Por: Jerry Gortman
México carece actualmente de un proyecto nacional que oriente el actuar social hacia la resolución de los grandes problemas nacionales.
Un proyecto de nación es un plan con una visión a largo plazo (20 años), que contempla la mejora de la sociedad, a través de la defensa de sus intereses, y el acceso a condiciones dignas de vida en el ámbito económico y social.
La mayoría de los planes de desarrollo que han elaborado cada uno de los presidentes mexicanos han tenido una visión cortoplacista y respondido en mayor medida a la coyuntura, derivada de crisis económicas como De la Madrid, o a los intereses de grupo como Salinas, o como en el caso de López, que responde a intereses extranjeros de grupos comunistas que tienen como objetivo implementar un sistema dictatorial de gobierno en nuestro país.
En la elaboración de un proyecto nacional participan conjuntamente gobierno y sociedad civil; sin embargo, ante la llegada al poder en nuestro país de un gobierno antinacional, antidemocrático y autoritario, se hace necesario que dicha tarea sea asumida íntegramente por la sociedad civil. Se deben plantear objetivos de carácter nacionalista y anticomunista, que preserven nuestra independencia y soberanía nacional ante embates de intereses extranjeros antinacionales, que trasciendan los años y que sean la meta a seguir a largo plazo (mínimo 20 años), a fin de que se les dé continuidad en cada sexenio y no sean abandonados por el presidente en turno en el afán de anteponer sus intereses, ya sea personales, de grupo o extranjeros, a los intereses supremos de la nación.
Los mexicanos actuales rara vez nos preguntamos sobre el tipo de nación que deseamos, qué es lo que queremos lograr como país, para qué, cómo lo queremos hacer, qué es lo que no queremos para nuestra nación, qué obstáculos enfrentamos para elevar las condiciones de vida de la población, entre muchas otras preguntas.
En estos momentos aciagos por los que atraviesa nuestra patria, acechada por intereses mezquinos que han herido de muerte su economía, la han dejado a merced de la delincuencia, abandonada en su dolor y en sus necesidades y que, además, pretenden esclavizarla con las cadenas del comunismo marxista, abanderado por un traidor de apellido López Obrador, es urgente que precisemos algunos ideales que nos permitan poner las bases para idear un proyecto de nación de carácter nacionalista, opuesto al proyecto dictatorial de López, que haga posible enderezar el rumbo de la patria y unir esfuerzos para dejar en claro que los mexicanos queremos un país unido, por encima del origen, color, clase social o concepción histórica e ideológica; próspero; libre; nacionalista y anticomunista.
López está debilitando la cohesión social de nuestro país y está llevando a cabo una constante tarea de división y enfrentamiento entre los mexicanos, polarizándonos con expresiones tales como “fifís” y “chairos”, que denotan una fuerte carga de lucha de clases, que es precisamente uno de los instrumentos de los que se vale el comunismo para hacerse del poder; asimismo, utiliza un demagógico indigenismo que niega nuestro mestizaje étnico y cultural, rayando en lo absurdo de exigir disculpas al rey de España por los abusos cometidos por los españoles en la conquista.
Esta demagógica posición de López olvida que México no existía como nación cuando llegaron los españoles, el México mestizo, que es el México actual, se conformó posteriormente a lo largo del periodo colonial, por ende, a quienes conquistaron los españoles fueron a los grupos indígenas que habitan estas tierras, los cuales, por cierto, se encontraban profundamente divididos y enfrentados entre sí, guardando un profundo odio en contra de los mexicas, quienes sojuzgaban a la mayoría de la población a través del tributo y los sacrificios humanos, lo cual permitió a Cortés aprovechar esta coyuntura para lograr la conquista de lo que posteriormente se llamaría la Nueva España, antecedente del México actual.
Si López fuera objetivo, a quien debería exigir disculpas no es al rey de España, sino al descendiente actual del emperador Moctezuma, por los miles y miles de indígenas que mandó matar el tlatoani mexica en los sacrificios humanos y por la explotación y los abusos que cometió con las poblaciones sojuzgadas por el imperio azteca.
Rechacemos las demagógicas, absurdas, falsas y manipuladas visiones históricas que utiliza López para tener dividido y enfrentado al pueblo mexicano y aceptemos y valoremos el mestizaje como factor de identidad y de unidad nacional.
Asimismo, debemos enfatizar que anhelamos un país próspero, en el que tengamos oportunidades de empleo, donde se impulse y se respete la libertad de emprender y la propiedad privada, fruto del trabajo honrado. No queremos una sociedad de parásitos sociales que se conviertan en parias, que sólo aspiran a recibir dádivas y limosnas gubernamentales a costa del trabajo de los demás sectores que sí trabajan y sí producen, todo ello fomentado por López, a fin de que éste cuente con la clientela política que le permita a su partido MORENA competir ventajosamente en las elecciones federales, estatales o municipales donde se presente.
También debemos subrayar que los mexicanos queremos una patria libre, donde cada individuo no sea esclavizado por el estado y pueda disfrutar libremente del producto de su trabajo, poseer una propiedad y emitir sus opiniones libremente; nacionalista, donde cuidar del bien común de los mexicanos sea el objetivo más importante; y anticomunista, opuesta a dictaduras y a sistemas políticos y económicos totalitarios.
En la antítesis de todo lo anterior se encuentra López, quien está llevando a cabo un proyecto dictatorial para esclavizar nuestro país y dejarlo en las garras de una dictadura comunista. Su partido MORENA forma parte de los partidos políticos que integran el Foro de Sao Paulo, quien determinó, en su última reunión, instaurar el comunismo en nuestro país, todo ello con el compromiso implícito de López de seguir cada uno de sus postulados.
Por ende, López no busca el bien de México, en su agenda no aparecen como prioritarios los problemas nacionales, sino los dictados que el Foro de Sao Paulo tiene destinados para México.
López ha sorprendido a sus colegas del Foro de Sao Paulo, y en tan sólo año y medio tiene a México a punto de incorporarlo al “exclusivo club de dictaduras latinoamericanas”, al que pertenecen “ilustres tiranos” como Nicolás Maduro de Venezuela, Daniel Ortega de Nicaragua y Miguel Díaz-Canel de Cuba.
El ganso de Macuspana, Tabasco, ya tiene el control del Congreso de la Unión, el Poder Judicial, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el debilitamiento de la clase empresarial del país y la pauperización de las condiciones de vida de gran parte de la población, además de contar con la Ley de Extinción de Dominio, que atenta gravemente contra la propiedad privada.
Es importante señalar que no conforme con todo lo anterior, López pretende aumentar su control político y económico mediante una iniciativa de ley que le otorgue, a través de la Secretaría de Hacienda y amparado en una situación de emergencia sanitaria que no es definida claramente, la facultad de modificar discrecionalmente el Presupuesto de Egresos de la Federación y decidir unilateralmente en qué se gasta el dinero de nuestro país, pasando por encima de las atribuciones que tiene la Cámara de Diputados en la asignación del presupuesto y el gasto.
Para ello, el jueves 23 de abril López mandó al Congreso de la Unión una iniciativa de reformas a la “Ley del Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, en el marco de la emergencia sanitaria”.
De aprobarse, tendría graves consecuencias para la vida económica del país, ya que le daría a López las facultades para hacer y deshacer con el presupuesto lo que le diera en gana, permitiéndole, libremente y sin ninguna restricción, seguir tirando el dinero en los proyectos basura de Dos Bocas, Tren Maya y Aeropuerto de Santa Lucía, comprar estadios de beisbol, mantener sus programas clientelares, regalarle cientos de millones de dólares a países centroamericanos, seguir pagando indemnizaciones millonarias por las cancelaciones del Aeropuerto de Texcoco y la cervecera Constellation Brands, y cuantas acciones más se le ocurran para perjudicar al pueblo de México.
Además violaría gravemente el equilibrio de poderes y la vida institucional de nuestro país, fomentando el mal manejo de los recursos, la falta de transparencia y el abuso de poder, acercándonos cada vez más a un régimen autoritario y dictatorial.
Día a día López avanza en la instauración de un régimen de terror en nuestro país. Su proyecto autoritario atenta contra las libertades, el sano desarrollo y la dignidad de los mexicanos.
Por ello, debemos empezar a construir un proyecto de nación, clarificando lo que queremos y pensando en el bien de la población.
Al mismo tiempo, es necesario que nos concienticemos de la traición que López está perpetrando en contra del pueblo mexicano, ya que cada decisión o medida que toma está hecha con el afán, ya sea de perjudicar al pueblo o de aumentar el control político y económico sobre los otros poderes o sobre la población, afianzando y consolidando con ello su poder autocrático.
Es de vital importancia para la vida nacional hacer del dominio público las verdaderas intenciones autoritarias de un hombre con alma de dictador, que no tiene su corazón en la humilde bandera tricolor, sino en la bandera roja del movimiento comunista internacional.