Por: Teresa Huerta
El 27 de septiembre de 1786 en Valladolid, la actual Morelia, Michoacán, nació Damián José Mariano Elízaga Prado, desde muy pequeño mostró su gran talento y capacidad musical el cual no pasó para nada desapercibido para el virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco, segundo Conde de Revillagigedo, quien en cierta ocasión pudo escucharlo cuando en una visita a Valladolid, el niño José Mariano tocando el clavecín, interpretó para el virrey varias piezas musicales el cual admirado del talento del niño, lo invitó a ingresar al Colegio de Infantes de la Catedral en el cual permaneció por un año.
Después el pequeño José Mariano continuó sus estudios musicales en el Colegio de Niños bajo la dirección de don José María Carrasco. A la edad de diez años regresó a la Ciudad de México a estudiar con el maestro Soto Carrillo.
En 1779 el adolescente José Mariano Elízaga tuvo el cargo de tercer organista en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo.
Entre 1811 y 1821 fue primer organista y maestro de Capilla de la Catedral de Valladolid.
Fue en 1822 cuando recibió el honor de ser llamado por el emperador Agustín de Iturbide a servir como maestro de la Capilla Imperial. Luego tuvo el cargo de director de la Orquesta Sinfónica de la Capilla Imperial la cual fue la primera orquesta en la historia de México, desafortunadamente no llegó a consolidarse dado la breve duración del imperio. A menos de un año de su formación la orquesta que ejecutaba música clásica y que en su repertorio incluía música de Haydn y de Mozart desafortunadamente fue disuelta.
Fue José Mariano Elízaga el autor del primer libro mexicano de didáctica musical publicado en México: “Elementos de música ordenados” (1823). Para quienes no somos del todo entendidos de la música pero nos deleitamos con ella, podemos al leer el prólogo del libro de don Mariano Elízaga entender su inclinación a la música desde sus más tiernos años y en gran parte conocer el porqué vivió por y para ella.
Sí, la vida de José Mariano Elízaga era la música, así que en 1824 se dio a la tarea con el apoyo de Lucas Alamán de fundar en la Ciudad de México la primera Sociedad Filarmónica Mexicana y la muy importante en ese entonces Academia de Música Elízaga, fundada el 17 de abril de 1825. Años más tarde otros personajes fundarían más sociedades filarmónicas que fueron abriendo camino para la creación del Conservatorio Nacional.
Su biógrafo Jesús C. Romero que escribió sobre la Academia de Música Elízaga decía que su programa de estudios fue el más completo que hasta entonces presentara una escuela musical en la República y que en ella se enseñó solfeo, canto, piano e instrumentos de cuerda.
Jesús C. Romero lo llamó: “el padre de nuestra música. Pese a sus grandes méritos, su figura, con ser tan grande, ha permanecido injustamente oscurecida, si no es que ignorada en los estudios y panoramas sobre música mexicana”.
Lo siguiente son extractos de un excelente trabajo realizado por Alejandra Flores Tamayo titulado “Ediciones musicales en el México del siglo XIX” y en el apartado sobre “La imprenta musical en el México del siglo XIX”, escribe sobre José Mariano Elízaga como el primer impresor de música secular en México (1826).
“Mi interés en Elízaga se centra en su faceta como impresor musical. En un primer momento, Elízaga recurrió a su amigo el entonces ministro Lucas Alamán para solicitar apoyo del gobierno en la fundación de la primera imprenta de música secular, lo cual se puede constatar en la carta que Elízaga dirige a Guadalupe Victoria por conducto de Alamán (fechada el 19 de agosto de 1825).
La Sociedad Filarmónica presidida por Elízaga solicitó el apoyo del presidente de la República para la fundación de la imprenta musical. Dicho apoyo sería en calidad de préstamo, sin embargo la ayuda oficial no se concretó. No obstante, Elízaga no cejó en su esfuerzo y un año después (febrero de 1826), asociado con Manuel Rionda, sacó a la luz el que se considera primer ejemplar musical impreso del México independiente. Si bien es cierto que se le ha atribuido a Elízaga el mérito de ser el primer impresor de música secular de esta época, como bien lo expone Gabriel Saldívar, antes de él también se imprimían piezas de este carácter, sólo que no prosperaron ya que, al estar impresas por grabado en metal, su costo era muy elevado.
Los datos proporcionados por Saldívar permiten plantear que aunque Elízaga no sea el primer impresor de música del México Independiente sí es el primero formalmente establecido.
Elízaga reconoce que no es un experto en la impresión musical pero que, a partir del trabajo constante, logra incursionar en este campo.
Un año antes de la apertura de su imprenta, Elízaga había fundado la Primera Sociedad Filarmónica Mexicana, la cual se estableció en la calle de las Escalerillas número 12, lugar donde también se ubicó la imprenta.
El fin de la Academia Filarmónica Mexicana fundada por José Mariano Elízaga en 1827 implicó también el cierre de la primera imprenta musical. Afortunadamente, el ejemplo de Elízaga fue seguido por otros editores”.
Compuso una gran cantidad de obras religiosas que incluían misas, misereres, maitines y oficios, así como música profana de música para salón, tristemente su música es poco conocida pues han sobrevivido muy pocas de sus obras.
Entre algunas de sus obras musicales religiosas están: El Miserere para el miércoles santo, unas Lamentaciones, un Responsorio, los Maitines de la Transfiguración (fiesta titular de la Iglesia de Morelia), sus Oficios para los Mercedarios y para los Concepcionistas de México, una Misa para la catedral de Guadalajara y otra para la de Morelia, los bellísimos 12 Versos para la psalmodia del 5° Tono para el día de la Asunción de Nuestra Señora, que es de lo poco que aún podemos escuchar de sus obras en internet.
Entre sus obras de música profana o secular mencionamos: El 16 de septiembre, Ínclito Morelos, Seis valses y Vals con variaciones a la memoria de Rossini, Últimas variaciones. No se tiene una lista exacta del número total de sus obras pues muchas de ella por el descuido o el paso del tiempo se han perdido.
Para transmitir y dejar a futuras generaciones sus conocimientos, Mariano Elízaga escribió en 1835 su segundo libro titulado: Principios de la armonía y de la melodía, o sea Fundamentos de la Composición Musical.
José Mariano Elízaga, músico, intérprete, compositor, director de orquesta, maestro de clavicordio, fundador y escritor, este gran y talentoso personaje michoacano que fue considerado el mejor compositor del momento en México, regresó a la ciudad en que nació, y ahí a la edad de 56 años murió el 2 de octubre de 1842.