Unidad Colectiva Nacional Único Remedio para Salvar a México

PRÓLOGO

Consumada la conquista de México por las tropas de Hernán Cortés, el trauma que representó el choque militar, religioso y social entre indígenas y españoles parecía irreconciliable en una sociedad integrada por dos culturas diametralmente opuestas en lo religioso, en lo social, en lo cultural, en lo racial y en lo espiritual.

Tan sólo diez años después de la caída de la Gran Tenochtitlán, la aparición guadalupana se nos presenta como el mensaje que hizo posible la reconciliación entre indígenas y conquistadores, quienes a través de la fe logran dejar atrás la violencia y la confrontación, lográndose así la conversión de millones de indígenas al catolicismo y la consolidación de un elemento fundamental de unión entre las dos culturas: el factor religioso.

De esta manera, la aparición y mensaje de Santa María de Guadalupe en el Tepeyac se constituye como símbolo de unidad, de reconciliación, de comprensión y de amor fraternal entre indígenas y españoles, de cuya unión nacería después la nueva raza mestiza mexicana, base de nuestra real y auténtica nacionalidad.

La aparición mariana nos dejó tres profundos mensajes a los mexicanos:

Primero.- Que sólo el amor a Dios, a través de su Santísima madre, puede unirnos en los momentos más difíciles.

Segundo.- Que los mexicanos somos un “pueblo elegido” por Dios para acoger el espíritu de amor, de fraternidad y de unidad que nos brindó a través de Santa María de Guadalupe.

Tercero.- Que nuestro mestizaje indoespañol fue bendecido por Dios y la Santísima Virgen a través de la imagen de Santa María de Guadalupe, que representa una mujer joven con características mestizas, que sintetiza los rasgos raciales de ambas culturas.