Por: Gustavo Novaro García
Los paraísos fiscales se crean porque existen los infiernos impositivos. Desde que se crearon las primeras sociedades organizadas fue necesario para el sostenimiento del aparato administrativo la recaudación de impuestos, al principio en especie: ya fuera prestaciones personales, por ejemplo, incorporarse a las fuerzas armadas, o proporcionar parte de las cosechas.
Con el desarrollo económico se dio paso a la monetarización, así, las contribuciones pasaron a ser en dinero. Nunca ha sido agradable pagar impuestos, pero los contribuyentes se muestran más satisfechos de pagarlos cuando ven que sus contribuciones les benefician directamente.
De esta forma, uno de las principales causales de la separación de las colonias norteamericanas de la corona británica, fue el concepto de “No taxation without representation”, es decir, que el pago de impuestos se debía de ver reflejado con representantes de las colonias en el parlamento, lo que no sucedía.
En tiempos recientes ha sido una tendencia mundial que los gobiernos intenten disminuir las transacciones en efectivo por parte de sus ciudadanos, con el fin de llevar un control de sus entradas y gastos y tener así una mayor efectividad recaudatoria.
La administración que asumió en diciembre de 2018, se basa en un proyecto político en el que se privilegia la entrega de dádivas a los que considera más desprotegidos en perjuicio de los sectores productivos y de las clases medias cautivas, a esto se le suma que decisiones erróneas desde el punto de vista económico, comenzando por la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco, la búsqueda de que Pemex y CFE refuercen su participación en el mercado energético por encima de los inversionistas privados, y la cesión en avances que se habían logrado con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y que se perdieron con el recientemente aprobado TMEC, en particular en el sector automotriz, provocaron una caída económica, y con ello un desplome en la recaudación fiscal.
Ante esto, el gobierno reaccionó con medidas para aumentar la recaudación de contribuciones y apretar más a quienes deben de pagar impuestos directos. En este contexto, la Cámara de Diputados aprobó el paquete de ingresos 2020. En la modificación hecha por el Senado, se estableció que acotar la responsabilidad solidaria a los directivos, a fin de cuidar el trato jurídico que se les da, solo se llevará a cabo en casos de gravedad.
Pero, se especificó que la responsabilidad de los directivos será procedente cuando la persona moral incurra en conductas graves, respecto de las cuales es inexcusable el desconocimiento o no intervención de los gerentes y administradores, tales como no llevar contabilidad, deducir y emitir facturas de operaciones simuladas y hacer deducibles facturas con errores.
Se aplicará, asimismo, a los altos directivos si no están localizables en el domicilio fiscal registrado ante el Registro Federal de Contribuyentes; por omitir enterar las cantidades que por concepto de contribuciones hubiere retenido o recaudado; y cuando se trate de empresas ubicadas en definitiva en la presunción de haber emitido comprobantes que amparan operaciones inexistentes
Además, no se tomarán como deducibles todos aquellos gastos o inversiones, así como erogaciones en nóminas, cuando se utilicen comprobantes que amparen operaciones inexistentes.
Se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma para combatir el uso indebido de facturas, elevando a Delincuencia Organizada dicho actividad, esto le da atribuciones a las autoridades hacendarias para declarar la extinción de dominio sin presunción de inocencia. Por lo tanto, recaerá en los contribuyentes el tratar de no incumplir con las leyes, lo que ahora es un delito con penas graves, esto es, sin duda, terrorismo fiscal.