Por: Miguel Ángel Jasso Espinosa
Definición del Concepto de Discriminación
La discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido.
Para efectos de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, se entiende por Discriminación toda distinción exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional, ni proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades, cuando se base en uno o más de los siguientes motivos: el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el sexo, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la apariencia física, las características genéticas, la situación migratoria, el embarazo, la lengua, las opiniones, las preferencias sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades familiares, el idioma, los antecedentes penales o cualquier otro motivo; También se entenderá como discriminación la homofobia, misoginia, cualquier manifestación de xenofobia, segregación racial, antisemitismo, así como la discriminación racial y otras formas conexas de intolerancia.[1]
Por ello debe quedar claro que para efectos jurídicos, la discriminación ocurre cuando hay una conducta que demuestre distinción, exclusión o restricción a causa de alguna característica propia de la persona que tenga como consecuencia anular o impedir el ejercicio de un derecho.[2]
Teorizando sobre la discriminación
Históricamente, el fenómeno de la discriminación ha sido analizado por académicos de reconocido prestigio y el análisis de la misma forma parte de la tarea cotidiana en los Institutos de Investigaciones, en las Universidades de todo el país, lo que ha permitido reflexionar sobre el avance teórico metodológico y conceptual en esa materia.
Contamos hoy día incluso con Instituciones de carácter gubernamental, federal y estatal, así como con la colaboración de Organismos de la Sociedad civil especializados en el tema de combatir la discriminación, así como en hacer valer la diversidad ideológica en México.
En el orden internacional un teórico que estudió la discriminación –entre muchos temas–, y que hoy día sus análisis siguen siendo pilares en las ciencias sociales, fue Pierre Bourdieu. Para este autor, el comportamiento humano es más que el puro efecto de voluntad libre; o dicho de otra forma, el comportamiento humano es una reacción automática a estímulos supra subjetivos de parte de la estructura social. Según Pierre Bourdieu, “los actos cotidianos de los individuos, las construcciones culturales de las que son autores no son sino la actualización histórica y contingente de un espíritu que los sobrepasa”. En un terreno práctico, esto significa que a diario “un sujeto” tiene hábitos que determinan su conducta, pero no necesariamente sus hábitos fueron pensados y elegidos por el sujeto porque muchos de sus hábitos pueden ser construcciones de tipo social a las que responde involuntariamente. Lamentablemente, la discriminación es una relación de poder socialmente construida que se expresa a través de la comunicación y las conductas de los individuos. Y en muchas naciones aún forma parte de sus identidades. En México esas conductas se pueden clarificar en nuestra vida cotidiana atendiendo a los conceptos de “diferenciar”, “distinguir”, “discriminar”.
Existen diferentes formas de abordar la discriminación en México. Desde el punto de vista académico, el investigador Jesús Rodríguez la define de la siguiente manera:
Una conducta, culturalmente fundada y sistemática y socialmente extendida, de desprecio contra una persona o grupos de personas sobre la base de un prejuicio negativo o un estigma relacionado con una desventaja inmerecida, y que tiene por efecto (intencional o no) dañar sus derechos y libertades fundamentales.[3]
Por otro lado, Roberto Ham Chande y César González y González, investigadores del Colegio de la Frontera Norte y de El Colegio de México, en su estudio sobre “Discriminación en edades avanzadas en México”, señalan que la discriminación en su definición más amplia y simple es distinguir, separar o diferenciar. En un nivel social, indican, la discriminación expresa, la marginación y segregación con consecuencias negativas, debido a alguna característica específica de una persona o de un grupo. Quien la ejerce parte generalmente de un sentimiento arbitrario de superioridad mezclado con menosprecio, odio, temor o ignorancia.[4]
Una de las principales manifestaciones de la discriminación es la exclusión, la cual supone diversas dimensiones y causas. Es un proceso donde diversos factores y agentes toman parte activa dentro del Estado, la economía, la sociedad y los individuos mismos.
El doctor Miguel Aguilar Robledo –coordinador del área de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí[5]– afirma los siguientes datos respecto a la discriminación:
Desafortunadamente la discriminación en México forma parte de la cultura y comportamiento cotidiano en nuestra sociedad. La discriminación es una situación en la que una persona o grupo es tratada de forma desfavorable a causa de prejuicios, generalmente por pertenecer a una categoría social distinta. Entre esas categorías se encuentran la raza, el rango socioeconómico, la edad, la religión, la discapacidad y la orientación sexual.
Se pueden distinguir varios tipos de discriminación, la forma más frecuente de manifestarse es a través de actitudes racistas, discriminación a nuestros connacionales simplemente porque hablan una lengua distinta a la nuestra o ser indígenas; la actitud racista es una forma de discriminación asociada a la cultura y etnicidad de cada ciudadano. También existe la discriminación de género, la cual se manifiesta a través de actitudes machistas cuando el hombre menosprecia a las mujeres por considerarla inferior; otro tipo de discriminación es la religiosa, la iglesia hegemónica practica la discriminación a las iglesias que considera sectarias. [6]
Como puede escucharse y entenderse, la discriminación no sólo es una cuestión de racismo y no sólo está dirigida como comúnmente se piensa contra las comunidades indígenas en México, o contra la comunidad lésbico-gay. La discriminación cultural es mucho más compleja y está más arraigada en México de lo que comúnmente se piensa.
Para fines prácticos, citaré algunos ejemplos claros de conductas discriminatorias en la cultura en México:
- Impedir el acceso a la educación pública o privada por tener una discapacidad, otra nacionalidad o credo religioso,
- Prohibir la libre elección de empleo o restringir las oportunidades de acceso, permanencia y ascenso en el mismo, por ejemplo a consecuencia de la corta o avanzada edad.
- Establecer diferencias en los salarios, las prestaciones y las condiciones laborales para trabajos iguales, como puede ocurrir con las mujeres.
- Negar o limitar información sobre derechos reproductivos o impedir la libre determinación del número y esparcimiento de los hijos e hijas.
- Negar o condicionar los servicios de atención médica o impedir la participación en las decisiones sobre su tratamiento médico o terapéutico dentro de sus posibilidades y medios.
- Impedir, la participación, en condiciones equitativas, en asociaciones civiles, políticas, o de cualquier otra índole a causa de una discapacidad.
- Negar o condicionar el acceso a cargos públicos por el sexo o por el origen étnico.[7]
La discriminación en la cultura en México, repito, está más enraizada en México de lo que comúnmente se piensa.
¡Cuántas veces hemos escuchado frases profundamente avecindadas entre los mexicanos como las siguientes!:
- ¡Qué bueno que los mexicanos perdieron la Alta California, una de las regiones más florecientes de la tierra! Y, si por el contrario, hoy estuviera en propiedad de los mexicanos, seguro que la tendríamos peor que ciudad Nezahualcóyotl o Ecatepec.
¡Y qué tal esta otra frase que fue popular en la década de los noventa del siglo XX!:
- Haz patria, mata a un chilango.
O la afirmación de un ex gobernador en el sentido de que:
- «En México, el norte trabaja, el centro piensa y el sur descansa».
En el terreno de la diversidad étnica, el racismo es el signo que nos marca a los mexicanos. En un extraordinario libro, País de mentiras, la autora Sara Sefchovich nos recuerda que la publicidad, por ejemplo, maneja un concepto de belleza que consiste en ser blanco, rubio, alto y delgado, quien no cumple merece no sólo la burla sino también el maltrato. Gracias a esa publicidad, en México “nadie quiere tener el cabello rizado de la raza negra, los ojos rasgados de los japoneses, ni la nariz aguileña de los judíos europeos, o la piel café de los indígenas, ni el cuerpo regordete típico de un país pobre cuya alimentación se basa en los carbohidratos y las grasas”.[8]
Constantemente en cartas a los diarios, las personas se quejan de que en restoranes, clubes sociales, discotecas y antros discriminan a las personas morenas, con rasgos indígenas y que son “chaparras.”
Pero esa discriminación está tan incorporada en nosotros, que ni cuenta nos damos. Otros ejemplos que cita la autora de País de Mentiras son los siguientes:
- “Tiene un tipo muy mexicano pero es bonita”,
- “Aunque es moreno es guapísimo”.
México es un país al que le cuesta trabajo aceptar la diversidad y es un territorio en donde la discriminación es pan de todos los días.
Desafortunadamente, una y otra vez se hace evidente que en la sociedad mexicana no se acepta ni se asimila tan fácil a los que tienen otras costumbres, ni otras ideas políticas, ni los que tienen otras preferencias sexuales u otras religiones.
Los conceptos de respeto y tolerancia están apenas en construcción en nuestra sociedad, pues aunque éstos existen y todo el mundo se llena la boca con ellos, como decía el filósofo Wittgenstein, “no porque existe el sustantivo existe la sustancia”.[9]
Como puede leerse, la discriminación –en cualquiera de las variantes–, se trata finalmente de un problema de derechos humanos; se nutre de las desigualdades que la sociedad condona en mayor o menor grado y vulnera siempre los principios fundamentales de universalidad e indivisibilidad.
Los Retos de México Contra la Discriminación
En México la discriminación está prohibida. Así lo establece el artículo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), que elevó el reconocimiento de los derechos humanos y la no discriminación, a rango constitucional.
Igualdad y no discriminación son derechos inherentes de respeto a la dignidad de las personas. Para su reconocimiento y ejercicio la sociedad civil ha impulsado una agenda que ha permitido, al menos en las últimas dos décadas, la creación de leyes, instituciones y políticas públicas especializadas en su ramo, y han atendido demandas sociales y ciudadanas. Igualdad y no discriminación son fundamentales para que todas las personas puedan ejercer sus derechos y libertades sin distingo y para que las instituciones públicas y privadas permitan su acceso a servicios sin limitación de ningún tipo: ni por su sexo, color de piel, apariencia, orientación sexual o identidad de género, ni por el origen étnico, lengua, edad o por algún tipo de discapacidad.
El punto de encuentro entre gobierno y sociedad civil ha permitido, entre muchas y muy diversas acciones, que la agenda por la igualdad y la no discriminación se plasme en acciones concretas. Producto de ello fue la promulgación en 2003 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED) y la creación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED). En esa misma dirección podemos destacar las reformas de 2011 a la CPEUM, que elevaron a rango constitucional los derechos humanos, y al dar el mismo nivel a los tratados internacionales que México ha ratificado, hizo crecer exponencialmente la protección del derecho a la igualdad y a la no discriminación. Además, el principio pro persona establece que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de la manera más amplia favoreciendo en todo tiempo a las personas, de conformidad con lo que mandata la constitución y los tratados internacionales suscritos por nuestro país. Recientemente, fueron aprobadas y publicadas importantes reformas a la LFPED, y el Poder Ejecutivo decretó al 17 de mayo como Día Nacional contra la Homofobia en México. [10]
Para terminar, comparto tres reflexiones que son además, si me lo permiten, dos obligaciones para el corto plazo:
La primera: No hay otra forma de erradicar la discriminación más que educando a todos los niveles; se debe incluir contenidos con este tema, por ejemplo en la educación primaria, secundaria y preparatoria, alentar el respeto hacia nuestro semejantes y evitar la discriminación; en otros países se ha avanzado en este comportamiento, en México, en realidad muy recientemente se aprobó una ley que penaliza actitudes discriminatorias, por ello, debemos alentar una educación que eleve la diversidad, que sea respetuosa de las diferencias y ponga el acento en la riqueza que entraña la diversidad cultural de un país.
La Segunda: Un bastión importante contra la discriminación es la familia, en ocasiones en el seno familiar se produce la discriminación, por ejemplo el machismo provoca llevar a cabo prácticas discriminatorias, en su mayoría a la mujer, y reproducirlas en el hogar; por eso hay que alentar la equidad de género, la observancia, así como también el conocimiento de los derechos de los niños, de los jóvenes y de las personas de la tercera edad.
La tercera: Si no nos ha quedado claro el hecho de que somos un país profundamente discriminador, lo menos que podemos hacer es acercarnos a la literatura que explica las razones por las que lo somos. Ya con eso iniciaremos un gran cambio.
BIBLIOGRAFÍA
Cruz Romero, Adriana: Comportamiento de la sinonimia en la terminología sobre la discriminación, México, tesis de maestría en bibliotecología y estudios de la información, UNAM, 2016.
Sefchovich, Sara: País de mentiras, México, editorial Océano, 2008, p. 150.
HEMEROGRAFÍA
Chande, Roberto Ham y González y González, César: Papeles de Población, año 14, número 55, 2008. Editorial Universidad Autónoma del Estado de México, pp. 35 – 36.
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
[2] Cruz Romero, Adriana: Comportamiento de la sinonimia en la terminología sobre la discriminación, México, tesis de maestría en bibliotecología y estudios de la información, UNAM, 2016.
[3] Cruz Romero, Adriana: Comportamiento de la sinonimia en la terminología sobre la discriminación, op. cit. p. 76.
[4] Véase en: Roberto Ham Chande y César González y González: Papeles de Población, año 14, número 55, 2008. Editorial Universidad Autónoma del Estado de México, pp. 35 – 36.
[7] Cruz Romero, Adriana: Comportamiento de la sinonimia en la terminología sobre la discriminación, op. cit. p.p. 71-72.
[8] Sefchovich, Sara: País de mentiras, México, editorial Océano, 2008, p. 150.
[9] Sefchovich, Sara: País de mentiras, op, cit. p. 138.