Por: Voniac Derdritte
Capítulo 1
Más de una vez, la frase “debemos (o no podemos) hacer X o Y porque vivimos dentro de un sistema” ha llegado a nuestros oídos, con un subsecuente abrazo de resignación debido a ello. Otra, quizás más frecuente, es “el Sistema es el problema” y por lo tanto, su solución “novedosa”, propuesta y difundida siempre en las campañas electorales, es la de decir: “hay que reformar al Sistema (económico, educativo, etc.)”. Pero…¿Qué es El Sistema? ¿Dónde se encuentra? Y lo más importante…¿Cuál es tu propósito en él?
El Sistema es omnipresente y permanente. Está a tu alrededor, en todas partes. Está contigo cuando naces, cuando ingresas a la escuela, cuando vas al trabajo, cuando pagas tus impuestos, cuando votas a tu próximo líder, cuando vas a misa, cuando vas al doctor, cuando te enamoras y actúas de una forma diferente y especial, cuando dices “gracias”, “por favor”; cuando te planteas metas a realizar, sueños a alcanzar; cuando escoges el modelo de tu nuevo automóvil o celular, cuando eliges tu nuevo “look”, e incluso, cuando determinas que una u otra idea, cosa o acción es “buena” o “mala”. En todo momento, sin importar qué hagas, digas, pienses o sueñes, el Sistema se hace presente y se manifiesta, pues tu actuar, decir, pensar o soñar, no proviene de tu juicio ni de tu elección, sino del Sistema, y tampoco está dirigido a lograr tu realización en la vida ni a crear un mundo mejor, más valiente o más feliz, sino única y exclusivamente a lograr la perpetuidad misma del Sistema. Dicho con otras palabras, en este momento tan avanzado de la Historia, el Sistema es, de facto, tu realidad como miembro de una sociedad. Tú no eres más que su simple creación, y tus ideas, planes, sentimientos, gustos y ambiciones, su expresión inducida, el medio para su autoreciclaje deliberado.
¿Qué es entonces el Sistema? Control, dirección y regulación. En nuestro tipo de sociedad postmoderna, el Sistema es una estructura de poder, dominio y manipulación diseñada artificialmente para mantener a una población humana bajo control: sus metas orientadas hacia un fin determinado y su conducta regulada con miras a crear una estabilidad y predictibilidad social benéfica para aquellos que detentan el poder. Dicho con otras palabras, el Sistema es un juego creado por pocos para controlar a muchos. Como todo juego, éste puede ser positivo, productivo y recreativo, u ocioso, destructivo y negativo para sus jugadores. Es decir, la creación de un sistema es instintivo para la especie humana, todas las civilizaciones han tenido uno, y sin embargo, éste puede estar estructurado para el beneficio de una mayoría o de una élite. Desafortunadamente, en nuestra sociedad postmoderna, la estructura de poder, control y regulación que hoy en día y desde hace 72 años nos rige, no está al servicio de los más, sino de los menos. Otra forma de comprender lo que es el Sistema es imaginar el cuerpo humano. Éste tiene un sistema nervioso central (el cerebro) del cual, en mayor o menor medida, dependen todos los demás subsistemas, como el digestivo, el respiratorio, etc. Todos éstos tienen una función conjunta, un propósito último, que es mantener con vida al cuerpo y permitir su reproducción, o sea, su autoperpetuación. En el caso de nuestra sociedad, el sistema nervioso central es la finanza (en pocas palabras, el dinero) de la cual dependen todos los demás subsistemas, como el económico, el político, el educativo, el sanitario, etc. Así como sucede en el cuerpo humano, en nuestra sociedad, todos los subsistemas están interconectados y diseñados para trabajar armónica y sincronizadamente entre sí. De igual manera, así como el cerebro lo controla todo a través de los nervios, en nuestra sociedad, la finanza, o sea los bancos, lo controlan todo a través del dinero, pues como se nos dice desde pequeños, en esta vida, para hacer cualquier cosa, se necesita de dinero. Sin un capital, nadie puede hacer nada. Por ello, por esa simple razón, es que el Sistema que rige a la sociedad occidental del siglo XXI es en la práctica control, pues el funcionamiento de nuestra sociedad depende completamente del flujo de capitales. Luego entonces, con el dinero como condición inevitable para la acción, los esfuerzos de la gente están dirigidos a obtenerlo a como dé lugar, pues mientras más de éste se obtenga, mayor poder y libertad de actuar se tendrá.
Finalmente, el Sistema cuenta con una creación propia para regular lo que la gente hará con el dinero obtenido: la cultura. Mediante cada uno de los subsistemas (educativo, mediático, económico, político, etc.) en la sociedad, el Sistema inserta en la mente de las masas ambiciones y metas predeterminadas, artificiales y antinaturales, que aunque diversas y atractivas, no tienen otra función que captar el dinero de las personas, y a cambio de ello provocarles emociones, placer y satisfacción, por lo tanto reforzando su deseo de más dinero, volviéndolas más dependientes del propio Sistema, cerrando así el círculo, domesticando así al ser humano. El Sistema como origen de todo, el dinero como medio para todo, la cultura materialista y consumista como fin de todo. Control, dirección y regulación.
Para que todo Sistema sea estable, éste necesita de estándares, equivalencias y orden en sus procesos. En otras palabras, homogeneidad y predictibilidad, inducidos mediante la ilusión de la elección y el sentido de propósito. Si estas condiciones no se encuentran, éste colapsa. Por ejemplo, considera lo siguiente: todos podemos elegir nuestra forma de vestir, pero debemos usar atuendos parecidos o arriesgarnos a ser mal vistos; podemos elegir de entre miles de restaurantes para almorzar, pero al final, en casi todos ingerimos los mismos alimentos modificados; podemos decidir ir a escuelas públicas o privadas, pero siempre formamos parte del mismo sistema educativo; podemos optar por trabajar para alguien o tener nuestra propia empresa, pero siempre debemos pagar impuestos; podemos elegir democráticamente entre el partido rojo, azul o amarillo, pero nunca por salirnos de la democracia e instaurar una monarquía o una dictadura. Y lo más importante: todos podemos decidir con libertad nuestros planes de vida, pero casualmente, casi todos resultan ser básicamente el mismo: viajar, ser ricos, tener una empresa, tener parejas sexuales atractivas, hijos, carros, casas, lujos, buena comida y bebida, ropa cara, fama, reconocimiento, una vida de emociones placenteras, sin preocupaciones, y una muerte tranquila, indolora y de preferencia lo menos pronto posible.
La máxima creación del Sistema es la persona promedio de nuestra era, según su propia opinión, merecedora de todo, especial, única, bella, inteligente, capaz y valiosa. En realidad, no más que una copia en serie, una persona más entre cientos de millones de seres humanos dueños de la misma conducta superficial, visceralmente emocional y ociosamente hedonista; las mismas ambiciones materiales y las mismas expectativas consumistas de vida. Para el Sistema que nos rige, si todas las personas piensan y actúan de la misma manera, éste obtiene la homogeneidad social, si además todas quieren lo mismo, es decir lo que el mismo Sistema ofrece, entonces éste alcanza la predictibilidad de las masas, y si esto último se logra, entonces aquellos que crean y controlan al Sistema consiguen el objetivo eternamente deseado por los verdaderos dueños del mundo: el dominio estable y perpetuo de la especie humana.
Concluyamos entonces que el Sistema actual es una creación artificial de control, dirección y regulación conductual de la humanidad, impuesta por una Élite trasnacional, que por supuesto, al ser sus integrantes los dueños del capital internacional, y por lo tanto de todo de lo que del dinero depende, no está sujeta a dichos mismos mecanismos de control creados por ella. Es decir, el mundo postmoderno es su creación y ellos son los señores y reyes de éste. Las víctimas del Sistema, los súbditos, somos nosotros, que cual ganado, servimos sólo para ser ordeñados de nuestra energía vital y robados de nuestro dinero con el único propósito de perpetuar el Sistema creado y regido por ellos.
Por el momento es suficiente. La próxima vez, estudiaremos lo que es la cultura, cómo se moldea, cómo solía ser antes y qué rol juega en su manutención la persona promedio de hoy en día.
“Si el Sistema es una prisión invisible, omnipresente, será mil veces preferible ser un prisionero despierto, consciente de ella, alerta, presto a derrocar a sus captores y escapar, que un esclavo inconsciente, sumiso ante ella, y dueño sólo de una vida a merced de sus amos.”