Por: Graciela Cruz Hernández
Nació Rafael Lucio Nájera en Xalapa, Veracruz al parecer el 2 de septiembre de 1819, su padre fue Vicente Lucio, comerciante español, quien murió cuando Lucio al parecer aún no cumplía los dos años de edad, su madre era María Gertrudis Nájera, quien al enviudar se casó con el médico potosino doctor Manuel Salas, quien ayudó a formar en Rafael la vocación a la medicina.
Rafael cursó en San Luis Potosí los estudios elementales, para posteriormente trasladarse en 1838 al Distrito Federal para ingresar al Establecimiento de Ciencias Médicas.
Se distinguió por ser un alumno brillante y como tal recibió su título profesional en el año de 1842
Al siguiente año fue nombrado Director del Hospital San Lázaro para enfermos leprosos, y este cargo lo desempeñó hasta el año de 1862. Fue en este hospital donde el doctor Rafael Lucio hizo originales y notables contribuciones.
A la Escuela Nacional de Medicina llegó en 1845, al tiempo fue nombrado sustituto en la cátedra de medicina legal; ganó en 1851 por oposición la cátedra de Patología Interna. Como profesor adjunto impartió diversas cátedras como las de química y operaciones. En la Escuela Nacional ocupó varios cargos.
Viajó a Europa al parecer en dos ocasiones donde visitó hospitales de renombre. A su regreso puso en práctica los conocimientos adquiridos.
Publicó junto con Ignacio Alvarado en 1852 un tratado muy completo sobre lepra titulado: «Opúsculo sobre el mal de Lázaro o elefantitis de los griegos».
Éste contaba con el estudio muy diligente de 40 enfermos; ahí se describe la forma de lepra a la que llama «Lepra conchada o Lazarina», no descrita hasta entonces, pues dice: «una de estas formas se caracteriza por la presencia de manchas rojas de la piel que no se encuentran descritas en ninguna obra publicada hasta hoy que yo conozca» -y agrega que- es probable que este tipo de lepra «sea propia de México y desconocida en Europa». Describiendo en este estudio tres formas clínicas: la lepra leonina o nodular, la antonina o anestésica y la lepra manchada o lazarina, ésta última su contribución personal y original, pues no había sido descrita anteriormente.
El autor francés Poncet en 1864 publicó «Etude sur la lepre a Mexiqueny” menciona la lepra manchada o lazarina de Lucio. Actualmente se describe y conoce en todo el mundo como «lepra de Lucio», en un merecido reconocimiento a su autor el doctor Rafael Lucio y a la Dermatología Mexicana.
También el Dr. Lucio fue Miembro Fundador de la Academia Nacional de Medicina y fue su Presidente en dos ocasiones.
El doctor Rafael Lucio Nájera era un hombre culto, no sólo en el área de la medicina sino que también era una autoridad en Pintura de tal manera que en 1864 escribió un tratado clásico: «Reseña Histórica de la Pintura Mexicana de los Siglos XVII y XVIII». Se dice que su colección privada fue considerada, muy valiosa.
Su relación con el Emperador Maximiliano, fue cercana, ya que sus tratamientos para los padecimientos del Emperador, le fueron agradecidos cuando Maximiliano le otorgó la condecoración de la “Cruz de la Imperial Orden de Guadalupe” en la clase de “oficial”.
En la obra “Maximiliano Íntimo”, el Secretario del Emperador, José Blasio, registró estas palabras de la opinión que le mereció tras la primera consulta:
“Al día siguiente a la hora del acuerdo, Maximiliano me dijo que estaba muy contento de su médico, que bastaba oírlo hablar unos cuantos minutos para ver desde luego que era un sabio en verdad y no un charlatán; que le había llamado la atención que fuera tan de pocas palabras”
El gobierno lo nombró médico de los alumnos del Colegio Militar. Sin embargo por alguna razón en la batalla del 13 de septiembre de 1847 no estuvo en el alcázar de Chapultepec, aunque tras la batalla acudió de inmediato a atender a los heridos, recibiendo por ello una medalla de oro.
También el doctor Lucio Nájera, fue unos de los firmantes del acta de defunción de Benito Juárez.
El doctor Rafael Lucio Nájera murió el 30 de mayo de1886, siendo sepultado al día siguiente en el Panteón Tepeyac de la Ciudad de México.
A tres años y meses de su muerte, el 16 de septiembre de 1889 se develaban unas estatuas que el presidente don Porfirio Díaz había pedido por medio de una convocatoria, para que cada estado de la república donara dos esculturas de héroes locales, dignos de ser recordados por sus logros políticos, científicos o militares para adornar el Paseo de la Reforma, el estado de Veracruz aportó dos esculturas siendo una de estas sobre Rafael Lucio Nájera. Las esculturas que enviaron de Veracruz eran obra de Epitacio Calvo.
La estatua del doctor Rafael Lucio, se encuentra al parecer actualmente desaparecida esto desde el 2007, existe una carpeta abierta de investigación desde el 2011, sobre este hecho.
En Xalapa, lleva su nombre una calle importante del centro histórico. En el estado de Veracruz, diversas calles y colonias llevan su nombre, así como un municipio antes llamado San Miguel el Soldado, ahora lleva el nombre del reconocido doctor. También hay algunas calles en ciudades de otros estados del país que llevan su nombre, así como algunas escuelas, recordándonos con este nombre al ilustre mexicano, médico, científico y académico, que con su inteligencia, trabajo y esfuerzo, dejó un legado para la posteridad.