claro mensaje en el que se destaca que es Pekín y no Washington, quien está interesado en la región.
De esta manera, esta alianza abre nuevos mercados a las exportaciones del gigante asiático, en momentos en los que existe incertidumbre sobre la situación que prevalece en la economía mundial. Con ello, China se muestra como el defensor del globalismo y multilateralismo mundial, en medio de una tendencia global generalizada que cierra los mercados por los efectos de la pandemia.
Por ende, cabría preguntarse: ¿cuál será la posición a este acuerdo del nuevo gobierno norteamericano encabezado por el presidente electo Joe Biden?, ¿seguirá impulsando el nacionalismo en el ámbito económico, imponiendo condiciones al libre comercio como lo ha hecho su predecesor Trump, o por el contrario, volverá a retomar el camino de la globalización económica?
Cabe señalar que, en una primera reacción, el virtual presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, declaró el lunes 16 de noviembre que Estados Unidos necesita alinearse con otras democracias para redactar las reglas del comercio internacional y señaló lo siguiente: “Hablé con varios de estos líderes mundiales y les dije que, según la ley, no podía empezar a discutir con ellos; sólo hay un presidente a la vez sobre quién puede decir cuál será nuestra política”.
A la pregunta sobre si Estados Unidos debería unirse al RCEP, Biden mencionó: “Esto es lo que puedo decir: representamos el 25% de la capacidad comercial mundial de la economía en el mundo. Necesitamos estar alineados con las otras democracias, otro 25% o más, en lugar de que China y otros dicten los resultados porque son el único juego en la ciudad”.
Especialistas consideran que Biden centrará sus prioridades comerciales en trabajar con aliados de Estados Unidos para presionar a China y forzar cambios en la Organización Mundial de Comercio. Señalan que regresar a lo que era el TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica) podría no ocurrir a corto plazo, ya que los sindicatos y representantes progresistas que respaldaron la elección de Biden se han mostrado escépticos sobre los acuerdos de libre comercio y es posible que asuman posiciones proteccionistas en rubros como el acero y el aluminio.
Al respecto Gregorio Canales, Director General de la Consultoría North America Investment Solution, opinó que Biden, a diferencia de Trump, sí presentará una propuesta de reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a fin de mantener la hegemonía de Estados Unidos en el comercio mundial, al tiempo que tratará de contener el ascenso del poderío económico de China.
Por su parte, William Reinsch, funcionario comercial de la administración Clinton y asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington señaló que «Si Estados Unidos continúa ignorando o intimidando a los países allí, el péndulo de influencia se inclinará hacia China«, y agregó que: «Si Biden tiene un plan creíble para restaurar la presencia e influencia de Estados Unidos en la región, entonces el péndulo podría retroceder en nuestro camino».
Con respecto a nuestro país, se vislumbra que este tratado puede representar una enorme oportunidad en el ámbito del T-MEC.
Según Oscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA), México tiene la oportunidad de atraer negocios de proveeduría automotriz desde Europa y Asia, superiores a los 50,000 millones de dólares, a raíz del cambio de reglas de origen del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
El directivo sostuvo que al ser México el país de manufactura de bajo costo en el T-MEC cuenta con la “oportunidad histórica” de sustituir la proveeduría china por un monto de 30,000 millones de dólares.
Albín dijo: “¿Dónde está la oportunidad? En un país desarrollado se tiene una cadena de proveeduría de suministro establecida … Pero en México es al revés, … las cadenas de valor en el automóvil deben estar localizadas en Norteamérica. No es como la industria del calzado, que la mayoría de los componentes están hechos en México, no, es el caso de los automóviles y debemos a través de inversión extranjera y vinculación de proveedores”.
Asimismo, según Fernando Ruiz Huarte, Director del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (Comce), el tratado puede ser benéfico para nuestro país, ya que Estados Unidos sigue siendo un destino muy atractivo para muchas naciones asiáticas que buscarán seguir exportando sus productos al mercado americano, lo cual nos conviene, ya que, señaló, México será la puerta de entrada a Estados Unidos para siete de los 15 países que integran la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por su sigla en inglés).
Ruiz Huarte declaró, en entrevista con MILENIO, que “Esto puede ser a través de México para cumplir con las normas de origen y llegar al mercado americano. Lo que nos puede beneficiar es la inversión asiática que se está viniendo a América para estar más cerca de su mercado en EU. Nos puede ayudar en la generación de nuevas inversiones para llegar al mercado americano”.
“Es una confirmación del libre comercio en esa zona tan importante, que para nosotros es atractiva y nos permitirá participar más en ese mercado, y si tiene crecimiento lo aprovecharemos” señaló Ruiz Huarte.
Competir con la Alianza Económica Integral Regional (RCEP) de manera favorable para los Estados Unidos y México, dentro del T-MEC, dependerá de la voluntad política, tanto del presidente electo Joe Biden, quien tendrá que conciliar con intereses de grupos que se oponen al globalismo y al libre comercio (sindicatos, políticos demócratas, grupos progresistas y trumpistas) a fin de impulsar políticas económicas que contrarresten la expansión económica china, como de López Obrador, que tendrá que mostrarse receptivo y respetuoso a la inversión extranjera oriental. No hay tiempo de indecisiones para ambos mandatarios, la opción es decidirse por un sí al libre comercio y la inversión o encerrarse económicamente en la región.