Por: Graciela Cruz Hernández
René Capistrán Garza, nació en Tampico, Tamaulipas, el 26 de enero de 1898. Estudio Derecho en la Universidad Nacional de México.
Fue presidente Nacional de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana de 1918 hasta 1923.
En enero de 1920, fue electo Regidor del Ayuntamiento de la Ciudad de México, por el Partido Nacional Cooperativista (PNC), partido que desapareció después de la rebelión delahuertista.
En 1925, fue de los fundadores de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, (LNDLR), el artífice de la idea fue Teófilo Pizano, esta Liga fue la que se impuso en la organización del levantamiento armado de la Guerra Cristera. A fines de 1926 fue nombrado por los dirigentes de ésta como “Comandante Supremo” de los diversos alzamientos cristeros en el país. En 1927 viajó a los Estados Unidos para conseguir dinero y armas para los cristeros, fracasando en el intento.
Fue desterrado de México, vivió en San Antonio, Texas, y en La Habana, Cuba, regresando a México hasta 1937.
Interesado por el periodismo trabajó en El Sol de México, El Universal, y la revista Impacto. Desde 1938 fue Director del periódico “Novedades”. Publicó un desplegado llamando a la insurrección popular contra el gobierno marxista de Lázaro Cárdenas.
Participó como asesor histórico de la galardonada película de Julio Bracho, “La Virgen que forjó una Patria”. (Director Julio Bracho. Con: Ramón Novaro, Julio Villareal, Domingo Soler, Gloria Marín. Guion: J. Bracho y René Capistrán Garza. MÉX. 1942).
En 1949 fundó el periódico “Atisbos”.
Escribió: “La Iglesia católica y la Revolución mexicana. Prontuario de ideas políticas” (1964).
Anticomunista declarado, el 14 de Septiembre de 1968, bajo el amparo de la “Unión de Católicos Anticomunistas Mexicanos” hace un llamado a los católicos para que luchen contra la intervención política extranjera apoyando patrióticamente al Presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Al parecer no estuvo nada de acuerdo con el Concilio Vaticano II, pues a partir de 1971 participó con los católicos tradicionalistas de la Unión Católica Trento, dirigida en sus inicios por el P. Joaquín Sáenz y Arriaga. También eso nos lo deja ver en sus obras “El reto político de la falsa Iglesia” (1969) Colección de 23 artículos publicados en El Sol de México, y también en “Caos en la Iglesia y Traición al Estado” (1970).
René Capistrán Garza, murió el 19 de Septiembre de 1974.
El 26 de noviembre de 1926, René Capistrán Garza proclamó las siguientes palabras en su Manifiesto a la Nación (que en parte, bien podría parecer escrito para nuestro tiempo presente):
“El régimen actual que oprime a la Nación mexicana manteniéndola humillada bajo la férula de un grupo de hombres sin conciencia y sin honor, está sustentada sobre los principios destructores y subversivos de una política que pretende convertir a la patria en un campo de brutal explotación y a los ciudadanos en un conglomerado sujeto a la esclavitud.
Destrucción de la libertad religiosa, de la política, de la enseñanza, del trabajo de la prensa, negación de Dios y creación de una juventud atea; destrucción de la propiedad privada por medio del despojo, socialización de la fuerzas productoras del país, ruina del obrero libre por medio de organizaciones radicales; despilfarro de los bienes privados, desconocimiento de las obligaciones internacionales, tal es sustancialmente el monstruo programa del régimen actual.
En una palabra la destrucción sistemática y deliberada de la Nación mexicana aniquilando su ser interior y concitando el odio en el exterior; el dominio implacable de un régimen bandolero sobre la población inerme, honrada y patriótica; la relación total y cínica de los derechos ajenos en todos los órdenes, políticos, cívicos, morales, económicos y religiosos. Una esclavitud férrea impuesta por las armas y el terror de los tiranos, a quienes es preciso destruir por el terror y las armas.
El santo derecho de la defensa, he aquí toda la base moral de este movimiento. A este derecho inalienable se adhiere fuertemente la conciencia nacional.
La necesidad vital de destruir para siempre los viciosos regímenes de facción para crear un gobierno nacional; la aspiración incontenible de abolir las prerrogativas de la fuerza con la fuerza irresistible del derecho de ahí toda la razón de ser este movimiento que es el impulso popular hecho realidad viva.
México, está en la necesidad de salvarse de sus tiranos y para eso necesita destruirlos.
No es una revolución; es un movimiento coordinador de todas las fuerzas vivas del país.
No es una rebelión; es la enérgica e incontenible represión contra los verdaderos rebeldes que desafiando la voluntad popular están ejerciendo el poder.
La rebelión está ahí en el llamado gobierno, que contra la misión propia de los verdaderos gobiernos están destruyendo el bien común. La rebelión está en la justicia negada, en la libertad destruida, en el derecho atropellado, y es tanto más inicua y criminal esa rebelión contra la sociedad y la patria, cuanto que para legitimarla se usurpan las augustas funciones de la autoridad pública.
El pueblo de México quiere renacer definitivamente a su nación, quiere recoger el cuerpo desagarrado y palpitante reanimándolo con la sabia generosa y fecunda de una buena administración que circula por las arterias del organismo social.
México esta sojuzgado; pero vive y alienta en él una fuerte voluntad. Sus tiranos van a saber por primera vez en su vida lo que es y lo que vale un pueblo que defiende su libertad y que por ella sabe luchar y morir.
No queremos privilegios para nadie; queremos justicia para todos, libertad y garantías dentro de la libertad.
En este principio está encerrado nuestro amplio y completo programa que se publica por separado y cuyos puntos básicos van a continuación. La hora de la lucha ha sonado. La hora de la victoria pertenece a Dios”.