Por: Graciela Cruz Hernández
José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, nació en Oaxaca el 15 de septiembre de 1830, de origen criollo, fue el sexto de siete hijos, su padre manejaba negocios de extracción minera y fue coronel en el ejército de Vicente Guerrero, casado con María Petrona Mori. El padre de Porfirio murió cuando éste contaba con apenas tres años de edad. Porfirio Díaz entró a la escuela a los 5 años. En su adolescencia ingresó en el Seminario de Oaxaca y aprendió teología, artes, latín, gramática, matemáticas, física, retórica, ontología, axiología y lógica.
Dejó el estudio en el seminario y estudió leyes en el Instituto de Ciencias y Artes, fue discípulo del Juárez. Llegó a impartir cátedra en la Facultad de Derecho en el Instituto de Ciencias y Artes y fue un alumno ejemplar. Desde 1852 trabajó como armero, maestro de latín, zapatero y carpintero, también fue bibliotecario en el Instituto donde estudió Derecho, hablaba francés e inglés.
En 1854 ingresó en el ejército, participó en la Revolución de Ayutla y apoyó al general Juan Álvarez contra Antonio López de Santa Anna. En 1856 ya era capitán de infantería de la Guardia Nacional. Peleó en la Guerra contra EUA (1846-1848); en la Guerra de la Reforma (1858-1860), apoyando a Benito Juárez y la guerra contra Maximiliano I (1863-1867). En 1867 fue ascendido a general y elegido diputado. Durante la guerra de Reforma libró 12 batallas, fue herido de gravedad, creó una policía secreta, instaló una fábrica de municiones, se volvió experto en ataques súbitos y emboscadas.
En 1867 se casó con Delfina Ortega Díaz, su sobrina, su matrimonio duró hasta 1880, tuvo a sus hijos Porfirio y Luz. Contrajo segundas nupcias con Carmen Romero Rubio, el 5 de noviembre de 1881, celebrando al día siguiente la ceremonia religiosa.
Fue el verdadero héroe y triunfador de la batalla del 5 de mayo que se adjudica a Zaragoza. Derrotó al ejército francés y tomó la capital de la República el 2 de abril de 1867, logrando la caída del Imperio de Maximiliano y dando el triunfo de Juárez aunque éste nunca se lo agradeció ni reconoció. Su gran prestigio y popularidad ganados en el campo de batalla lo enfilaron a la Presidencia de la República pero Benito Juárez se reeligió en 1871. En noviembre del mismo año Porfirio Díaz lanzó el llamado Plan de La Noria, en el que se pronunciaba contra el reeleccionismo y el poder personal y a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral; la sublevación fracasó y Díaz tuvo que abandonar el país. Juárez falleció en 1872, y una amnistía concedida le permitió a Díaz regresar a México. Tras la muerte de Juárez, la presidencia recayó en Sebastián Lerdo de Tejada. Cuando en 1876 Lerdo de Tejada anunció su propósito de presentarse a la reelección, Porfirio Díaz se rebeló de nuevo (Plan de Tuxtepec); esta vez consiguió expulsar a Lerdo de Tejada y accedió a la presidencia por primera vez en 1876. En este primer mandato (1876-1880), Porfirio Díaz fue coherente con las ideas que había defendido: impulsó una reforma de la constitución en la que se introdujo el veto expreso a las reelecciones presidenciales consecutivas, y, concluido su periodo, gobernó el general Manuel González (1880-1884). Durante el gobierno de González fue ministro de Fomento y gobernador de Oaxaca.
Finalizado el mandato de González, Porfirio Díaz presentó de nuevo su candidatura a la presidencia (la constitución sólo vetaba las reelecciones consecutivas) y salió elegido. Tomó posesión del cargo el 1 de diciembre, y tres años más tarde promovió una enmienda, que fue aprobada por el Congreso, al artículo 78 de la Constitución, la cual le acreditaba para una nueva reelección; en 1890 promulgó una nueva reforma de dicho artículo para hacer posible la reelección indefinida, lo que le permitió permanecer en el poder hasta 1911.
Se sabe que fue iniciado en la masonería (que prácticamente era un requisito para llegar al poder), pero fue su esposa Carmen muy ferviente católica la que le hizo que dejara de lado la masonería. Con una política de mano dura, logró pacificar al país y darle orden por primera vez desde 1810, esta estabilidad aumentó la demanda de trabajo y el desarrollo económico.
Porfirio Díaz, importó el deporte a nuestro país. Creó el hipódromo más importante de México, el Jockey Club (La Casa de los Azulejos, hoy Sanborns), después traería el cricket y, posteriormente, los mineros ingleses promoverían el fútbol soccer en México.
Porfirio Díaz y Justo Sierra, promovieron la educación para el desarrollo social, en un país con el 85% de su población analfabeta. Durante el Porfiriato se apostó por la educación. Los “científicos”, así denominados los políticos y funcionarios de Díaz, siguieron la filosofía de “educar para el progreso y la unidad nacional”. En su gobierno se construyeron más de 13,000 escuelas en todo el país. La educación rural fue con escuelas técnicas para hombres y mujeres, en donde se les enseñaba a leer y disciplinas que les servirían para laborar. Se hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública (con mayor atención a las ciudades que al campo). Fundó la Universidad Nacional de México y se empezó a formar en todo el país una clase media de profesionales y empleados públicos. Don Porfirio abrió el camino a la educación profesional de las mujeres, como ejemplo tenemos a Matilde Montoya la primer mujer médico en el país. Se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México; los teatros presentaban compañías y actores europeos, trajo y extendió el cinematógrafo.
Se fomentó la explotación de los recursos petrolíferos del país mediante inversiones extranjeras, inevitables al no contarse con los recursos económicos y tecnológicos para emprender perforaciones e instalar refinerías. La minería vivió un gran periodo: en 1901 México era el segundo productor de cobre en el mundo. La industria textil se desarrolló con capital francés y español y favoreció el establecimiento en el país de instituciones financieras francesas; en los estados de Puebla y Veracruz se construyeron grandes fábricas de hilados y tejidos. Hubo prosperidad en la ganadería y en cuanto la agricultura, progresó espectacularmente en Yucatán, en Morelos y en La Laguna, con vastas producciones de henequén, caña de azúcar y algodón.
Realizó obras importantes en varios puertos, construyó más de 20,000 kilómetros de vías férreas conectando a todo el país, desde los puertos más importantes y hacia la frontera con los Estados Unidos de América facilitando el intercambio comercial. Facilitó así la circulación de productos entre distintas regiones de México, y sirvió como medio de control político y militar. Se fundaron algunos bancos, se organizaron las finanzas del gobierno, se regularizó el cobro de impuestos y, poco a poco, se fueron pagando las deudas. De gran significación fue la recuperación del crédito nacional en el mundo entero; la hacienda pública registró sobrantes por primera vez desde la Independencia. Porfirio Díaz logró la paridad entre el peso y el dólar; México tuvo un crecimiento económico nunca visto.
Se construyó una red telegráfica de 3,220,000 kilómetros de extensión. Se establecieron las primeras líneas telefónicas en 1882. Con Porfirio Díaz llegó la luz eléctrica y la electricidad a las principales ciudades. Fomentó la edificación de hermosas construcciones, también el diseño de colonias como la Guerrero, Vallejo, Santa María la Ribera, Roma y Juárez. Su gobierno fomentó la mayor riqueza cultural del siglo XIX y XX en todas las áreas de las bellas artes. La ciencia también tuvo una época de oro con su gobierno así como la tecnología.
Si bien fue un hombre que estuvo aferrado al poder, es importante aclarar que es a él a quien le debemos la modernización de México a finales del siglo XIX e inicios del XX. La cultura, la educación y el progreso económico son algunas de las muchas cosas plausibles que se generaron durante los años de gobierno porfirista en México.
México tuvo un crecimiento económico nunca visto, lo cual permitió que surgiera una nueva clase social que se ha convertido desde entonces en el motor de la economía nacional, es la clase media compuesta por burócratas, pequeños comerciantes y emprendedores que aprovecharon las condiciones creadas por el porfiriato para abrir empresas o negocios en base a su talento, sin embargo también la clase más desfavorecida quedó al margen de esta prosperidad y bonanza, esta clase compuesta en su mayoría por analfabetas se usó como pretexto para los intereses norteamericanos para explotar su inconformidad contra el gobierno del presidente Díaz pues mucha de la inversión extranjera venía de Europa, una estrategia bien pensada de Porfirio Díaz para contener la voracidad norteamericana cuyo gobierno lo vio como un enemigo de sus intereses por lo cual apoyaron, financiaron y armaron el levantamiento social de Madero el cual actuaba bajo la protección del Departamento de Estado norteamericano.
En 1903 los hermanos Flores Magón comenzaron a conspirar en contra de Don Porfirio. Se fundaron diarios clandestinos en donde se le tachaba de tirano. Don Porfirio Díaz estaba enterado de estas conspiraciones, pero él siguió con su labor de construir lo que los extranjeros llamaban “el París del hemisferio de occidente”. Díaz llamó a arquitectos e ingenieros europeos que llegaron a nuestro país para junto con grandes arquitectos e ingenieros mexicanos construyeran los más hermosos edificios públicos del país de estilo Art Nouveau que era el dominante en Europa y que en México adquirió características únicas, por ejemplo: La Castañeda (Primer Psiquiátrico de México construido en el marco de los festejos del Centenario de la Independencia), la Oficina de Correos (estilo palacio veneciano), el Palacio de Bellas Artes (estilo francés), la Avenida Cinco de Mayo, la remodelación de la avenida Reforma que es la principal de México, el Ángel de la Independencia, etc. En fin, Díaz embelleció la ciudad como nadie más lo ha hecho.
Llegó después de todo la Revolución de 1911, encabezada por Madero. Don Porfirio fue obligado a dimitir y a abandonar el país, saliendo rumbo a Francia donde el 2 de julio de 1915 a la edad de 84 años falleció en París. Sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse de esa ciudad. Para algunos un dictador y villano, para muchos de nosotros el mejor presidente que ha tenido nuestra nación mexicana.
Fuentes:
Elementos de la Historia de México (Época Independiente) autor, Carlos Alvear Acevedo
Orgullo e Identidad Nacional Mexicana