Por: Teresa Huerta
En el año de 1864 el 22 de diciembre en la Ciudad de México, nació Federico Gamboa, hijo de Manuel Gamboa quien trabajo cerca del emperador Maximiliano, Federico fue el menor de trece hermanos de los cuales solo cuatro llegaron a la edad adulta. Años después cuando Federico era adolescente murió su madre y por asuntos laborales de su padre vivió un tiempo en Nueva York a donde también los acompañó su hermana Soledad, Federico en ese entonces tenía dieciséis años de edad. Durante el año que permaneció en Nueva York su padre lo instó a estudiar el idioma inglés.
De regreso a México continuó sus estudios, cuando cursó sus estudios superiores quiso estudiar para abogado o notario pero logró completar su carrera pues a los dieciocho años quedo huérfano de padre y tuvo que abandonar sus estudios, para ganar por sí mismo sus sustento empezó a trabajar como escribiente en un juzgado civil, después de dos años trabajo otro tanto en un juzgado penal.
En el año de 1884 tuvo la oportunidad de que un pariente político lo apoyara abriéndole las puertas a las salas de redacción de un periódico ahí fue el inicio de lo que lo convertiría en un hombre de letras. En el periódico realizó varias tareas como traducir, corregir, realizar reportajes de todo tipo y después de ello tuvo la oportunidad de tener su propia columna llamada “Desde mi mesa” Primeramente en el “Diario del Hogar” y después en el periódico “El Lunes”. Eran crónicas semanales sobre espectáculos o sobre los sucesos más sonados de la vida social y cultural del momento, etc. Sus primeros artículos y crónicas las firmó con el seudónimo francés de La Cocardière y fue el poeta Juan de Dios Peza quien lo animó y convenció de firmar con su nombre propio.
Ingresó en 1888 en la carrera diplomática. Ocupó puestos en Argentina, Brasil, Centroamérica y Estados Unidos. Alternaba su trabajo diplomático con su trabajo literario por ejemplo en 1889 publicó en Guatemala su obra “Del natural: Esbozos contemporáneos” compuesta por cinco novelas cortas.
Ese mismo año 1889 el joven Federico Gamboa fue aceptado como miembro extranjero de la Academia correspondiente de la Real Española de la Lengua. En 1909 ingresó como miembro de número a la Academia Mexicana de la Lengua, ocupó la silla XVII y fue su director de 1923-1939.
Para 1892 publicó su primera novela larga, “Apariencias” en Buenos Aires, Argentina, y ese mismo año empezó una ordenada serie de anotaciones que luego conformarían cinco textos en una serie denominada “Mi Diario, Mucho de mi vida y algo de la de otros”.
En 1893 Federico Gamboa, publicó su autobiografía “Impresiones y recuerdos” conformada por 17 relatos.
Desde 1893 Gamboa trabajó en diversos puestos burocráticos no diplomáticos en la Ciudad de México, hasta que el 31 de enero de 1896 fue nombrado Jefe de la sección de Cancillería en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Gamboa dio una propina al mensajero que le notificó la noticia de su nuevo puesto y después reflexionó así: “Con esa propina se marchaba mi humor alegre; se marchaban mis hábitos de bohemio […] perdía mi juventud con sus independencias y sus irresponsabilidades, con todos los encantos de los 20 años”.
Varios poetas escritores contemporáneos de Federico Gamboa decían de él que era un joven decidido de animada conversación, de vivo carácter y de buen humor, gustaba de la compañía femenina incluso se había ganado al apodo de el “pajarito”, pero el “pajarito” pero lógicamente también tenía sus ratos de introspección, de contemplación, de silencio aquello que es tan necesario en la vida de toda persona y en este caso del escritor.
A pocos días de cumplir 33 años escribió en Mi Diario II: “A vuelta de muchas reflexiones, asesto a mi juventud el tiro de gracia. Hoy me presenté en el Registro Civil para contraer matrimonio, y el mes entrante seré un hombre casado”. Contrajo matrimonio con María Sagaseta y tuvieron un hijo.
Federico Gamboa vivió a plenitud su juventud, pero el paso de los años y su trabajo en la política dentro del Ministerio de relaciones exteriores lo fueron centrando poco a poco, algunas veces volvía a caer en alguna de sus arraigadas aficiones como el juego de cartas, póquer o el bacará.
En octubre de 1896, don Justo Sierra Méndez, le ayudó a que la afamada librería de la Viuda de Ch. Bouret editara su tercera novela, “Suprema Ley”.
En 1899 publicó su cuarto trabajo, “Metamorfosis”, el cual por su nombramiento de encargado de negocios ad interim, lo hizo desde Guatemala.
En 1903 publicó su quinta y más exitosa novela, “Santa”, impresa en Barcelona. Su primer tiraje fue de 5000 ejemplares, y para 1935, en su décima edición, había alcanzado ya los 60 000, fue tal su éxito que fue llevada al cine varias veces, la primera de ellas fue en 1918 (cine mudo) luego en 1932, después en 1943 y en 1969; José Emilio Pacheco la llamó el primer best seller mexicano.
En una entrevista publicada en “Artes y Letras” del domingo 8 de noviembre de 1908, se lee que el anhelo de Gamboa era: “ser independiente por el producto de mis libros”. Federico Gamboa escribió en uno de sus diarios: “demos libro tras libro, que algo queda de ellos, y, al fin, triunfan de editores y de públicos y del mundo entero”.
Después de “Santa”, Federico Gamboa escribió en 1908 la novela “Reconquista”, y en 1913 la novela “La llaga” (que también fue llevada al cine con sus respectivas adaptaciones).
En 1908 Porfirio Díaz lo nombra subsecretario interino de Relaciones Exteriores, se le confirmó en su cargo como titular en 1909 y desempeñó interinamente la Secretaría de Relaciones en 1910. Fue delegado en la Conferencia de Derecho Internacional Marítimo (Bruselas, 1909).
Fue enviado a España como embajador especial y como ministro permanente en Bélgica y Holanda, 1910-1911 Cuando Porfirio Díaz a la caída de su gobierno partió a Europa, de Santander viajaría a El Havre ciudad de Francia, él sabía que Gamboa lo estaría esperando para recibirlo y así fue.
En 1911 Gamboa había dejado de ser subsecretario de Relaciones Exteriores. Después el Partido Católico lanzó a Federico Gamboa como candidato y con esto Gamboa consigue la enemistad de Huerta (de quien había aceptado ser Secretario de Relaciones) y a su vez de los carrancistas que en la Constitución de 1917 redactaron artículos abiertamente anticatólicos. Federico Gamboa tuvo la necesidad de exiliarse junto con su esposa e hijo.
Federico Gamboa escribió en Cuba durante su exilio “El evangelista: novela de costumbres mexicanas”, editada y publicada por primera vez en New York en 1922.
En el mundo del teatro, Gamboa produjo como dramaturgo las obras “La última campaña” 1894, “Divertirse”, “La venganza de la Gleba” 1905. Su producción teatral la cerró con las obras “A buena cuenta” y la tragedia “Entre hermanos” 1928.
Su obra “Mi diario” de la cual como dijimos empezó a escribirla en 1892 fue publicado en series, desde Mi diario I hasta Mi diario V, publicados en 1908, 1910, 1920,1934, 1938 y post mortem fueron publicados dos tomos más completando siete series.
En uno de sus diarios para la entrada de fecha 30 de julio de 1892 escribe sobre su segundo viaje a Río de Janeiro y describe la impresión que sintió al ver la bahía:
“Secreto deseo de arrodillarme frente a belleza tanta; belleza que hace enmudecer, pensar en el Divino Artífice, oculto allá […] Los espectáculos de esta magnitud tienen que volver creyentes aun a los incrédulos más honrados […] La propia naturaleza grita que cree. Es el ¡¡¡credo!!! elocuente y mudo de las cosas grandes”.
Gamboa deja ver su espíritu religioso, encontramos otro ejemplo, en la entrada del 20 de agosto de 1905, en la que reflexiona:
“Este comienzo de regeneración que palpo dentro de mi torcido individuo lo debo exclusivamente a la atmósfera respirada en mis soledades en Washington, y sin reservas las proclamo […]. Nada importa que mi salud física venga tan maltrecha y trizada, si me diste, en compensación, la salud del espíritu, al que fortaleciste y renovaste”.
Algunos críticos cuestionaron la tendencia moralizadora y edificante de varias historias de Gamboa, cosa buena fue eso pues en eso quiere decir que fue visible en Gamboa la búsqueda de Dios, a quien en sus primeros años de vida conoció, del que se alejó en su juventud y al cual después retornaría. Así lo deja ver en su novela “Reconquista”, publicada en 1908, donde entre otras cosas Gamboa muestra su regreso al catolicismo.
Federico Gamboa considerado el principal exponente de la literatura naturalista en México, murió el 15 de agosto de 1939 a poco de cumplir 75 años de edad, dejando como legado su extensa obra literaria.