Por: Graciela Cruz Hernández
La tortilla es un alimento básico en la alimentación de la población mexicana, desde la tortilla sola con sal, hasta un buen número de antojitos mexicanos que la tienen como base.
La tortilla es un alimento milenario del cual hay historias, imágenes y códices en los que se sustenta su antigüedad sin precisar una fecha de origen, durante siglos fue una ardua labor la elaboración de dicho alimento, que incluso hoy en día las personas mayores principalmente las provenientes de zonas rurales, pueden recordar el haber visto quizá en sus hogares o en algún lugar de su comunidad a las mujeres hincadas frente al metate cerca de un fogón elaborar tan indispensable alimento que les tomaba realizarlo varias horas del día, desde la nixtamalización del maíz al ser precocido con cal, luego el cocimiento y la molienda ya fuera en sus inicios con metate, o siglos después con un molinillo manual (hoy día hay comunidades rurales donde todavía se da este proceso).
Fue hasta inicios del siglo pasado que las mentes emprendedores idearon la forma de hacer este trabajo más sencillo. En 1904, Everardo Rodríguez y Luis Romero fueron los primeros en construir una máquina para automatizar, aunque fuera en parte, el proceso. Su invento consistía básicamente en una transportadora que llevaba las tortillas al comal. El resultado: 16 mil tortillas fabricadas en un día.
Cabe decir que el primer aparato para darle forma a las tortillas data de 1905, cuando Ramón Benítez juntó dos placas cuadradas que, con ayuda de una palanca, aplastaban la masa para adelgazarla y luego la pasaba por el fuego. Les ponían a las placas un recubrimiento de hojas de plátano para evitar que la masa se pegara a las placas.
Cinco años después, Luis Romero fabricó una máquina de rodillos y troquelado, es decir, un mecanismo ya no solo para aplastar la masa, sino para recortarle de manera automática.
Con el paso de los años y varias actualizaciones, en 1915 la empresa “La India” incorporó un horno para el continuo cocimiento de las tortillas, y en 1920 fue el primero en utilizar gas y en 1921 una de estas máquinas creada por Luis Romero utilizaba petróleo.
Así continuó pasando el tiempo hasta que en 1947 el veracruzano Fausto Celorio Mendoza, nacido en Córdoba, quien es recordado como el auténtico inventor de la tortilladora, implementó y patentó el sistema de rodillos para troquelar y transportar la tortilla y funda la empresa Tortilladoras de Lujo, S.A.
Las ventas de Fausto Celorio eran muy modestas en un inicio. A principios de la década de los 50, lograba vender una máquina mensualmente.
Luego se asoció con Alfonso Gándara, un ingeniero del Instituto Politécnico Nacional, quien encontró la manera de perfeccionar el proceso dándole más textura a la tortilla, aquí empezó el auge pues las ventas se dispararon a 40 máquinas por semana. Pero aún le faltaban mejorías al invento pues uno de sus principales problemas era la regulación del calor ya que era un problema constante el sobrecalentamiento.
Fausto Celorio seguía trabajando constantemente en su diseño y para 1959 logró varias mejoras, ayudándose de tuberías internas para darle una mejor conducción al gas y así aprovechar mejor el calor.
Celorio no se detiene en su trabajo y llegan nuevas adaptaciones, usa la tecnología existente que implementada con sus propias innovaciones, dan como resultado en 1963 una máquina dúplex, logrando una increíble capacidad de producción de 132 kilogramos de tortillas por hora.
En 1975, con una presencia predominante en el mercado, su empresa, que llevaba por nombre su apellido, lanzó las primeras máquinas de bajo consumo, las cuales ahorraban hasta un 50% de gas en comparación con cualquier otra. Su producción también aumentó pues las máquinas eran capaces de producir entre 100 y 200 kg por hora.
Entre 1960 y 1980 Celorio vendió 42 mil máquinas tortilladoras, más del doble que su competidor con mayor presencia.
Con la necesidad de producir una máquina intermedia entre la sencilla (66 kg por hora) y la dúplex (132 kg por hora), Fausto Celorio lanza en 1995 el modelo 4000 que produce 131 kg de tortilla por hora.
Fausto Celorio Mendoza muere en la Ciudad de México el 30 de julio del año 1996, con 87 años de edad.
Se le atribuyen a Fausto Celorio más de 150 inventos con los cuales hizo su aporte a la renovación industrial y tecnológica del siglo XX por ello es recordado como un símbolo del emprendurismo, un innovador de talla internacional.
Después de su muerte su empresa siguió haciendo mejoras a sus máquinas tortilladoras. Ejemplo de ello es que en 1996 Se realizan mejoras al cabezal, tanto de la máquina sencilla como de la 4000, y salen al mercado la U-3000 y la U-4000. Ambos modelos permiten trabajar sin ninguna adaptación, lo mismo con la harina de maíz que con maíz nixtamalizado o la mezcla de éstas.
Un avance importantísimo y que mejoró la seguridad fue que en 1998 se instaló el innovador sistema de encendido electrónico automático que evita el uso del mechón en las máquinas. Así mismo, se instalan nuevas tapas en el horno para reducir el consumo de gas.
Después en el 2001 la empresa CELORIO empezó a inventar y lanzar al mercado nuevos modelos de máquinas tortilladoras, compactas y con sistema revolucionario, el cual reduce el consumo de refacciones y el consumo de gas, hace que la máquina sea ideal para la producción de la tortilla moderna. Y así en años posteriores ha ido mejorando e innovando su producción de máquinas. Las tortilladoras CELORIO se han hecho presentes a nivel nacional e internacional.
Sabemos que hay quienes no cambian el sabor de una rica tortilla hecha a mano recién salida del comal, pero no podemos negar que indudablemente el invento de la máquina tortilladora de Fausto Celorio Mendoza, ha venido a mejorar la industria de la elaboración de alimentos, ha quitado cientos de horas de trabajo a miles de mujeres que vieron en este invento haciendo más llevadera sus labores del hogar. Lógicamente también este invento ha aportado a la economía del país dando una muy considerable fuente de trabajo empezando desde los que fabrican los materiales para las máquinas, los trabajadores de la empresa, hasta los dueños y empleados que ganan su sustento trabajando en una tortillería.