POR: GONZALO DE SANDOVAL Y CÁCERES
¿Sabía usted que en 1958, estando en la Sierra Maestra, Fidel Castro declaró que una vez que derrocara a Fulgencio Batista lucharía por el poder mediante elecciones libres?
En 1952 Fulgencio Batista llega al poder en Cuba mediante un golpe de Estado que depone al Dr. Carlos Prío Socarrás del poder en Cuba. A partir de entonces, Batista ejerce una férrea dictadura en la que suprime los partidos políticos, para lo cual ejerce una dura represión en contra de la oposición en su país; suspende la Constitución de 1940 y permite una corrupción vergonzante en el Gobierno y en la Administración pública.
En 1956 Fidel Castro recibe entrenamiento en estrategia guerrillera en la hacienda de Chalco en México bajo las órdenes del general republicano español Alberto Bayo. El 25 de noviembre de ese mismo año Fidel Castro y un grupo de guerrilleros zarpan de Tuxpan Veracruz en el yate Granma provistos de armamento moderno.
En diciembre de 1956 desembarcan en suelo cubano e inmediatamente después se remontan a la Sierra Maestra, desde donde empiezan una guerra de guerrillas en contra de la dictadura de Batista. Estando ahí, en la Sierra Maestra, Castro declaró dos años después lo siguiente:
“No estamos luchando por el poder; estamos luchando para terminar con la tiranía y, entonces, nuestro movimiento luchará por el poder mediante elecciones libres. No queremos el poder por la fuerza”.
Después de dos años de iniciada su lucha en contra de Batista, el 8 de enero de 1959, Fidel Castro Ruz hace su entrada triunfal en la Habana, Cuba. De esta manera, Castro derrocó al dictador Batista y toma el poder y control total de la isla. Como dato interesante, cabe mencionar que de 1959 a 1976 el abogado cubano Osvaldo Dorticós Torrado fungió formalmente como presidente de Cuba, a fin de darle al gobierno castrista un toque democrático; sin embargo, Cuba y el mundo entero sabían que quien mandaba en realidad era Fidel Castro.
Entonces, muy pocos imaginaban que la férrea dictadura de Batista habría de ser sustituida por otra férrea dictadura, que ha superado los abusos cometidos por Batista, ya que Castro en su larga permanencia de 57 años en el poder, de 1959 a 2016, año en el que murió, suprimió a la oposición política de su país, y por ende a la democracia, mediante el encarcelamiento y el confinamiento en campos de concentración de todo aquel que se opusiera a su régimen dictatorial, cancelando además la libertad de tránsito, la libertad de pensamiento, la libertad de reunión y la libertad religiosa.
Asimismo, como ha sido característico de los regímenes comunistas, Castro implementó un implacable control en la vida económica de la isla caribeña, a través de la supresión de la propiedad privada en el campo y la ciudad, el monopolio del Estado en la economía, la anulación de la libertad de asociación entre productores, así como la eliminación de la libertad de empresa. Todo ello ha hecho de la economía cubana una de las más pobres del continente y del mundo.
Con la dictadura que implementó Castro, y que han seguido ejerciendo sus sucesores, la situación económica para el pueblo cubano es deplorable, siendo reflejo de ello los siguientes datos: el salario y pensiones son sumamente bajos (entre diez y 20 dólares mensuales); el 57% de las viviendas se encuentran en ruina así como las calles y alcantarillados; la salud y la educación, desde hace muchos años, son pésimas; escasean la electricidad, el agua potable, los alimentos, las medicinas, el combustible, la ropa, el jabón, la pasta de dientes, el papel higiénico, el calzado, entre muchos otros satisfactores.
En este sentido, resulta revelador que un estudio dado a conocer en 1980 por el Banco Mundial señalaba que el promedio del crecimiento anual del Producto por Habitante de 1960 a 1978 fue del 3.3% en Costa Rica, 2.9% en Guatemala, 2.3% en Nicaragua, 1.8% en El Salvador y 1.1% en Honduras, mientras que en Cuba, en el mismo periodo, tuvo una disminución del -1.2%, lo cual significa que en estos años, mucho tiempo antes de que la entonces Unión Soviética cortara la asistencia económica a la isla, los cubanos disponían de menos bienes y servicios de los que tenían cuando Castro tomó el poder en 1959, presentando uno de los crecimientos económicos más bajos de Iberoamérica.
A ninguna dictadura comunista le interesa elevar las condiciones económicas y sociales de la población, llámese Cuba, pasando por la ex Unión Soviética, los países de la que se denominó la “Cortina de Hierro” y, por supuesto, las actuales dictaduras marxistas iberoamericanas, tales como Venezuela, o Nicaragua, ya que el comunismo se hizo para controlar política, económica y socialmente a la población mediante una dictadura donde el gobierno monopoliza y maximiza el control político, económico y social de la gente, a fin de perpetuarse indefinidamente en el poder y enriquecerse desmedidamente, para lo cual acaba con la oposición política y la independencia sindical, valiéndose de la represión, el asesinato y el confinamiento de la disidencia política en campos de concentración; destruye la libertad de prensa; desaparece a las instituciones que gozan de autonomía del Estado; y arruina a la economía y pauperiza a la población para favorecer el clientelismo político mediante dadivas económicas y programas asistenciales que en nada resuelven la desesperación social y la pobreza del pueblo.
Existen personas que culpan de la disminución del nivel de vida en Cuba al bloqueo que han impuesto los Estados Unidos; sin embargo, se les olvida lo siguiente: si los estadounidenses explotaban a Cuba, sería lógico pensar que al irse el explotador la situación económica debería de haber mejorado, cosa que no ha sucedido. Quizá sería más lógico pensar que Cuba únicamente cambió de dueños, sólo que los nuevos saqueadores del pueblo cubano (la burocracia política castrista coludida hasta 1989 con la desaparecida Unión Soviética) resultaron ser más despiadados en la extracción y explotación de la riqueza y en el control y sometimiento espiritual, económico y social de la nación cubana.
Frente a este pavoroso panorama de más de seis décadas de dictadura, represión y pobreza, la desesperación se ha apoderado de los cubanos, quienes ante cualquier oportunidad huyen despavoridos del “paraíso socialista”, en busca de obtener su libertad y mejorar sus condiciones de vida, escapando de la isla en balsas improvisadas que permanecen a la deriva durante varios días sin importarles arriesgar sus vidas. Al respecto, cabe recordar que en 1979, días después de que el dictador cubano anunciara que se podía ir de la isla cubana “quien quisiera,” para que 10,800 cubanos, entre hombres, mujeres y niños, abandonaran sus pocos bienes e invadieran la embajada peruana en busca de una visa que les permitiera salir de Cuba; de la misma manera, cuatro años más tarde, en 1980, huyeron de la isla 150,000 cubanos, en el ya histórico episodio de Mariel, mientras que el episodio más reciente ocurrió el pasado lunes 4 de enero de este año 2021, cuando un grupo de doce balseros cubanos alcanzó Cayo Hueso, en el extremo sur de la península de Florida, a bordo de una precaria embarcación, siendo detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense y la policía local.
Ante la dictadura que sufre el pueblo cubano, cabe señalar que Luz Escobar (periodista cubana del portal 14 y medio) denunció en el Foro virtual, organizado en agosto de 2020 por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, que “El monopolio del régimen sobre los medios es absoluto. Lo que se cuenta en la prensa es pautado por el Partido Comunista. Como es natural, nosotros estamos en un plano de ilegalidad”, explicó, aludiendo sobre las condiciones en las que realiza su trabajo.
Asimismo, agregó que “El precio que tenemos que pagar por informar es la represión. Nuestra figura es denigrada, nuestro trabajo satanizado, y acusados de estar al servicio de una potencia extranjera; somos acusados de mercenarios”, señaló la periodista cubana.
Al contrario de lo que ha ocurrido en la mayoría de los países americanos, Escobar recordó que en Cuba “no ha habido alternancia en el poder por más de 60 años”: “Un grupo de ancianos está rigiendo los destinos del país, a espaldas de la voluntad del pueblo cubano que no quiere seguir viviendo en los años 50”.
Escobar explicó que actualmente se aplica en Cuba la “regulación”, como una de las últimas estrategias de represión aplicadas por el régimen cubano, el cual “Implica que una persona tiene limitación de salida del país. El Gobierno te pone en una lista de regulados, y esto te impide viajar. Esto se hace para impedir que las voces críticas lleguen a otros lados”.
“En Cuba los derechos humanos son sinónimo de mercenarismo, sinónimo de algo malo, de que uno está haciendo algo malo”, terminó.
De esta manera, durante más de seis décadas, han sido miles las denuncias, dentro y fuera de Cuba, relacionadas con la muerte, desapariciones y detenciones políticas de personas que no han estado de acuerdo con la dictadura de Castro y sus herederos políticos.
No existe un número certero de las víctimas que han muerto por estar del lado de la disidencia cubana; sin embargo, algunas ONG han buscado documentar las víctimas de la tiranía del gobierno cubano, como es el caso de la organización Archivo Cuba, con sede en Miami, la cual señala que en más de medio siglo que lleva la Revolución se fusilaron a 3,116 personas y otras 1,166 fueron ejecutadas extrajudicialmente, aunque reconoce que es «muy difícil» saber los números exactos.
Por su parte, el proyecto denominado «Verdad y Memoria» de la organización Archivo Cuba, en el que participan miembros del exilio cubano en Estados Unidos, busca documentar los casos de víctimas del gobierno cubano durante los 62 años que lleva en el poder.
María Werlau, directora de Archivo Cuba, declaró a BBC Mundo que «es imposible saber cuántas personas han muerto en prisión» y añadió que «Creemos que son cientos al año. Tristemente solo podemos imaginarlo».
«Pero sospechamos que pueden ser decenas de miles de personas más, porque en casi seis décadas muchas vidas se han perdido y no hay forma de contarlas».
Hasta el último día del año 2015, este grupo tenía documentadas 7.062 muertes y desapariciones que son «atribuidas al régimen castrista» desde 1959, año en que se inició la dictadura.
Es evidente el fracaso económico-social, la represión y el asesinato de miles de cubanos disidentes por parte de la dictadura instaurada por Fidel Castro hace 62 años y que ha proseguido su hermano Raúl Castro y el actual “presidente” Miguel Díaz-Canel, quienes se han encargado de encarcelar, fusilar o desprestigiar, a través de su propaganda política, a toda aquella persona que se oponga a su gobierno o al que intente dejar la isla, acusándolos de “antisociales”, de “marranos”, “contrarevolucionarios”, “gusanos”, etc.
Esto es verdaderamente una ofensa a la dignidad humana. En México equivaldría a tachar de “antisocial” a todos los partidos políticos de oposición y a todos aquellos que no compartieran la ideología gubernamental; asimismo, sería tanto como calificar de “marranos” a todos los mexicanos que huyen de nuestro país buscando mejores oportunidades de vida en los Estados Unidos. Con ello, millones de nuestros compatriotas tendrían el carácter de “contrarevolucionarios” por el simple hecho de pensar diferente, ser pobres o de intentar mejorar su calidad de vida en otro país.
No es posible que cerremos los ojos a las arbitrariedades e injusticias perpetradas por el dictador cubano y sus sucesores sólo porque se hacen llamar “socialistas”, “progresistas” o “revolucionarios”, justificando con ello las violaciones a los derechos humanos más elementales.
En nuestra época han proliferado los dictadores que se han escudado bajo la careta de gobernantes de “izquierda” o “progresistas”, mismos que han recibido apoyo moral de pseudointelectuales que prodigan una doble moral que justifica las violaciones a los derechos humanos cuando son cometidos por dictaduras que se autodenominan como “marxistas”, mientras que por otra parte se rasgan las vestiduras y condenan a los gobiernos o dictaduras de derecha cuando cometen abusos y violan los derechos humanos. Ante esta lógica podemos pensar que si Pinochet o Somoza se hubieran autonombrado como regímenes “marxistas”, quizá no hubieran sido tan duramente condenados por la opinión pública mundial.
Es hora de llamarle al pan “pan” y al vino “vino”. La dictadura castrista y sus herederos (su hermano Raúl y Díaz-Canel) es una de las peores tiranías que registra la historia reciente del mundo. Por ello, la administración saliente del presidente Trump incluyó, el 11 de enero pasado, a Cuba dentro de la lista de países considerados como «Estados patrocinadores del terrorismo».
Al respecto, el Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo declaró que «Durante décadas, el gobierno cubano ha alimentado, alojado y brindado atención médica a asesinos, fabricantes de bombas y secuestradores, mientras que muchos cubanos pasan hambre, se quedan sin hogar y no tienen medicamentos básicos», añadió en un comunicado.
¿Cambiará el nuevo gobierno de Joe Biden la relación con Cuba o se mantendrá la posición de Trump de catalogar a la isla como patrocinadora del terrorismo?, ¿a 62 años del inicio de la dictadura y ante las crecientes presiones internas y externas, pro defensa de los derechos humanos en la isla, se abrirá Cuba a la democracia y al respeto de las garantías de su pueblo?
Al parecer, de momento no se vislumbran cambios importantes que permitan albergar esperanzas de mejoría para los cubanos; no obstante, el tiempo lo dirá.