Por: Graciela Cruz Hernández,
Salvador Toscano Barragán nació en Guadalajara, Jalisco, el 24 de marzo de 1872, sus padres fueron Esteban Toscano y Refugio Barragán Carrillo, ambos eran profesores. A temprana edad Salvador quedó huérfano de padre, de tal manera que su madre que aparte de ser educadora era escritora, decidió mudarse a Ciudad Guzmán (Zapotlán el Grande) Salvador tenía un hermano de nombre Ricardo. Ahí en su nuevo lugar de residencia los niños hicieron sus primeros estudios y luego en Guadalajara, los continuaron en el Seminario Conciliar de San José.
Después la familia se muda nuevamente, esta vez a la Ciudad de México donde los jóvenes ingresan a la Escuela Nacional Preparatoria y a la Escuela Nacional de Ingenieros donde Salvador obtuvo en 1897 el título de ingeniero topógrafo e hidrógrafo.
Sucede que siendo aún estudiante leyó la revista francesa “La Nature” ahí fue que conoció sobre el descubrimiento que habían realizado los hermanos Lumière, descubrimiento que en ese momento aún estaban perfeccionado. Salvador Toscano a la edad de 24 años, en 1896, se dio a la tarea de conseguir importando y pagando a plazos, los primeros aparatos cinematográficos (proyector y tomador de vistas) que llegaron a México.
México se convirtió en el primer país del continente en gozar de ese maravilloso invento, pues el presidente de la República había pedido a los hermanos Lumière el poder admirar su maravilloso invento; petición que fue concedida la noche del 6 de agosto de 1896 cuando el presidente Don Porfirio Díaz presenció, acompañado de su familia y de algunos amigos en el Castillo de Chapultepec, en una función privada a cargo de los representantes de los Lumière, Bernard y Gabriel Vayre, así pudieron maravillarse con las imágenes proyectadas. Estos representantes de los hermanos Lumière retrataron al presidente Díaz en varios de sus filmes, donde el presidente realizaba algunas de sus cotidianas acciones, algunos de esos filmes aún los podemos disfrutar hoy día.
Salvador Toscano precursor del cine nacional abrió en 1898 la primera sala pública de exhibición en México, la llamó “El Cinematógrafo Lumière”. En el sótano de la Droguería Plateros en calle del mismo nombre (Hoy Madero, en el centro histórico de la Ciudad de México) el Cinematógrafo Lumière fue presentado al público, ahí proyectó cortometrajes de los Lumière, con acompañamiento musical proporcionado por un fonógrafo Edison.
Salvador Toscano, con una gran visión del futuro trató de preservar, hasta donde fuera posible, todo ese conjunto valioso de películas. Los principales temas filmados en la cinematografía nacional fueron por lo general, imágenes de actualidad y reportajes que constituían una suerte de primitivos noticiarios filmados. Movilizó su equipo por diferentes estados de la República. Filmó y realizó también el tiraje de copias, recopilando su propio material documental: llegada de trenes, desfiles y actos oficiales, etc.; las imágenes de los hechos más significativos, como por ejemplo, la destrucción que causó un gran terremoto en Guanajuato, Carreras de caballos, en las que en algunas de las imágenes se muestra al presidente Porfirio Díaz en el Hipódromo de la Condesa, La Villa de Guadalupe y más.
También exhibió numerosos documentales de la actualidad internacional de su tiempo, como Alfonso XIII en París, El gran incendio en Denver, La revolución en Rusia, La Conferencia de paz en Portsmouth etc.
Salvador Toscano el año 1898 inicio el rodaje de la película que exhibió en 1899 el filme Don Juan Tenorio, que dio base al cine de argumento en México, el clásico Don Juan Tenorio, basado en la obra del escritor español José Zorrilla y protagonizado por el actor Paco Gavilanes. Puede considerarse la primera película genuinamente mexicana, Salvador Toscano abrió una sala de cine el legendario Salón Rojo, en la Ciudad de México.
En 1900 emprendió un viaje a través de los Estados Unidos que financió vendiendo timbres de su colección y exhibiendo vistas en pueblos pequeños. En septiembre de ese año llegó a las Cataratas del Niágara, luego fue a embarcarse en Nueva York rumbo a París. Visitó la Exposición Universal, convivió con intelectuales de diversos países y entró en contacto con Georges Méliès (autor del cine fantástico) para tratar de asegurar que le enviara una dotación de películas para exhibir.
Estuvo en España y regresó a México con un gran aprendizaje y dispuesto a innovar y diversificar las proyecciones cinematográficas. Con su cámara cinematográfica recorrió buena parte del país, filmando y proyectando sus tomas en los lugares donde llegaba el ferrocarril y donde había acceso a la luz. En 1906 realizó diversas exhibiciones en Guadalajara con la intención de establecer un cine permanente, como lo haría en Atlixco donde se asoció con su madre.
Realizada su intención, el 4 de julio de 1907 se inauguró el Museo de diversiones Olimpia en Guadalajara, el cual tenía salón cinematográfico, ilusiones ópticas, máquinas para pesar, medir la fuerza, obtener botones, letreros y tarjetas postales. También tenía estereoscopio o panorama, cantina y teatro de vaudeville. Realmente un completo espacio de entretenimiento.
Salvador Toscano se casó con Enedina Escobedo en 1909 de su matrimonio nacieron cuatro hijos.
Por la Revolución Mexicana, filmó imágenes de sucesos históricos para mostrarlos a sus contemporáneos y para conservarlos para la posteridad. Desde 1912 concibió la idea de hacer un largometraje titulado “Historia de la Revolución Mexicana” que año con año se adicionaba con las imágenes más recientes, la cual llegó a su última exhibición en 1936.
Al paso de los años, Salvador Toscano Barragán siguió pendiente de sus películas pero al final de su vida se dedicó al trabajo en la Dirección de Caminos, hasta que falleció en la Ciudad de México, víctima de una larga enfermedad, muriendo el 14 de abril de 1947. Afortunadamente su hija Carmen Toscano formó las “Memorias de un mexicano”, producida en 1950, de esa manera honraba la memoria de su padre, pionero del cine nacional.
Fuentes:
https://www.observatoriodelaingenieria.org.mx