Por: Graciela Cruz Hernández
Fue un poeta católico excepcional que llenó de gloria nuestra patria: Ramón López Velarde.
Nació en 1888 en Jerez de García Salinas, Zacatecas, sus primeras letras las aprendió en un colegio católico fundado por su padre.
En 1900, ingresó al Seminario de Zacatecas, donde estuvo dos años.
En 1905 abandona el Seminario y cambia a la carrera de Leyes. En ese mismo año publica su primer poema conocido.
En 1906 colaboró en la revista Bohemio, de Aguascalientes, de línea católico integrista y enemiga del modernismo literario.
En 1908, López Velarde colabora con publicaciones de Aguascalientes y Guadalajara. En San Luis Potosí leyó a Amado Nervo, a quien llamaría “máximo poeta nuestro”, cambiando sus opiniones respecto a los autores modernos.
En 1910 apoyó a Francisco I. Madero, a quien conoció personalmente ese año.
En 1911 obtuvo el título de abogado y fue nombrado juez en un pueblo de San Luis Potosí.
Ese año se presentó a las elecciones como candidato del Partido Católico a diputado suplente por su ciudad natal. Más tarde viajó a la Ciudad de México, pensando que Madero, nuevo presidente de la República, le daría algún puesto de confianza, pero no ocurrió así a causa del catolicismo militante de López Velarde.
En 1912, colabora en el diario católico de la Ciudad de México La Nación para el que escribió poemas, reseñas y muchos artículos políticos sobre la nueva situación de México y atacó, entre otros, a Emiliano Zapata.
En 1914 trabaja en las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores y también fue profesor de Literatura.
En 1916 publica su primer libro, La sangre devota, que dedica a “los espíritus” de los poetas mexicanos Manuel Gutiérrez Nájera y Manuel José Othón.
En esta obra está muy presente la liturgia católica y los temas recurrentes en toda su obra: el amor, el dolor y la preocupación por los destinos patrios. Con su obra reaparece en la poesía mexicana, la voz de la provincia.
En 1917 colabora en la revista Pegaso y a pesar de recibir ataques por su rescate de lo provinciano, por su férreo catolicismo, su prestigio literario comienza a consolidarse. En 1919 publica Zozobra, su segundo libro, considerado su mejor obra en la que aborda los problemas del deseo, la religión y la muerte.
En 1920 José Vaconcelos es nombrado secretario de Educación e invita a López Velarde a publicar artículos en dos revistas promovidas por Vasconcelos, México Moderno y El Maestro.
En este último apareció un breve ensayo “Novedad de la Patria”, donde expone las ideas que desarrollará en su poema más famoso, y que le valió ser considerado poeta de la Revolución mexicana, La Suave Patria, que escribió con motivo del primer centenario de la consumación de la Independencia en 1921. La Suave Patria está considerado el poema nacional de México. Ramón López Velarde es el poeta más específicamente mexicano, el más “nacional” de los líricos del país. Es el poeta moderno con mayor arraigo mexicano, con la sobriedad de los clásicos y un carácter religioso que lo vinculan con la tradición.
Su prematura muerte nos privó de un creador de enorme fuerza y talento y a pesar de su breve vida y obra, la importancia de López Velarde y la influencia que ha ejercido en la poesía americana moderna es indiscutible.
Ramón López Velarde murió en 1921 el mismo año que compuso su obra cumbre a la edad de treinta y tres años, dejó varios libros inéditos que se publicaron de forma póstuma.
A su muerte, José Vasconcelos ordenó que se le tributaran honores como poeta nacional, y su poema La Suave Patria se exaltó como expresión suprema de la nueva mexicanidad.